Cocinar bueno, sano y barato

La receta más saludable del tradicional potaje de alubias: el mejor aliado para combatir el frío

Bajan las temperaturas y los cielos están cubiertos, fenomenal para un potaje de alubias, pero esta vez en lugar de un hueso de jamón, chorizo y morcilla, optaremos por hacerlo con verduras

De manera opcional pondremos un poquito de chorizo para recordar al primigenio y popular potaje

La receta definitiva de la crema de calabacín: un plato ligero con un sabor sorprendente

Un potaje andaluz tapado por la fama de la fabada asturiana: las alubias con chorizo

Algunos de los ingredientes de nuestro plato B.R.
Bernardo Romero

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INGREDIENTES

  • Alubias
  • Laurel
  • Chorizo (opcional)
  • Calabacín
  • Zanahoria
  • Apio
  • Pimiento
  • Puerro
  • Ajos
  • Pimentón
  • Perejil
  • Pimienta
  • Sal

Encontramos en Andalucía, las alubias con almejas, con bacalao, en ensalada, con chocos o simplemente con todos los avíos, desde el hueso de jamón al tocino viejo y por supuesto el chorizo, y si salimos de nuestra región, encontraremos el tan celebrado plato asturiano, la fabada, hasta en los estantes de las conservas, pues se mantiene enlatado simplemente sensacional, y no olvidemos los sorprendentes caricos cántabros, unas alubias oscuras y absolutamente deliciosas, que se cultivan en una mínima extensión de terreno, de ahí sus precios, y que toman el nombre indudablemente del francés haricot, el camino de Santiago, que fue lo que ha sido siempre, un recorrido comercial de primer orden. Pero tampoco hay que ir tan lejos, aquí al lado, en Portugal, encontramos una gran variedad de feijoadas, como la de longuerones, que recuerdo habérosla pasado ya en estas entregas culinarias. En resumen, que potajes con alubias los encontramos en cualquier lugar de la península, y por supuesto de fuera de ella, por lo que hoy vamos a olvidarnos de todas esas elaboraciones y vamos a hacer una muy personal, con verduras y un poquito de chorizo para no perder el norte y repito, aunque no quiero ser pesado, esto del chorizo es totalmente opcional.

RECETA PASO A PASO

1. Remojar desde la víspera

Como siempre ponemos en remojo las alubias desde el día anterior

El plato ya elaborado B.R.

2. Cocer las alubias con ajos, laurel y chorizo

En una olla a presión o en la que estéis acostumbrados a utilizar, ponemos las alubias, escurridas del agua en el que se ablandaron, media cabeza de ajos, una hoja de laurel y algunas rodajas de chorizo fresco (insisto, opcional), Cubrimos de agua, como un dedo por encima de las legumbres, y al fuego medio con el pitorro puesto en el caso de que seáis unos antiguos como servidor que no ha abandonado las viejas ollas exprés.

3. Sofreír las verduras

Mientras se hacen las alubias procedemos a hacer un refrito con puerro, apio, zanahoria, pimiento y calabacín, todo conveniente picado, pero dejándolas crocantes, casi crudas. Se trata de saltearlas solamente.

4. Asustar las alubias

A la media hora apartamos la olla del fuego y dejamos que salga todo el vapor por el pitorro para abrirla y echar agua fría, el célebre susto que se les da a las alubias, que dicen es conveniente porque se hacen mejor y salen más blandas. Vayan ustedes a saber.

5. Incorporar el sofrito de verduras

Y ya que la tenemos abierta por lo del susto, pues añadimos todo el refrito de verduras, que deberán estar al dente, no demasiado hechas.

6. Sazonar y remover

Es el momento de añadir sal, pimienta, pimentón y perejil. A remover, pero con cuidado, mejor unos meneos que meter el cucharón.

7. Cocinar hasta que estén tiernas

Ya podemos dejar la olla sin tapar para ir viendo como las alubias acaban de ponerse tiernas, lo cual será, dependiendo del tiempo de remojo y de las propias alubias, no más de media hora. También se puede deducir el tiempo que le resta por el agradable olor que desprende el potaje y abarca la cocina y habitaciones o estancias más cercanas (1).

8. Servir

A la hora de servir se recomienda un plato de piparras en mitad de la mesa, que es ahora lo más moderno, pero en mi casa y de toda la vida se ponía la vinagrera en mitad de la mesa y el que quisiera le echaba un chorrito mínimo de vinagre al plato de alubias, al gusto de cada cual, claro está.

(1) El otro día fui a echar mano de la Eudemonología de Schopenhauer y cuando me senté en el butacón para intentar buscar los cocidos lebaniegos en su cincuentena de recetas para ser feliz, me pareció que estaba en mitad del Mercadona. Para colmo, el cocido lebaniego no estaba entre esas cincuenta recetas para ser feliz del susodicho pesimista alemán. Es lógico, consecuentemente, que la existencia de los seres humanos que no conocen el cocido lebaniego, se encuentre entre el tedio y el dolor. Al final Schopenhauer va a tener hasta razón.

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