Pepe El Marismeño, sobre el chiringuito que montó en Punta Umbría: «Diez años después, es el único que hay legal y nadie ha pedido perdón»
El Uno Beach Club desató la polémica cuando el artista lo puso en marcha, mientras que hoy es uno de los pocos establecimientos de la costa puntaumbrieña que tiene los papeles en regla
Desde Aldi a Pepco pasando por Kik o Burger King: las marcas detrás de los proyectos inmobiliarios de Pepe el Marismeño en Huelva
Pepe el Marismeño abre su polémico chiringuito en Punta Umbría con quejas por ruido
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónAlgo menos de diez años después de que Punta Umbría viviera una de las polémicas urbanísticas y mediáticas más ruidosas de su historia reciente, el tiempo ha colocado la escena del revés: uno de los pocos chiringuitos -el «único», según su impulsor- que cumple hoy por hoy la normativa al cien por cien es precisamente aquel que en 2017 desató protestas vecinales, titulares duros y hasta amenazas de denuncias.
El Uno Beach Club, impulsado por Pepe El Marismeño, es hoy uno de los pocos establecimientos de la costa puntaumbrieña cuya documentación está en regla de principio a fin. Paradójicamente, fue el que soportó la mayor presión mediática, política y social ante su apertura. Así lo recuerda el que fue uno de sus impulsores, Pepe Gómez El Marismeño. «Diez años después, es el único que tiene licencia de apertura y es el único legal. Y nadie ha pedido perdón por todo aquello», lamenta, recordando que «me pusieron como los trapos».
El proyecto del Uno Beach Club surge en 2016, una vez que el artista supera sus adicciones y ha puesto en marcha su propia clínica de tratamientos, el Instituto Galeno. «Ya con mi vida estabilizada, decido empezar a montar proyectos en la hostelería, que es un mundo que conozco bien».
A partir de ahí puso en marcha varios negocios. «Creamos ciento cincuenta puestos de trabajo. Montamos restaurantes que se van a quedar para los restos, como El Faro, uno de los mejores de Huelva, o la cafetería Platero, que es un servicio al hospital increíble». Con estos en funcionamiento en HUelva, decide dar el salto a Punta Umbría, donde aterriza con el Uno Beach Club, en plena Canaleta.
Pero lo que aspiraba a ser una apuesta gastronómica moderna, lejos del «modelo clásico de pescado frito, porque para eso ya estaban allí los mejores», pronto se convirtió en un foco de controversia: acusaciones de trato de favor, sombras de sospecha sobre la legalidad del establecimiento, mucho ruido alrededor de su apertura, atrayendo los focos de todo el país que se acercaban atraídos por «la última polémica del Marismeño».
La tormenta mediática de 2017
Durante meses, titulares, columnas y protestas de distintos colectivos cuestionaron la legalidad del chiringuito. Se hablaba de posible incumplimiento de la Ley de Costas, de un exceso de hormigón, de ruidos, de actuaciones musicales sin licencia. La Asociación de Vecinos de La Canaleta -detrás de otras denuncias recientes a establecimientos de la zona que han acabado con su clausura- denunció ruidos y exigió vigilancias policiales, tras recoger miles de firmas contra la apertura.
La oposición de entonces, sobre todo Unidos por Punta Umbría -hoy en el Gobierno local- se sumó al rechazo público y llevó la cuestión varias veces al pleno. Pero el Uno Beach Club fue superando los distintos trámites administrativos y con los informes favorables del Gobierno municipal, la Junta de Andalucía y Costas, finalmente echó a andar en 2017.
«Yo me presenté a un concurso público con otras nueve empresas y lo gané. De permisos no hay ningún problema«, insistía Pepe Gómez entonces.
¿Por qué tanta guerra?
Hoy, con la perspectiva que dan los años y la nueva realidad de Punta Umbría —donde 18 de los 31 chiringuitos están en situación irregular y donde ya se han producido demoliciones como la del Costa Recife (El Portugués) o el cierre de Casa Diego Canaleta—, El Marismeño valora aquel conflicto con una mezcla de incredulidad y orgullo.
«¿Cómo puede ser que haya tantísimos chiringuitos y que el único legal sea el mío, que fue el que generó la que se montó? Muy fácil: porque lo montó Pepe El Marismeño», sentencia sin rodeos. «Si lo monta Manolito Pérez, no pasa nada. Pero si lo monto yo, ya creen que hago lo que me da la gana. Y no: es el único legal porque me ajusté a todas las leyes del momento».
No olvida de entonces sin embargo su choque con el actual alcalde de la localidad, José Carlos Hernández Cansino, muy crítico en su momento con el proyecto, y motivo por el que, asegura, hoy por hoy no mantiene ninguno de sus negocios en Punta Umbría.
«Me olí que iba a entrar y traspasé todos los negocios de Punta Umbría. Vendimos la sociedad a un señor que lo lleva de categoría, pero yo no quiero nada ya allí». Ahora «tengo el orgullo de decir que funcioné de categoría sin necesidad ni de los políticos ni de los cuatro vecinos de La Canaleta. Pero repito: diez años después nadie ha pedido perdón», considerando que alguien «debería hacerlo y decir: El Marismeño hace las cosas bastante bien».
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión