Amaral comparte en Huelva la energía que alimenta las utopías
Unos extraordinarios Eva y Juan, muy bien acompañados por su banda, concentraron en poco más de dos horas 30 canciones que enchufaron a un público eufórico
Concierto de Amaral en Huelva: fecha, lugar y cómo comprar entradas
Amaral regresa a Huelva 20 años después con su gira 'Dolce Vita Tour'
Huelva
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Iniciar sesiónLos grandes conciertos son los que consiguen transformar tu visión de la realidad y la noche del sábado, en el Palacio Carolina Marín de Huelva, Amaral proyectó una energía capaz de alimentar cualquier sueño. Han tenido que pasar 20 años para que la banda volviera a pasar por aquí y había muchas ganas. Se sentía en el ambiente que mientras el público -eufórico y entregado- cantaba, bailaba, saltaba y aplaudía canción tras canción no quedaba espacio para el pesimismo, cada instante era pura felicidad. En el universo que se construye con los mensajes, emociones y músicas del dúo zaragozano, las utopías se hacen tangibles, la libertad no sólo existe, sino que se protagoniza, hay convicción, locura y valentía y la revolución está a punto de estallar.
Lo hicieron posible con su magia Eva Amaral y Juan Aguirre, dos artistas extraordinarios, que nos han acompañado años y años transmitiendo que además de la parte oscura de la vida hay otra a la que siempre debemos aspirar. A través de un pop-rock con sello propio y muy heterogéneo, continúan haciendo carrera, reteniendo intacta la capacidad intacta de hacer canciones con mucho que contar, que siguen motivando a quien escucha y hace eco en ellos y a la vez siguen dando brillo a su historia en plena forma. Sobre el escenario el dragón rojo y el gato negro son dos fuerzas que se retroalimentan, capaces de hacer girar todo el torno su eje. En poco más de dos horas desplegaron con talento 30 canciones, combinando los 15 temas de su último disco, 'Dolce Vita', con otros tantos de los exitosos de su brillante carrera. Ella tiene una voz especial, potente y repleta de registros y una expresión corporal al mismo nivel, que canta con gestos. Alucinantemente baila y canta sin que se escape una nota. Él hace de la guitarra una voz cque conversa con la de su compañera, que galopa en paralelo, indomable.
Juntos recrean una atmósfera de contundente belleza que envuelve y embriaga. Multiplican la química especial que conservan. La arropan otros talentos como Álex Moreno (batería), Ricardo Esteban (bajo) Sergio Valdehíta (teclado) y las multinstrumentistas Laura Sorribas y Miriam Moreno, que lo mismo tocan el chelo, que la flauta travesera o la percusión, entre otras cosas. Todos jugaron con la intensidad de las canciones, oscilando entre tramos sencillos, íntimos y calmados con otros puntos álgidos, repletos de intensidad y arreglos sofisticados. Completaron el show una cuidada escenografía, con pantallas que se mueven, cañones de papelillos y humo, juegos de luces, una pasarela que se adentra entre el público y arneses para hacer volar a Eva, entre otros detalles sorprendentes.
'La Dolce Vita'
Abrió el concierto 'Dolce Vita', el tema que le da título al disco, que es para ellos la vida del músico. «Habla, entre otras cosas, de la dulzura de vivir. La parte amarga está ahí también, pero nos encargamos de agarrarnos a los momentos felices», explicó Eva en un momento de la noche. Aseguró que viajaron como en «una excursión del cole» a Huelva y estaban «abrumados» por el recibimiento brindado por su gente. Además, comieron «increíble» y el concierto venía a poner «la guinda a un día inolvidable».
Continuó el viaje por el último trabajo de Amaral con 'Eso que te vuela la cabeza', que dice «es la chispa que te enciende / Y el eclipse que te ciega / Eso que te pierde, eso que te eleva». La siguiente parada fue 'Tal como soy', con la intención de mostrar fidelidad a uno mismo. «Que el dolce far niente hoy / Me bese los labios / Di lo que quieras decir / Y no me guardes rencor / Por ser tal y como soy».
En la tercera canción llegó el primer salto en el tiempo a través de la discografía del grupo con 'Toda la noche en la calle', un primer gran subidón de los muchos que vineron, con su enérgico «este mundo lo entiendo», para volver a la línea del disco presente con 'Rompehielos'. Ahí vuelve a subrayar una marcada personalidad e independencia, persistencia y capacidad de lucha por lo que quiere. «Voy a tallar la roca hasta que salga lo que yo quiera / vivir hasta la última consecuencia / Amar sin límites y sin reglas».
Las pantallas extendidas por el escenario se agruparon para ilustrar con ondas azules otra canción de hace años, 'Mares igual que tú', que antes de acabar se enlazó con 'Ruido', también muy cantada por la gente que a pie de pista ya estaba más que enchufada al espíritu de la propuesta musical.
La octava canción fue un paréntesis en el ritmo intenso, al cantar Juan Aguirre el sólo una canción cargada de nostalgia, 'Tardes', de su primer disco, que bordó demostrando que sobre su maestría con la guitarra puede poner una voz igualmente emocionante. Las luces de las linternas de los móviles mecieron su ritmo. Es un tema de una época en la que ni imaginaban el éxito que cosecharon después. «No podíamos elegir un lugar mejor, estamos flipando», decía el zaragozano.
Eva reapareció de rojo, como una amapola de pétalos alargados, para volar con unos arneses mientras cantaba 'En el centro de un tornado', una metáfora de cómo la vida y otros a veces nos empujan a situaciones complicadas. Luego Juan se cambió a la guitarra acústica para meterse en la nube de sonidos de 'Libre', otra reafirmación del mensaje de libertad y convicción imperante en el álbum: «Libre he de vivir / Libre como el día en que nací / Así he de vivir / Hasta que me muera».
Cantando a pleno pulmón
Continuó el recital el mensaje colectivo de otro tema de antaño, 'Kamikaze' y las alargadas y elevadas notas al cantar «Y dime sientes lo mismo / y dime si estas conmigo / o contra mí». Y siguió poniendo en el presente el pasado con 'Moriría por vos' y 'Días de verano', dos temas muy cantados y bailados por un público que le seguía el juego a una sonriente y expresiva Eva.
El siguiente pedacito de 'Dolce Vita' vino con 'Viernes Santo', en la que un puñado de confeti dando un giro la cantante lo hizo coincidir con el canto de «Que entre pétalos de azahar pisoteados / Nos quisimos sin pedirnos nada a cambio». Le sucedió un video donde Víctor Jara, autor chileno de canción protesta torturado y asesinado por la dictadura militar de su país, cantaba 'Te recuerdo Amanda'. El público rápidamente se sumó a ese himno, con su «la vida es eterna en cinco minutos». Entre la multitud había banderas chilenas portadas por chilenos que vinieron desde su país al concierto. «Mientras Víctor Jara siga en vuestras voces, los que se lo llevaron no habrán ganado», aseguró orgullosa Eva.
De lo emotivo se pasó a otro subidón con 'Resurrección': «haces que se vaya mi melancolía / me devuelves de nuevo a la vida» y de ahí a la preciosa 'Como hablar», nuevamente cantada a pleno pulmón. La canción número 18 fue 'Los demonios del fuego', una canción «muy especial» que habla de «comenzar de nuevo. No todo va a ser bueno, pero lo estás intentando y es valioso», explicó Amaral, que cantó y tocó la guitarra sobre un pequeño cuadrado repleto de humo que avanzó por la pasarela, consiguiendo como efecto que pareciera levitar.
Tras una pausa volvieron al escenario los músico para interpretar otro himno: 'Sin ti no soy nada', con un gorgorito al cielo inalcanzable pero que igualmente el público siguió en su escala vocal, llevados por la pasión. Y luego toco de nuevo bailar con 'La Suerte', también del disco más reciente, tema que comenzó con Eva haciendo como Peter Pan con su sombra. «¡Qué suerte hemos tenido de estar aquí esta noche!», exclamó.
En la recta final el grupo desplegó 'No lo entiendo', otro ejercicio de rebeldía del disco nuevo, donde se muestra que crecer se siente como ir hacia atrás si se dejan por el camino formas de pensar alternativas. «Y si crecer fuera extraer / La piedra de la locura / Tal vez fuera mejor / Que ya no creciera nunca». Y ese mismo espíritu estuvo en un tema contundente como 'Hacia lo salvaje', una huida narrada a un galope al que es imposible no unirse.
«A veces la vida duele parece que me va a matar», cantó después Eva en 'La Unidad del Dolor', que sin respirar pasó a 'Revolución', regresando a la pasarela para jalear al público. «Llegó nuestra hora», «Somos una luz cegadora / Fuerte, más brillante que el sol», imprime con fuerza este himno.
'Hasta que la música se acabe', la antepenúltima canción de 'Dolce Vita', marcó otra ligera pausa, en la que Eva confesó el ánimo del grupo: «es de los últimos conciertos de la gira, que no queremos que se acabe». Continuó recorriendo especies de 'Pájaros', una pieza con la que tomar conciencia de la belleza y los ciclos vitales: «Dicen que la vida / Es difícil de entender / Unas veces es cruel / Y otras, llena de belleza»; «estamos aquí / un día volamos / y al otro podemos dejar de existir«.
El recuerdo llevó a 'Salir corriendo' una canción rompedora en su momento al poner el foco en las mujeres que sufren violencia de género y que no ha perdido vigencia. Es una canción compuesta para una mujer que la sufría y que consiguió salir de esa situación, reveló Amaral. Se la dedicó a todas las mujeres que están «a punto de dar ese primer paso de la carrera que les lleva lejos de sus maltratadores» y para las que pidió que «todos estemos esperándolas en la meta». Acompañaron a la interpretación unas imágenes corriendo de Esther Navarrete, atleta olímpica y campeona de España de maratón. Y de un retrato social a otro que tampoco ha envejecido, como lo que narra 'Marta, Sebas, Guille y los demás', con todo el mundo desgañitándose al cantar «Son mis amigos…».
Eva tocó la armónica con tanta potencia como canta y lo volvió a demostrar en otro temazo atemporal como 'El universo sobre mí' y sus ansias de «correr en libertad» y «llorar de felicidad». Fue la antesala del cierre, que se puso con 'Ahí estás', la canción que quedaba en el tintero de 'Dolce Vita'. «No olvidaremos nunca este concierto y esta noche. Gracias Huelva por cantar todas las canciones, por acompañarnos por los escenarios y permitirnos vivir de la música, un sueño inalcanzable para cualquiera que comienza en entre mundo. Gracias por ser nuestra red y permitirnos arriesgar». La presentación de la banda y los saludos finales mientras sonaba 'Nothing Compares 2 U', de Sinéad O'Connor, entre un mar de aplausos, abrocharon una noche repleta de momentos de alegría y creencia en que otro mundo es posible.
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