Punto y final a la segunda etapa del ‘Gato de Aracena’: Rubén Gálvez se despide del Recreativo con una emotiva carta y una espina clavada, no haber logrado el regreso al fútbol profesional.
Fin de una etapa histórica. Rubén Gálvez ha dicho adiós al Recreativo de Huelva. El que fuera capitán del Decano cierra su segunda etapa en el club de su vida, después de que, tal y como adelantó Albiazules.es, la entidad le comunicara que no contaba con él de cara al próximo proyecto en Segunda RFEF. Una decisión que le llega tras la rescisión automática del contrato que le unía con la entidad albiazul hasta 2027, tras el descenso de categoría.
El adiós de Rubén no es uno más. El guardameta onubense se marcha habiendo escrito su nombre con letras de oro en la historia del Decano. Nadie ha vestido más veces la camiseta del primer equipo: 229 partidos oficiales como recreativista, defendiendo la portería con la pasión de quien juega en casa.

Su marcha, inevitablemente, deja un vacío profundo en el vestuario, en la grada y en el corazón de una afición que siempre lo sintió como uno de los suyos. Porque Rubén era más que un portero: era símbolo, emblema y ejemplo. Porque una mala temporada no emborrona todo lo que dejado en el club de sus amores, siendo uno de los que vino al club en el pozo de la Tercera RFEF, cuando nadie quería volver.
A través de una emotiva carta publicada en sus redes sociales, el ya exguardameta albiazul quiso despedirse de la afición y de todo el entorno del club. «Se cierra una etapa muy especial en mi vida, en mi casa, en el club que llevo en el corazón desde niño: el Recreativo de Huelva», comenzó su mensaje.
Rubén quiso agradecer «de corazón a la afición», por su aliento y apoyo «incluso en los momentos más difíciles», y también tuvo palabras para empleados, compañeros, técnicos y directivos, por su compromiso y respeto. «Sin cada uno de vosotros, nada de lo que hemos vivido habría sido posible», subrayó.
El onubense no escondió su sentimiento de frustración por no haber logrado el objetivo que se marcó cuando regresó en Tercera RFEF: devolver al Decano al fútbol profesional. «Me voy con una espina clavada. He dado todo lo que tenía, pero a veces el fútbol es así de duro», lamentó.
Además, dedicó unas emotivas palabras a su familia y pareja, quienes han sido «refugio y fuerza» en los momentos más duros de la última temporada, marcada también por situaciones personales complicadas.
Pese al adiós, Rubén deja claro que su vínculo con el Recreativo va mucho más allá del terreno de juego: «Seré recreativista allá donde vaya. Porque el Recre no es solo un club, es parte de mi vida, de mi historia, de lo que soy como persona y como futbolista».
Se va Rubén Gálvez. El portero en mayúsculas. El capitán de las causas difíciles. El niño de la cantera que llegó a hacer historia. El gato de Aracena. Se va un futbolista, pero se queda un recreativista eterno. Gracias por tanto, Rubén.
Su paso por el Decano en imágenes
Rubén Gálvez llegó al Recreativo de Huelva siendo apenas un adolescente de 14 años, procedente de Aracena, gracias a la relación de amistad entre su hermana y el entonces canterano albiazul Pablo Oliveira. Desde el primer momento, en la cantera del Decano supieron reconocer el talento natural de un guardameta que apuntaba alto. Fue José Manuel Santisteban, su gran referente y ‘padre futbolístico’, quien se encargó de moldear aquel diamante en bruto. Bajo su tutela, Rubén fue creciendo hasta convertirse en un portero ágil, felino y fiable, especialmente desde los once metros. Así nació su mítico apodo: el ‘Gato de Aracena’.
Su estreno con el primer equipo llegó en la temporada 12/13, debutando como titular ante el Córdoba en el Nuevo Colombino, en un partido que terminó con triunfo albiazul por 2-1. Tras una cesión al Huesca, donde descubrió las durezas del fútbol profesional, regresó a Huelva para vivir en primera persona algunos de los episodios más convulsos de la historia reciente del club: el descenso a Segunda B, los impagos de la etapa de Pablo Comas o las agónicas permanencias con Juanma Pavón al frente del banquillo. Tras una temporada en blanco y con la opción de marcharse al filial del Valladolid junto a Santisteban, Rubén optó por cambiar de aires. Primero recaló en el San Fernando, donde firmó dos grandes campañas, llegando incluso a enfrentarse por primera vez al Recre. Más tarde fichó por el Melilla, aunque sin la continuidad deseada. En 2021 decidió volver a casa para liderar desde la Tercera RFEF el renacer del Decano. Lo hizo con éxito: logró dos ascensos consecutivos, el segundo ya como capitán y líder del vestuario.

El primer partido de Rubén en el club en categoría cadete.

Desde su llegada demostró condiciones de gran portero.

Su generación reunió otros jugadores con proyección como Antonio Domínguez, Naranjo o Mario.

Pronto conoció la ‘soledad’ del portero, con la que tuvo que convivir durante toda su carrera.

En el filial se convirtió en uno de sus principales baluartes.

A pesar de su edad, siempre demostró personalidad y arrojo.

A partir de la campaña 12/13 dio el salto y entró en dinámica de primer equipo.

José Manuel Santisteban, su ‘padre’ futbolístico, una persona de un valor capital en su carrera.

El día de su debut en partido oficial con el Recreativo de Huelva.

Con el San Fernando se enfrentó a su Recre en dos ocasiones en el Colombino.

Volvió al Decano para sacarlo del pozo. Imagen del primer partido de liga en Utrera.

Siempre se mostró muy cercano. Imagen de la celebración del ascenso a la Segunda RFEF.

Debutó como capitán de la primera plantilla con 29 años.

El ascenso a la Primera RFEF ha sido su mayor logro.
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