Juan Luis Carriazo, profesor universitario y gran experto en fortificaciones: «El Castillo Medieval de Huelva es el monumento número 1»

El arquitecto Luis Alfonso Morales, detalla que los restos hallados ahora se corresponden con los de 'la torre de las cuatro tinajas', «la más grande en altura -más de 15 metros- y la más corpulenta en anchura» de las cinco de la construcción

Los trabajos arqueológicos podrán determinar si la construcción cristiana se asentó sobre una alcazaba andalusí, una fortaleza romana y la muralla tartésica

Los trabajos para consolidar las laderas de San Pedro descubren los primeros restos conocidos del castillo medieval de Huelva

Todo lo que una intervención arqueológica podría revelar en el cabezo de San Pedro de Huelva

El muro que demuestra que Huelva es la ciudad más antigua de occidente

Recreación del Castillo de Huelva en el cabezo de San Pedro HUELVA URBANA
Mario Asensio Figueras

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Huelva vive una era de reencuentro con su pasado con arqueología como puente. Este martes el Ayuntamiento comunicó que aparecieron en el cabezo de San Pedro, durante unos trabajos de consolidación de la ladera, los cimientos de una de las torres y parte de la muralla del que fue el castillo medieval de la ciudad, cuyo origen se sitúa en el siglo XIII. Estos hallazgos, los únicos hasta la fecha de esta construcción defensiva, aportan realidad a las numerosas referencias historiográficas existentes y abren la puerta a conocer en profundidad la zona más antigua de la capital onubense, donde se han solapado siglos y civilizaciones: tartésica, tudetana, romana, andalusí y cristiana.

La alcaldesa de Huelva, Pilar Miranda, destacó que el consistorio está en conversaciones con la familia propietaria del cabezo para su adquisición y que un equipo de expertos -la empresa Ánfora, con el arqueólogo Diego Batanero-, ya ha iniciado una investigación en el terreno. De este modo, se da continuidad a una serie descubrimientos puestos en valor o en proceso de estarlo, como los vestigios de la Huelva andalusí en la propia plaza de San Pedro y su iglesia, el puerto tartésico, ubicado en la antigua delegación de Hacienda, o el expediente en curso para convertir el Cabezo de la Joya en un parque arqueológico, entre otros hitos.

Imagen principal - Restos de los cimientos de la torre del castillo, un plano de la fortificación y trabajos arqueológicos en la zona
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Restos de los cimientos de la torre del castillo, un plano de la fortificación y trabajos arqueológicos en la zona H24

Ahora, como en siglos anteriores, cabe preguntarse con respecto al castillo ¿sobre qué otras edificaciones más antiguas se levantó? ¿Para qué fue construido y cómo desapareció? ¿Cómo era el castillo cuando reinaba sobre Huelva?¿Quién lo habitó? Gran parte de las respuestas están en los libros escritos por diversos autores. Es un relato que podría completarse con estudios arqueológicos en profundidad, que revelarían si esta construcción se levantó sobre otras anteriores y confirmarían la planimetría mostrada en las fuentes bibliográficas.

El Castillo de San Pedro se asentó sobre el cabezo del mismo nombre, un yacimiento arqueológico inscrito en 2001 en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz y que previamente se protegió como Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de monumento. Allí se se conserva inserto un fragmento de unos 10 metros de la muralla que constituye el elemento de ciudad más antiguo de Huelva y de occidente. Este muro, realizado por los tartesios con una clara influencia fenicia un milenio antes de Cristo, marca el punto desde la urbe se extendió más allá. Al ser una zona elevada, tenía una vista panorámica privilegiada de la ría y todo el entorno -que aún hoy se puede disfrutar- y representaba un enclave defensivo natural, el lugar ideal para la construcción de una fortificación.

El muro tartésico de San Pedro PCS

Un emblema de la ciudad

Juan Luis Carriazo, profesor del departamento de Historia, Geografía y Antropología de la Universidad de Huelva, es un gran especialista en castillos. En 2021 publicó la obra 'Fortificaciones señoriales del suroeste ibérico: la huella documental' y ahora mismo está inmerso en un proyecto de investigación del Ministerio de Ciencias, Innovación y Universidades titulado 'Pervivere', donde tratan la evolución del castillo al palacio y la fortificación onubense es uno de los objetos de estudio.

Carriazo no duda a la hora de catalogar la importancia de este hallazgo. «El Castillo Medieval de Huelva es el monumento número 1. Es el más importante históricamente hablando de la ciudad. En época medieval y moderna el castillo es un emblema de la la villa de Huelva. No es cualquier edificio», señala el profesor, que recuerda que está en el escudo de la ciudad. Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho recoge en 'La Huelva Ilustrada' (1762) un dibujo del castillo con el lema 'Portus maris et terre custodia'.



Imagen principal - Diferentes planos y dibujos del castillo
Imagen secundaria 1 - Diferentes planos y dibujos del castillo
Imagen secundaria 2 - Diferentes planos y dibujos del castillo
Diferentes planos y dibujos del castillo H24 / MAF

«Aunque solamente se encontraran los cimientos del castillo ya estaríamos ante uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad, junto al convento de La Merced y las iglesias de San Pedro y la Concepción», insiste y expresa su deseo de que este hallazgo sea «el inicio de una investigación importante para la ciencia histórica, la historia de Huelva y la sociedad».

El castillo, según los gráficos existentes, tiene una planta cuadrada y los hallazgos físicos de la torre «nos pueden indicar bastante. Tenemos los planos y sabemos perfectamente cómo era el castillo. Teniendo la torre y su ubicación podemos proyectar sobre terreno el conjunto de la fortificación superponiendo los planos». Agrega que como el cabezo se ha ido erosionando «es posible que no esté entera la planta del castillo».

Imagen - «Sin la arqueología no podemos saber si hay algo preexistente y sería fundamental averiguarlo»

«Sin la arqueología no podemos saber si hay algo preexistente y sería fundamental averiguarlo»

Juan Luis Carriazo

Profesor de la Universidad de Huelva

No obstante, el docente incide en que las evidencias físicas de la construcción marcan un antes y un después. «Sabíamos perfectamente que había castillo y teníamos los planos y sabíamos cómo era, pero la diferencia es que ahora lo podemos tocar. Los cimientos es lo que se conserva normalmente y a nosotros es lo que más nos interesa para saber si debajo hay algo no. Sin la arqueología no podemos saber si hay algo preexistente y sería fundamental averiguarlo. Sé que las cosas llevan su tiempo, pero lo importante es que empecemos», detalla.

El experto apuesta por «sacar a la luz los restos, consolidarlos y musealizarlos para ponerlos a disposición del público, para que pueda conocer de manera comprensible nuestra historia«. Refleja que »no es fácil encontrar esos elementos que enraícen a la gente con la historia y el castillo puede ser muy importante en ese sentido».

Investigación en curso entre «millones de documentos»

Carriazo está trabajando en el «impresionante» archivo del Palacio Ducal de los duques de Medina Sidonia, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), considerado «el archivo privado más importante de Europa», con «entre 6 y 9 millones» de documentos. «La idea es sacar en un tiempo razonable un volumen con la documentación, que hay que buscar de manera muy paciente», señala sobre la investigación, que pone el foco en los libros de cuentas del archivo ducal, pues contienen una valiosa información económica.

Al respecto, explica que normalmente en los archivos no se suele conservar y que en éste «tenemos muchos legajos con ventas, lo que se compraba y se pagaba. Puedes conocer las obras que se hacían y dentro de no mucho tendremos un estudio documental importante sobre esa fortaleza», explica, como ya han venido logrando con los castillos de Niebla y Trigueros. Con esta información económica se podría conocer con más exactitud «cómo se utiliza el castillo, cómo se vive, cómo se reforma y qué objetos y obras de arte hubo dentro».

Imagen - «Huelva es una ciudad que no tiene mucho patrimonio monumental. Tiene un patrimonio arqueológico muy importante del que se ve muy poco»

«Huelva es una ciudad que no tiene mucho patrimonio monumental. Tiene un patrimonio arqueológico muy importante del que se ve muy poco»

Juan Luis Carriazo

Profesor de la Universidad de Huelva

Carriazo también fija la aparición de los vestigios del castillo como un punto de partida hacia un mejor trato y gestión de patrimonio. «Estamos en un momento interesante. El que hayan aparecido estos restos puede terminar de convencer a nuestros políticos de que es una pieza clave para el patrimonio histórico de la ciudad. Huelva es una ciudad que no tiene mucho patrimonio monumental. Tiene un patrimonio arqueológico muy importante del que se ve muy poco», manifiesta y recuerda que «llevo décadas viendo excavaciones en la ciudad interesantísimas que acaban destruidas para hacer el garaje de un edificio». Y pone el ejemplo de Mérida, donde hay edificios con sótanos visitables o el conjunto arqueológico de Morería, cerca al Guadiana, donde se construyó sobre pilotes el edificio de las Nuevas Consejerías protegiendo un antiguo edificio romano. «¿Por qué se puede hacer en otros sitios y aquí no? Los que somos de Huelva tenemos la sensación de que ya son muchas ocasiones perdidas», resalta.

Una reconstrucción, pero virtual

El profesor de la Universidad de Huelva no quiere ni oír hablar de una reconstrucción del castillo, a menos que sea virtual. «A nadie se le ocurre encima de unos restos históricos machacarlos y hacer un edificio nuevo. Construir encima de lo que hay es una aberración que no tiene sentido ninguno. Es una salvajada. Hay que conservar lo que hay, estudiarlo y ponerlo en valor. El castillo ya no lo tenemos, pero se puede reconstruir virtualmente y hay tecnología para ponerte unas gafas y pasearte por dentro del castillo y ver las salas», opina.

Para este trabajo hay como base mapas, croquis y dibujos esquemáticos. El datado en 1768 es un plano «muy interesante», apunta Carriazo, porque se muestran en rojo las partes de la construcción en ruinas, 13 años después del terrible terremoto de Lisboa. «Parte del edificio está en pie, pero ya está inservible y, como ocurre en Trigueros y Niebla, la población pide al duque aprovechar los restos constructivos para usarlos en otros edificios. Hay que tener en cuenta que la piedra disponible más cercana a Huelva está en Niebla. Nos puede parecer ahora una barbaridad, pero en ese tiempo era ecológico y razonable reutilizar el material de un edificio viejo», sentencia el docente.

Multiples referencias bibliográficas

El propio nombre de Huelva ya apunta a su castillo. Tiene su origen en la denominación fenicia 'Onus Baal', que significa «la fortaleza del Dios«. Baal era el señor supremo de los elementos y protector, controlador de la tormenta, la fertilidad y el trueno. De la Onuba que erigía se en las alturas entre dos ríos hay referencias del autor romano Plinio (s. I). Al-Idrisi (s. XII) se refiere a Huelva como fortaleza (hisn) y advierte la presencia de «una muralla de piedra» y Al-Himyari (s. XIV) escribió que «Huelva es una villa bien defendida a la que es posible acceder por entre montes de angostos pasos».

Más específicamente del castillo escribieron Juan de Segura (1599), Rodrigo Caro (1634), Luis de Coen y Campos (1667), Pedro de San Cecilio (1669), Jacobo de Barco (Disertación histórico-geográfica sobre como se redujo la antigua Onuba a la villa de Huelva, 1755), Juan Agustín de Mora Negro y Garrocho ('La Huelva Ilustrada' 1762), Diego Díaz Hierro (S. XX), José Luis Gozálvez Escobar (De la restauración del siglo XVI al fin del Castillo, 1990) y el propio Juan Luis Carriazo ('Fortificaciones señoriales del suroeste ibérico: la huella documental', 2021) y Guillermo Duclos ('La fortificación de un territorio. Arquitectura militar en la raya de Huelva, siglos XVII y XVIII. 2002')

Fechas históricas clave

De la historia se pueden extraer acontecimientos que marcaron el transcurso del destino de Huelva. Uno de ellos es la conquista cristiana de Niebla en 1262, por lo que pasa al reino de Castilla, y la posterior concesión en señorío vitalicio de Huelva al almirante Juan Mathe de Luna (1293) por parte del rey Sancho IV, hijo de Alfonso X 'El Sabio'. En 1299 la concesión recae en Diego López de Haro, señor de Vizcaya, alférez y mayordomo de Fernando IV. El rey le entrega la villa «que dicen Huelva, que es cabo Niebla y cabo Saltés, con su alcázar». Los documentos hablan del «castillo de la villa de Huelva», destaca Juan Luis Carriazo.

En 1310 Huelva es comprada por 240.000 maravedíes doña Vataza de Lascaris, dama griega de una importante familia bizantina, aya y camarera mayor de la reina Constanza, mujer de Fernando IV. Dos años después, en 1312, vende «la villa y castillo que dizen Huelba, que es en la frontera, en el Algarve», a la ciudad de Sevilla por 300.000 maravedíes.

Imagen - En el castillo nació Luisa Francisca de Guzmán de Sandoval, hija de los condes de Niebla, que llegó a ser reina de Portugal

En el castillo nació Luisa Francisca de Guzmán de Sandoval, hija de los condes de Niebla, que llegó a ser reina de Portugal

Ya en el siglo XVII pertenecía a la poderosa casa de Medina Sidonia y se convirtió en la residencia del décimo conde de Niebla, Manuel Pérez de Guzmán y Gómez de Silva, casado con Juana Lorenza Gómez de Sandoval y Rojas. De este matrimonio nació en 1613 en el castillo y fue bautizada en la iglesia de San PedroLuisa Francisca de Guzmán de Sandoval, que se convirtió en reina de Portugal al casarse con Juan IV.

La distribución de un castillo con cinco torres

El arquitecto onubense Luis Alfonso Morales, conocido en redes como @Alfuturoarquitectura y autor del libro sobre la historia de Huelva 'Huelvalogía' (Niebla, 2025), señala a Huelva24 que del Castillo de Huelva hay información por «numerosos documentos escritos» en distintas épocas y hay un par de planos con «bastante fiabilidad». Uno, «muy esquemático» es de 1667, realizado por Luis de Coen y Campos, que encuentra en el archivo ducal de Medina Sidonia. El más reciente, de 1768, muestra la planta del castillo y en rojo «las zonas que están en grave deterioro o en ruinas».

Ahora, en la tierra del cabezo se ha encontrado los cimientos de una de las torres norte, las más pegadas al borde del cabezo. Como explica, Morales, se llama 'la torre de las cuatro tinajas' y era la más alta, con alrededor de 15 metros, entonces 18 varas castellanas, lo que ahora sería un edificio de cinco plantas. «Era la más grande en altura y la más corpulenta en anchura», apunta el arquitecto, que añade que de esta torre partía la muralla exterior que bordeaba el cabezo y que «probablemente se caería con la erosión del cabezo por las lluvias».



Imagen principal - Mirador del Cabezo del San Pedro, restos superficiales del castillo y un dibujo del mismo del siglo XIX
Imagen secundaria 1 - Mirador del Cabezo del San Pedro, restos superficiales del castillo y un dibujo del mismo del siglo XIX
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Mirador del Cabezo del San Pedro, restos superficiales del castillo y un dibujo del mismo del siglo XIX M. A. F. / H24

Detalla que se le añadió muralla a la parte sur, la que miraba a la actual plaza de San Pedro, y otra perimetral por esa zona que está «abaluartada», pues tenía una inclinación para aguantar mejor los impactos de la artillería. Ese muro, según los planos, tenía «su tronera y dentro tenía una serie de torres, de la que la mas importante era la de las cuatro tinajas», de la que se han encontrado los cimientos ahora. En otra esquina del cuadrado frontal estaba una torre octogonal, la del Canuto, la torre de la sala de la reina, de unos ocho metros, la torre de la botica, enfrentada a la puerta de la muralla perimetral. «La idea era que los que accedieran se encontraran una torre defensiva y tuvieran que avanzar en zig zag, reflejo del diseño andalusí». De este modo, era más difícil llegar que si tienes que cruzar una puerta tras otra en línea recta. En la parte derecha está la torre de la mazmorra, de unos 13 metros y medio.

Imagen - «En el interior del castillo, tras pasar la puerta principal, había un patio porticado con una serie de columnas y arcos y en el centro un aljibe»

«En el interior del castillo, tras pasar la puerta principal, había un patio porticado con una serie de columnas y arcos y en el centro un aljibe»

Luis Alfonso Morales

Arquitecto

«En el interior del castillo, tras pasar la puerta principal, había un patio porticado con una serie de columnas y arcos y en el centro un aljibe«, describe el arquitecto onubense. A su alrededor estaban las distintas estancias, como habitaciones y la cocina. En su planta alta, la zona noble, se encontraban las estancia de los condes, sus alcobas, la capilla y la sala de la chimenea, el salón principal, habitaciones para invitados y un espacio de recepción denominado la sala del dosel.

Una fortaleza de la Reconquista con antecedentes

Morales sitúa el origen del Castillo de Huelva en el periodo de la reconquista cristiana. En el 1262 la corona de Castilla tomó Niebla, por lo que en ese siglo XIII ya existiría la fortificación, asentada «sobre las ruinas de una fortaleza andalusí, una alcazaba, y también tenemos constancia de que en ese enclave estaría una fortificación romana», ya que «el cabezo de San Pedro fue sucesivamente empleado como baluarte defensivo».

El arquitecto onubense apunta que el castillo era la principal fortificación de la ciudad, pero ésta también contaba con construcciones levantadas ambas en la zona portuaria, como el Arco de la Estrella y la Torre del Puntal -parecida a la Torre Almenara de Punta Umbría o Torre Arenillas, en Palos-.

El castillo repelió sucesivos ataques de piratas y formó parte de la defensa castellana en su conflicto con el reino de Portugal

En sucesivos años de la Edad Media y Moderna el castillo repelió ataques de piratas. Recuerda Morales que entonces la ciudad «sólo se extendía por el cabezo de San Pedro. Huelva era un pequeño pueblecito y el castillo abarcaba muy bien la defensa de aquella parte». Asimismo, fue lugar de defensa para las tropas castellanas en la época del conflicto con el Reino de Portugal. «Se usó en numerosas ocasiones», apunta.

El Castillo de Huelva se sometió a varias reparaciones entre finales del siglo XVI y el XVII, al igual que el Arco de la Estrella. En torno a 1595 se realizó una intervención para preparar la llegada de los Condes de Niebla al castillo, que pasó a ser su residencia principal. Lo fue hasta 1640, ya que entonces la ciudad de Huelva ya se había extendido hacia lo que es el actual centro de la ciudad y los nobles se trasladaron al Palacio de los Medina Sidonia, en la actual calle Palacio.

Imagen - «La ciudad creció acercándose al puerto y ya era inútil un castillo que no alcanzaba para defender partes tan lejanas»

«La ciudad creció acercándose al puerto y ya era inútil un castillo que no alcanzaba para defender partes tan lejanas»

Luis Alfonso Morales

Arquitecto

 «La ciudad creció acercándose al puerto y ya era inútil un castillo que no alcanzaba para defender partes tan lejanas», señala Morales, que recuerda que hay referencias de que al quedar abandonado, 30 años después de la salida de los duques, «se temía que en alguna de las incursiones portuguesas se metieran dentro de las ruinas, por lo que se aconsejaba que lo mejor era quitar el castillo de en medio, y se recomendaba su demolición en la época».

No obstante, «las ruinas aguantaron bien hasta el terremoto de Lisboa, que terminó de arruinar lo poco que quedaba de él» y sus ladrillos cascotes y piedras se usaron en la reparación del Convento de la Merced, la actual catedral. «Los onubenses fueron rapiñando los restos de aquella ruina. Si nadie los reclamaba ni defendía, en caso de necesidad de materiales de obra, los cogían para los muros de sus casas», afirma.

Morales apunta que la zona del cabezo donde se encontraba el castillo en 1828 se convierte en el cementerio y luego ya en el siglo XIX en la segunda mitad, también se toman elementos «para empedrar las calles». Por tanto, concluye que una buena parte del castillo está «disperso por Huelva». Sin embargo, ve «posible» que partes de los cimientos «bien anclados al suelo no pudieran ser retirados y todavía sigan ahí», para ofrecer, en representación de todos los elementos perdidos, un silencioso y valioso testimonio que Huelva debe escuchar.

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