Huelva despide su gran año cofrade proclamando la Purísima Concepción de María

La titular de la Hermandad de la Inmaculada Concepción y Triunfo de Cristo puso el broche de oro a las salidas procesionales del año 2025 por las calles de la capital onubenseLa Purísima pone este lunes el broche de oro a un año de procesiones en Huelva bajo las luces de Navidad

La Inmaculada por las calles del centro de Huelva sergio borrero
Sergio Borrero

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Huelva celebra de manera especial la festividad de la Inmaculada Concepción. Una ciudad en la que ya en 1515 se erigiera un templo dedicado a la Purísima Concepción de la Virgen María, tres siglos antes de que Roma declarara el dogma, y que cada 8 de diciembre renueva su voto concepcionista. Lo renueva acudiendo a besar la mano de sus principales devociones dolorosas; lo renueva celebrando cultos solemnes en torno a la patrona de la diócesis y lo renueva, al caer la tarde de este lunes festivo, acompañando a la Inmaculada por las calles de la ciudad.

Como cada 8 de diciembre, la hermandad que fundaran aquellos niños a inicios del nuevo milenio para recuperar esta tradicional procesión, realizó su salida procesional por las calles de Huelva. Una procesión que marca el punto y final a las procesiones del año cofrade, un año bien movido a causa de la Magna Mariana.

A las cinco de la tarde daba comienzo la procesión. Atrás quedaban los días previos de triduo, la ronda de tunas en las vísperas y la función solemne. El cortejo conformado por hermanos y pequeños alumnos del colegio María Inmaculada abandonaban el templo concepcionista por la puerta principal, siendo la única imagen del templo que realiza su salida por esta puerta.

Mariola Luengo, presidenta de la actual junta gestora que dirige la cofradía, era acompañada en la presidencia por el concejal de Cultura y Patrimonio Arqueológico del Ayuntamiento de Huelva, Juan Ignacio Molina, quien ostentara el cargo de hermano mayor de la hermandad en sus primeros años tras su fundación.

Imagen principal - En la imagen superior, las luces de Navidad coronan a la Purísima; sobre estas líneas un par de detalles de la procesión que ha puesto el broche de oro a un año intenso cofrade
Imagen secundaria 1 - En la imagen superior, las luces de Navidad coronan a la Purísima; sobre estas líneas un par de detalles de la procesión que ha puesto el broche de oro a un año intenso cofrade
Imagen secundaria 2 - En la imagen superior, las luces de Navidad coronan a la Purísima; sobre estas líneas un par de detalles de la procesión que ha puesto el broche de oro a un año intenso cofrade
Colofón En la imagen superior, las luces de Navidad coronan a la Purísima; sobre estas líneas un par de detalles de la procesión que ha puesto el broche de oro a un año intenso cofrade Sergio Borrero

La sevillana Banda de Música del Maestro Tejera recibía con sus sones a la Virgen al pisar la pequeña rampa que servía para evitar los escalones de acceso al templo. Un acompañamiento musical inalterable desde la creación de la cofradía, lo que ha creado grandes vínculos entre la hermandad y la banda. Por ese motivo, especialmente emotivo era el lazo negro en señal de luto que pendía de uno de los candelabros del paso, dedicado, entre otros hermanos, a María del Mar Tristán, hija del director de la banda tristemente fallecida.

También en su memoria se dedicó la chicotá que sirvió a la Virgen para revirar en la plaza del Gran Teatro. Como ya sucediera el pasado año, los primeros pasos de la procesión nos dejaba estampas poco habituales, al discurrir por la plaza de las Monjas buscando la calle Arquitecto Pérez Carasa.

La Virgen disfrutó de las últimas luces del día entre los ángeles que conforma el alumbrado y, tras pasar por las puertas del convento de las Agustinas, recuperaba su itinerario habitual camino del convento de las Hermanas de la Cruz. Su cante y su rezo llenó de emoción a los muchos onubenses que durante todo el recorrido arropó a la Purísima Concepción en esta fría tarde de diciembre.

Metros más adelante esperaba la Esperanza. En un año en el que esta advocación ha centrado la vida de la iglesia católica volvía a producirse el encuentro de ambas imágenes. Con la Virgen de la Esperanza a los pies de su altar en besamanos y la Inmaculada presidiendo su coqueto paso de gloria exornado con flores en tonos rosas se vivió uno de los momentos más esperados por los hermanos de ambas corporaciones. Daba comienzo el itinerario de regreso al templo, bajo un cielo negro que se iluminaba de colores con los adornos navideños.

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