provincia
El pueblo de Huelva en el que fue encarcelado el poeta Miguel Hernández: fue fundado por un gallego y está en la frontera con Portugal
Este pueblo de poco más de 1.600 habitantes ha sido durante siglos lugar de paso, de intercambio y también de memoria
Se llama como una planta y está rodeado de montañas: así es el desconocido pueblo de Huelva que está perdido en medio de la sierra
S. M.
Huelva
Entre dehesas, encinas y el cauce del río Chanza se levanta Rosal de la Frontera, un pequeño municipio onubense que guarda en sus calles una historia tan singular como su ubicación. Situado en el extremo occidental de la provincia de Huelva, a apenas dos kilómetros de Portugal, este pueblo de poco más de 1.600 habitantes ha sido durante siglos lugar de paso, de intercambio y también de memoria.
Rosal de la Frontera debe su origen a la antigua Aldea del Gallego, un asentamiento fundado por un colono procedente de Galicia que acabó despoblándose en el siglo XVII a causa de los conflictos fronterizos con el país vecino. No fue hasta el siglo XIX cuando se decidió repoblar la zona, dando lugar a un nuevo núcleo llamado Rosal de Cristina, en honor a la regente María Cristina. Con el paso del tiempo, aquel nombre se transformó en el actual Rosal de la Frontera, denominación que refleja a la perfección su carácter de «pueblo de raya». Este municipio ha estado marcado por su doble condición de puerta de entrada y de límite, un punto donde la historia de España y Portugal se ha entrelazado en caminos, costumbres y acentos compartidos.
Donde el poeta fue detenido
Uno de los episodios más recordados de la historia de Rosal de la Frontera ocurrió en 1939. Tras el final de la Guerra Civil, el poeta Miguel Hernández intentó cruzar la frontera hacia Portugal para huir del régimen franquista, pero fue detenido precisamente en este pueblo. Pasó un breve tiempo encarcelado en una de sus dependencias, hoy reconvertida en la Casa de la Cultura Miguel Hernández, donde se conserva una recreación de la celda que ocupó.
Aquel suceso marcó para siempre la memoria del municipio, que con el tiempo ha sabido convertirlo en un símbolo de cultura y recuerdo. Cada año, Rosal rinde homenaje al autor de El rayo que no cesa, recordando su paso por este lugar fronterizo donde se truncó su intento de libertad.
Tierra de encuentros y caminos
Rosal de la Frontera ha vivido siempre mirando a ambos lados del mapa. Sus gentes han mantenido una relación constante con los pueblos portugueses vecinos, compartiendo ferias, oficios, tradiciones y hasta parentescos. En su paisaje se mezclan la sierra, las dehesas y los caminos de pastoreo, en un entorno natural que forma parte de la Faja Pirítica Ibérica, una de las zonas mineras más importantes del suroeste peninsular.
En sus alrededores aún se pueden encontrar vestigios prehistóricos, como los dólmenes y crómlech de la Pasada del Abad, junto a antiguas rutas de arrieros y contrabandistas que cruzaban la frontera cuando el comercio era una cuestión de ingenio y supervivencia.
Hoy, el municipio apuesta por revitalizar ese legado, impulsando proyectos de turismo rural y de naturaleza, rutas de senderismo y cooperación transfronteriza con Portugal. Su ubicación privilegiada lo convierte en punto de partida ideal para explorar tanto el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche como el cercano Alentejo portugués. La vida cotidiana transcurre tranquila entre casas encaladas y calles amplias, donde todavía se escucha el murmullo de los vecinos y el repicar de las campanas en las fiestas patronales.
El pueblo mantiene vivas sus tradiciones, pero también mira al futuro. En los últimos años, sus habitantes han trabajado por recuperar senderos y caminos históricos que lo conectan con Portugal, fomentando el intercambio cultural y el turismo sostenible. Su economía sigue basándose en la ganadería, la agricultura y el aprovechamiento del monte, aunque cada vez gana más protagonismo el turismo rural.
En definitiva, Rosal de la Frontera es un pueblo marcado por su espíritu fronterizo y por una historia que combina dureza y belleza. Desde el recuerdo de Miguel Hernández hasta los ecos del contrabando y los proyectos de cooperación actuales, cada etapa de su pasado ha dejado una huella que se percibe en su gente y en su paisaje.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión