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El primer monasterio de España declarado Monumento Nacional está en Huelva: «Es uno de los edificios más valiosos de Andalucía»

El convento franciscano ha sido testigo de algunos de los capítulos más decisivos de la Historia

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Vista exterior del Monasterio de La Rábida, en la provincia de Huelva h24

VICTORIA GÓMEZ

Huelva

En un alto y rodeado de pinares, muy cerca de la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel, se alza el Monasterio de Santa María de La Rábida, uno de los lugares más emblemáticos de la provincia de Huelva. Desde hace siglos, este pequeño convento franciscano ha sido testigo de algunos de los capítulos más decisivos de la historia y, además, fue el primer monasterio de España declarado Monumento Nacional por Real Orden, en 1856.

Ese reconocimiento temprano, otorgado cuando apenas existía una conciencia patrimonial como la actual, marcó el comienzo de la protección oficial del edificio y lo situó entre las joyas arquitectónicas más valiosas de Andalucía. Con sus muros encalados, su sobriedad franciscana y su entorno de pinares, el monasterio ha permanecido en pie como símbolo de una época y de una provincia que cambió la historia del mundo.

El refugio de Colón antes del viaje al Nuevo Mundo

La historia del monasterio está íntimamente ligada al Descubrimiento de América. En 1485, Cristóbal Colón llegó buscando refugio y apoyo, tras haber sido rechazado su proyecto por la corte portuguesa. En La Rábida encontró hospitalidad en los frailes franciscanos, especialmente en los frailes Juan Pérez y Antonio de Marchena, aficionado a la astronomía. Ambos intercedieron ante los Reyes Católicos para que el proyecto del navegante genovés fuera escuchado.

Durante los años siguientes, Colón permaneció largas temporadas en el monasterio, perfilando los detalles de su viaje y recabando el apoyo de marinos locales, entre ellos los hermanos Pinzón, naturales de Palos. La tradición señala que el almirante oró ante la Virgen de los Milagros, una talla gótica del siglo XIII, antes de embarcarse rumbo a lo desconocido. Ese vínculo entre fe, ciencia y aventura sigue siendo hoy uno de los rasgos más fascinantes del conjunto, que forma parte de los llamados Lugares Colombinos -junto al Muelle de las Carabelas o la localidad de Moguer-, declarados Conjunto Histórico-Artístico.

Presbiterio de la iglesia del Monasterio de la Rábida. h24

Un tesoro arquitectónico entre el gótico y el mudéjar

El Monasterio de La Rábida es también un ejemplo sobresaliente del gótico-mudéjar andaluz, levantado entre los siglos XIV y XV. Su nombre procede del término árabe ribāt, que designaba pequeños lugares fortificados o de retiro religioso, lo que sugiere que el enclave ya tuvo algún uso espiritual antes de la llegada de los franciscanos.

Su iglesia, de una sola nave, está construida en ladrillo con arcos apuntados y una decoración de cerámica vidriada. El claustro, pequeño y de proporciones armoniosas, tiene una atmósfera de recogimiento que sorprende al visitante.

A lo largo de los siglos, el edificio ha sufrido varias restauraciones, especialmente tras el terremoto de Lisboa de 1755, que dañó parte de su estructura. En el siglo XX, el artista Daniel Vázquez Díaz decoró sus paredes con un conjunto de frescos monumentales que narran escenas del Descubrimiento y dan al monasterio una dimensión artística añadida. En sus dependencias se exponen además mapas antiguos, maquetas de las carabelas y objetos relacionados con la expedición colombina, que ayudan a entender su papel como epicentro del viaje más trascendental de la historia moderna.

Un monasterio vivo y abierto al visitante

Más de cinco siglos después, La Rábida sigue siendo un monasterio habitado por una pequeña comunidad franciscana -hospedada en una vivienda anexa-, lo que le da un carácter de autenticidad poco común. Su función religiosa convive con la turística: puede visitarse durante todo el año, de martes a domingos, con un precio de entrada de 4 euros, y recorridos que permiten acceder a la iglesia, el claustro, las salas museísticas y los jardines, desde los que se divisa el estuario donde partieron las carabelas.

El conjunto, protegido como Bien de Interés Cultural, está gestionado por estos frailes y por la Diputación de Huelva. Su entorno inmediato, el Paraje de La Rábida, se completa con el Muelle de las Carabelas, el Monumento a Colón y el Foro Iberoamericano, conformando uno de los espacios históricos más frecuentados de la provincia.

Visitarlo hoy es asomarse a la raíz de una hazaña que cambió el rumbo de la humanidad, pero también disfrutar de un monumento que ha sabido conservar su sencillez y su espíritu franciscano.

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