Casa Luciano Huelva: «El resurgir de un clásico onubense con el mejor salpicón y morrillo de atun de la provincia»
El próximo mes de julio celebra su 60 aniversario manteniendo sus señas de identidad basadas en el cuidado al cliente y la gran calidad de sus productos

Hablar de Casa Luciano es hablar de la historia de la gastronomía onubense. El próximo mes de julio celebra su 60 aniversario manteniendo sus señas de identidad basadas en el cuidado al cliente y la gran calidad de sus productos. Situado en la bella ciudad fronteriza de Ayamonte, un poco escondido y extraño en su exterior, pero acogedor y familiar en su interior, atesora los mejores productos gastronómicos, sobre todo del mar, aunque no son desdeñables sus guiños carnívoros.

Luciano, segunda generación que hoy regenta esta noble casa, es una persona meticulosa y detallista, al que se le nota el cariño por lo que hace y su gusto por innovar tanto en lo gastronómico como en la sala, no en vano tiene el único robot camarero que conozco en la provincia, que ayuda con maestría a recoger los platos en la sala. Esa inquietud y mimo se conjugan para saber mantener las referencias más tradicionales y así mismo intercalar nuevas elaboraciones que son un verdadero lujo.
En nuestra visita hemos podido probar algunos de sus platos más icónicos y alguna novedad, siempre al centro, como suelo hacer para probar más cosas. Empezamos, como no podía ser menos, por su majestuoso y suculento salpicón de bogavante. Podría decir que no es un salpicón en sí, si no un bogavante entero en su punto perfecto de cocción, presentado sobre un aliño de verduras con mayonesa de ajo y huevo cocido, toda una delicia. Tanto es así que se cobra según el peso del crustáceo, pero bien merece la pena.
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Continuamos con quizá su plato más afamado, el morrillo de atún rojo. Habitualmente lo pido al horno, pero este día lo tenían con tomate. Tan delicioso uno como el otro, con un tomate muy delicado rayando casi un encebollado gaditano con toque de pimentón.
Otro de sus fijos son los callos de bacalao, guisados al estilo de los madrileños con su chorizo incluido, que resultan lujuriosos. Probamos dos novedades al menos para mí, más de interior, como fueron un sabrosísimo arroz con venado, de textura magnífica, muy gustoso y terminamos el salado con una paletilla de cordero al horno con verduras, diferente a la habitual que tengo en mi memoria, pero realmente soberbia y con un sabor al campo delicioso.
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Como colofón dulce, la que para mí es la mejor tarta de queso de nuestro entorno, al horno, sabrosa y muy cremosa, una delicia para que el que le guste y que supera el hartazgo de estas que hoy en día tenemos por doquier por culpa de las dichosas modas de la gastrotontería. Aquí hay que pedirla siempre.
Todo el despliegue fue regado por vinos de su buena bodega, que tienen referencias un poco más allá de las habituales y que consiguen acercarse al alto nivel gastronómico.


Sin duda es un placer ver resurgir y mantenerse en la brecha a uno de los grandes clásicos onubenses. Se nota el cariño y la buena mano culinaria en este recóndito rincón ayamontino donde disfrutar de la buena comida y aumentar nuestra felicidad se dan la mano de forma evidente.