Antonio Jiménez, doctor por la Universidad de Huelva y experto en bullying: "Los que presencian el acoso y callan, tienen un papel esencial"
Este educador fue de los primeros en abordar este problema en una tesis doctoral cuando apenas se hablaba de él en la calle
Centenares de estudiantes se concentran en Huelva contra el acoso escolar y en recuerdo de Sandra Peña
Huelva
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Iniciar sesiónMaestro de escuela, licenciado en Psicopedagogía y más adelante doctor en Educación por la Universidad de Huelva. La docencia ha sido su ocupación y continúa siendo su preocupación. Cuando Antonio Jiménez Vázquez publicó su tesis sobre bullying, titulada 'El maltrato entre escolares en el Primer Ciclo de Educación Secundaria Obligatoria: valoración de una intervención a través de medios audiovisuales', este asunto no estaba muy difundido.
Ahora parece ser que ocurre todo lo contrario, escuchamos comentarios sobre este fenómeno en los informativos del día, en las tertulias de la pequeña pantalla o en las del bar de la esquina.
-¿El acoso escolar está en aumento?
-Vayamos por partes, ahora se tiene más en cuenta este grave asunto. Cada curso escolar se profundiza más en este problema, y en consecuencia se cuenta con mejores protocolos de actuación y se ponen en marcha, o se deben poner en marcha de forma inmediata, y cuanto antes mejor. Según la investigación esta problemática permanece estable, en una horquilla de entre el 5% y el 7% de acoso con victimización; lo que ocurre es que cada cierto tiempo aparece en los medios a raíz del suicidio de un escolar. Sin embargo, la preocupación por la convivencia escolar debería estar entre las primeras en cualquier comunidad educativa y los centros cada vez son más sensibles en este tema.
-Se puede decir que este asunto del acoso escolar no estaba ni definido siquiera.
-Lo que se puede decir es que no existen unos márgenes concretos para diagnosticar adecuadamente el bullying. Es decir, si consideramos necesario que exista frecuencia y persistencia de la conducta agresiva, no encontramos que esté establecido, por ejemplo, que tenga que ser más de cinco veces al día o que ocurra durante más de treinta días seguidos o alternativos. Esto no es así de simple. En realidad, el diagnóstico debe ser criterial, y depender bastante de la experiencia o del conocimiento teórico. Además, es muy fácil confundir el acoso escolar con la violencia escolar, que es concomitante, aunque no menos grave. Todo acoso es violencia, pero no toda violencia es acoso escolar. Esto es algo que acompaña este fenómeno desde los inicios de su investigación, allá por la década de los 70 del pasado siglo en Noruega, extendiéndose a Escandinavia, luego a Europa y más tarde a escala mundial.
-Más de medio siglo.
-Ahí va. El primer testimonio escrito corresponde al psiquiatra sueco Heinemann, que describió en un periódico local cómo un grupo de alumnos durante el recreo perseguía a otro que huía despavorido dejando por detrás una sandalia perdida. A este comportamiento lo denominó mobbing al recordarle la conducta descrita por el etólogo Lorenz de un grupo de animales cuando atacaba a otro. Dicho artículo impactó notablemente en la sociedad sueca, muy sensible ante la violencia. A partir de ahí, la emergencia causada por que alumnos se sientan intimidados por sus compañeros de colegio de forma continuada ha hecho que la investigación haya ido unida a probar estrategias de intervención que palien o disminuyan este fenómeno educativo.
-¿Estás incurso aún en ese tipo de investigaciones?
-He estado integrado en grupos de investigación y he publicado trabajos e informes en revistas científicas de educación y pedagogía social, así como monografías y capítulos en libros de divulgación. Como complemento a la labor divulgadora he mantenido, y sigo haciendo, programas sobre esta temática en emisoras de radio. Siempre he intentado divulgar, de ahí surge mi interés por formar al profesorado y a los educadores sociales, algo que por cierto me llevó a la Universidad de Huelva como profesor asociado, para influenciar a los futuros docentes y educadores. Ahora más que investigar, intento divulgar este oscuro problema.
-¿De dónde viene este nuevo anglicismo que se ha sumado al léxico más popular?
-El bullying es un término usado internacionalmente en la literatura científica para buscar información en bases de datos, revistas científicas, artículos, etc., a escala internacional. Surge del término inglés bull (toro), bullying (embistiendo, intimidación). La palabra, por muy anglicismo que sea, nos da una imagen muy acertada del fondo de la cuestión.
-¿Cómo se define el acoso escolar?
-Más que como se define, interesa su propia definición para llegar a un diagnóstico que no se confunda con otras conductas violentas que suceden en el ámbito escolar. No todo es acoso. En primer lugar, debe haber una intención de hacer daño, y no puede ser algo accidental o no intencionado, por mucho que afecte física, emocional o psicológicamente. Hay que tener en cuenta además otros aspectos, como la frecuencia del daño, pues debe ser algo constante y durante un tiempo significativo. El agredido debe sentirse indefenso ante el agresor o agresores, que a su vez se sienten impunes ante el grupo de referencia, ya sea el colegio o el aula en el que estén. Lo más habitual es que estas desagradables y graves experiencias se den en un contexto escolar o grupal y existen tres papeles: el acosado, el agresor y los espectadores. Y te voy a decir algo que igual no entiendes bien porque normalmente no se acepta: desde el punto de vista ecológico de la intervención educativa, estos tres actores son responsables y necesitan ayuda. Todos. De ahí la importancia de la prevención primaria, que como te decía, mientras antes se lleve a cabo y se intervenga, mejor.
-A ver cómo me lo explica, porque en el caso de las víctimas, es evidente.
-Claro, y sus consecuencias dependen fundamentalmente del tiempo y frecuencia de la instauración del acoso. A mayor frecuencia y duración más graves y duraderas serán sus consecuencias. Estamos hablando de depresiones, fobias al colegio, estrés, ansiedad, soledad, baja autoestima ... Y más grave aún la ideación o ejecución suicida. Como comprenderás son consecuencias extremadamente graves.
-Ya, pero ¿en el caso del agresor?
-Suele pasar desapercibido el hecho de que los agresores también tienen consecuencias negativas para su formación y personalidad, entre ellos la pérdida de respeto. También se refleja en una bajada de sus resultados escolares, prolifera el absentismo escolar, aumenta la posibilidad de conductas de riesgo, como pueden ser el juego, las drogas, la conducción peligrosa y, sobre todo, a medio y largo plazo, son más frecuentes que en el resto de la población los problemas mentales y por supuesto la ideación y ejecución suicida. Más conocidos son otros problemas como la incorporación a la delincuencia, o el hecho de convertirse en padres y parejas maltratadores.
-Decías que todos son víctimas, ¿quiénes son testigos de esas conductas, también lo son?
-También. Los espectadores suelen encontrarse en una situación emocionalmente confusa; por un lado, reconocen que están viendo algo negativo y al no intervenir les provoca enfado, miedo, tristeza, impotencia e indiferencia al tener que reprimir empatía hacia la víctima. Su socialización puede quebrarse al confundir el éxito social con conductas agresivas. Todos son víctimas. Allá donde se instaura un caso de acoso escolar, todos sufren consecuencias negativas. Ojo, es el grupo el que padece las consecuencias, incluidos víctimas y agresores. Este fenómeno escolar va más allá del simple matón que elige una víctima suponiendo un caso aislado del contexto escolar. Sólo el castigo o sanción pueden ser insuficientes.
-¿Todavía puede ser peor?
-Si el grupo tiene interiorizado el acoso, puede aparecer otra víctima u otros acosadores puesto que queda libre el rol del agresor que obtiene beneficios grupales. E incluso la víctima, al crecer y enfrentarse a los agresores, puede agregarse al grupo de agresores para desviar la atención a otra víctima.
-¿Hay solución?
-Por supuesto. Sobre todo, si se previene, si se promueve una convivencia escolar sana que tan necesaria es para el proceso de aprendizaje. Y algo muy importante es que las familias permanezcan atentas a cualquier modificación en el comportamiento de sus hijos. En el caso de las familias de los agresores, suelen tener la percepción, la falsa percepción, de que para sus hijos estos actos de agresión que protagonizan no tienen consecuencias negativas para ello; luego es necesario concienciarlos y advertirles de ellas, hacerles ver que deben abandonar esa falsa tranquilidad o manera banal de ver el problema.
-¿Hay perfiles definidos entre los agresores y las víctimas?
-Sí, por lo general las víctimas se ajustan más a características de índole psicológica que meramente física. Es más probable detectar como víctima a un chico tímido, aislado, torpes socialmente, relegado del grupo que lo pueda ser por características físicas: gordo, muy alto, con gafas …En el caso de los acosadores, suelen ser chicos populares, que se manejan bien socialmente. Y no olvides al resto del grupo, a los que definimos como meros espectadores, los que presencian las agresiones y callan. Su papel es esencial en el inicio y mantenimiento del acoso: si aíslan a los agresores o ayudan y acompañan a la víctima suele desaparecer o minimizarse. En caso de enaltecerlo profundizan las consecuencias negativas del mismo.
«Cuando son las chicas las agresoras, suelen emplear con mayor asiduidad la murmuración y la exclusión social que los chicos»
-¿Se puede concretar cuando existe un caso verdadero de acoso escolar?
Según la Fundación para el estudio de la Violencia Centro Reina Sofía, esto es muy simple y estoy absolutamente de acuerdo. Cada vez que un escolar se siente intimidado existe acoso escolar.
-¿Se producen más entre chicos o entre chicas?
Ciertamente es un evento eminentemente masculino. Cuando son las chicas las agresoras suelen emplear con mayor asiduidad la murmuración y la exclusión social que los chicos. Sí se trata de una cuestión de género. En cuanto a violencia está demostrado en estudios transculturales que el hombre está más involucrado. No obstante, estamos ante un fenómeno multifactorial en el que intervienen causas personales, familiares, grupales, escolares y sociales que determinan la importancia de los efectos en cada uno de los escolares implicados.
-Desde el Sistema Educativo, ¿cómo se está actuando?
-Desde 1975 hasta la actualidad se han sucedido ocho leyes educativas, alguna de ellas, ni siquiera alcanzó a implantarse. A cada cambio de gobierno le sigue la promulgación de una ley educativa, sin dar lugar a una verdadera evaluación o corrección, ni a la certeza del alumnado de qué es lo más conveniente para ellos. Así, desde luego es complicado actuar. Fíjate que hemos podido ver cómo el alumnado de bachillerato solo ha conocido cómo iban a ser las pruebas de acceso a la Universidad poco antes de presentarse a pesar de la importancia para su futuro académico y profesional. Por ponerte un ejemplo chocante de las consecuencias de tanto cambio normativo, cuando esto debería ser un acuerdo de estado.
Y con respecto al profesorado, pues más de lo mismo, porque ha tenido que adaptarse a cambios metodológicos, conceptuales y educativos mientras que la labor burocrática crece sin parar. En el caso del acoso escolar se trata marginalmente con protocolos de actuación que intenten garantizar la seguridad de las víctimas, pero tienen el defecto de convertirse en una actuación reactiva no proactiva. En términos técnicos se está haciendo una prevención secundaria, cuando ya se ha dado el problema, en vez de llevar a cabo prevenciones primarias que deberían dirigirse a toda la población escolar antes de que ocurra o se conozca el caso.
-Acabas de mencionar otro problema sobre el que la administración se detiene poco o cuando interviene es para agravarlo: el de la excesiva carga burocrática que soportan los docentes.
-Esto de la burocratización de la labor del docente parece diseñada para fiscalizar su labor y no para mejorarla o enfocarla. La escuela, la enseñanza obligatoria, ha tenido que adaptarse a los cambios normativos y a los sociales acaecidos a lo largo de estos cuarenta años. Hemos pasado de familias tradicionales hetero normativas de varios hijos a otras monoparentales, reconstruidas o líquidas de un solo hijo; de centros de EGB a Primaria y ESO, de enseñanza obligatoria hasta los 14 años a los 16; de alumnado con horarios en casa y algún tiempo para ver la tv a alumnado con pantallas y móviles a todas horas poco acostumbrado a cumplir normas ... Todo esto hace que sean muy diferentes las familias, el profesorado y el alumnado que se incorpora al sistema educativo, así como son distintas los objetivos y metas del sistema. Al fin y al cabo, todo está relacionado.
-Éramospocos…
-E irrumpen los móviles, y ahora la Inteligencia Artificial. Esto de educar se complica cada vez más. Creo sinceramente que en la escuela es necesario usar las nuevas tecnologías, pero siempre de forma que esté relacionada con la labor educativa. La prohibición del móvil, en principio, me parece una medida de la impotencia de la escuela y de los educadores, que optan por la exclusión de un ordenador potentísimo que, es cierto que se puede usar negativamente, pero se pierde la posibilidad de aprovechar la potencia de búsqueda, de información, de ejemplificación y de análisis de todo tipo de contenidos. Imagínate que se prohíbe el uso de libros de texto porque hay alumnos que usando el libro de texto abierto como escudo en su interior el alumno lee un comic o una novela. La verdad, es que una vez salen del centro, su vida está rodeada de pantallas, los adultos hacen lo que ven mal en sus hijos. Si no se enseña el uso correcto y benéfico del móvil ¿dónde se va enseñar? Lo cierto es que requiere control del alumnado en el aula y especificar en qué momento y cuándo no usarlo. E igual ocurre con la IA. Las actividades escolares deben prever que la Inteligencia Artificial existe y acomodarla para que su uso sea creativo y en beneficio del aprendizaje. Ni que decir tiene que eso mismo está ocurriendo ya en el mundo de la creación literaria, musical, fotográfica, audiovisual, etc., al que se incorporarán nuestros egresados. Por lo tanto, excluir estas herramientas del uso escolar es darle la espalda al mundo en el que vivimos. La tarea del docente será incorporar la tradición cultural con estos medios y a través de ellos. No solo como espectadores.
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