El pueblo de Huelva que alberga un museo de pintura contemporánea y otro de artesanía pastoril en un entorno idílico
Además de conocer estos espacios guardianes de la cultura local, el viajero encontrará un caserío que cautiva en medio de espectaculares paisajes serranos
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JOSÉ MANUEL BRAZO MENA
El pequeño pueblo serrano de Cortelazor la Real, de apenas 300 habitantes, que se acuna en el corazón de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, constituye un lugar idóneo para el turismo rural, al ofrecer al visitante un conjunto de casas encaladas, calles sinuosas y empedradas y sosegados rincones, que mantienen la característica arquitectura popular de estilo serrano, que le hizo merecer su declaración como Conjunto Histórico en el año 1983.
Entre el bello entramado urbano destacan dos museos en la localidad como guardianes de pinturas contemporáneas y de la artesanía en madera. El primero recoge las obras de numerosos creadores plásticos que participan cada año en el Certamen Nacional de Pintura al Aire Libre de Cortelazor, procedentes de distintos puntos del país, y el segundo, alberga piezas del arte pastoril talladas sobre todo en brezo nazareno por un artista de la tierra.
El primer espacio expositivo, Museo José Pérez Guerra, que recibe el nombre del impulsor del conocido certamen de pintura cortelazoreño, contiene decenas de cuadros galardonados con diversos premios y el importante acompañamiento de quienes, fuera de concurso, realizaron su obra para donarla a Cortelazor, que hoy cuenta con este importante patrimonio artístico, enriquecido por reflejar tanto paisajes como sentimientos.
Así muchas de estas obras pintadas por decenas de artistas en las calles del pueblo y su entorno durante el certamen, eternizan la belleza de estos rincones, que sirven de modelo a los creadores, convirtiendo el municipio cada primer sábado de agosto en un gigantesco taller pictórico al aire libre. El museo, ubicado en un edificio municipal en la calle Carretera de Hinojales, nº8, se visita con cita previa, en el teléfono 959 12 40 32, de 9:00 a 14:00 horas.
En otra planta del mismo edificio se encuentra el Museo de Artesanía Popular José Navarro Pérez, donde el viajero puede contemplar una amplia colección de cucharas y cucharitas, tenedores, morteros, majas, figuras decorativas, cazuelas, llaveros, pipas de fumar, brochas de afeitar, jarras, copas, cruces, incluso maquetas de la iglesia y el paseo del pueblo labradas en madera de brezo, que forman parte del espacio que lleva el nombre del artista.
José Navarro Pérez conocido con el apodo de «El Cuchara», descubrió su talento para tallar la madera de manera casual, cuando con 18 años su novia le pidió un «cucharro» para sacar las aceitunas de la tinaja, y como él carecía de este utensilio fabricó uno de madera mientras guardaba el ganado, con un relieve detallista grabado que incluía las iniciales de su nombre y el de Pilar, la que con el tiempo sería su mujer, iniciándose así en la artesanía de la madera.
Reliquias arquitectónicas
En el paseo por el casco urbano, el viajero encontrará monumentos como la iglesia parroquial de Ntra. de los Remedios, edificio originario del siglo XVI que fue remodelado en el XVIII, época a la que pertenecen la fachada principal y la torre. Su interior alberga tesoros como unas pinturas murales dedicadas a la Crucifixión y un cuadro de la Divina Pastora, creado por el higuereño Alonso Miguel de Tovar, discípulo de Murillo y pintor de cámara de Felipe V.
La otra reliquia arquitectónica de Cortelazor, la ermita dedicada a la Virgen de la Coronada, se encuentra a cuatro kilómetros en dirección a Hinojales, en medio de un paraje de gran belleza. La capilla, cuyo origen se remonta a la época de repoblación del siglo XIII, está considerada como una de las más antiguas de la comarca. En su interior se encuentra la talla policromada de la Virgen titular, obra original de la primera mitad del XVI.
Otro de los lugares destacados lo constituye el gigantesco olmo de la plaza de Manuel Sánchez, árbol con más de 900 años bajo el que se reunía el concejo de la villa, según cuenta la tradición. Son también de interés las fuentes que se encuentran localizadas en el costado de la iglesia, y la conocida como «Lavadero de la Fuente Chica», en el inicio del camino hacia Navahermosa, con un caño por donde mana el agua, un lavadero y un pilar para el ganado.
El Charco Malo, en medio de un hermoso valle
Para los amantes de la naturaleza, el entorno de Cortelazor constituye una interesante propuesta, con una serie de rutas recomendables como las del curso del Arroyo de la Guijarra, con el Charco Malo, una caldera natural provocada por un salto de agua en una zona umbría y en medio de un hermoso valle. El lugar cuenta con saltos de agua, formaciones de ribera bien conservadas y pozas con distintas denominaciones (San Ildefonso, El Sapo, El Cura, El Azul…).
Otros senderos conducen hasta el Alto del Palancar, situado a dos kilómetros de la población por la carretera de Los Marines, tomando un camino a la derecha hasta el puerto, desde donde se divisan numerosos pueblos de la comarca. A otro de los miradores, el de Puerto del Alto, se accede por una carretera estrecha y sinuosa que sube a la Sierra de Hinojales, un atractivo paraje desde el que se puede disfrutar de una amplia panorámica serrana.
Sabores cortelazoreños
En cuanto a las especialidades gastronómicas, estas giran en torno a las matanzas caseras del cerdo ibérico. Entre los platos típicos destacan las chanfainas, guiso que se preparan en las matanzas con vísceras, hortalizas y aderezos de aromáticas. También son tradicionales las migas, gazpacho de invierno, cocido serrano y el potaje de habichuelas. En dulces la miel, el piñonate, retorcidos, tortas de manteca, isabelitas y el exquisito potaje de castañas.
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