EXPLOSIÓN GLOBAL

DE AVILÉS AL MUNDO

MMR Bikes acelera su expansión global desde Asturias

un proyecto con

REPORTAJE

Dani Méndez

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Desde Avilés, MMR Bikes avanza con fuerza en su expansión internacional mientras mantiene un firme arraigo a su tierra, donde apoya a la comunidad ciclista y forma a jóvenes talentos a través de su club y su academia.

“Una marca de bicicletas es algo que puede perfectamente comercializarse en cualquier país del mundo”, afirma Daniel Alonso Villarón, propietario de MMR Bikes, sentado en el showroom de la firma en Avilés. La localidad asturiana parece el lugar perfecto para una empresa como la suya. La ciudad combina su tradición industrial con un entorno natural —montañas, bosques y costa— que ha visto crecer una importante cultura ciclista. La Vuelta Ciclista a Asturias, sin ir más lejos, cumple este año un siglo: nació en noviembre de 1925, cuando unos entusiastas del pedal recorrieron 231 km por carreteras en mal estado y desniveles extremos. El entusiasmo no ha decaído. La región, conocida por la dureza de sus recorridos y el clima imprevisible, atrae a profesionales y cicloturistas de montaña. Algunos se han incorporado a la firma, como Samuel Sánchez, nacido en Oviedo en 1978 y curtido en varios Tours de Francia o la Vuelta a España o como Chechu Rubiera (Gijón, 1973), célebre gregario sobre ruedas y hoy responsable de ingeniería en MMR Bikes. En su sede de Avilés se diseñan, desarrollan y montan las bicicletas de la firma. Se testan en laboratorio, por supuesto, pero también en carretera. Están en el sitio adecuado.

“Utilizamos todo el paisaje de Asturias para hacer las presentaciones y convenciones”, destaca Daniel Alonso. “Cuando traemos a nuestros clientes, el paraíso natural encaja muy bien en el perfil del proyecto empresarial y refuerza la credibilidad de lo que hacemos”. Asturias, dice, es el campo de pruebas perfecto para sus bicicletas. Pausado en las maneras y con el aplomo que da su amplio bagaje empresarial, habla sin tapujos. Desde que en 2008 rescató MMR Bikes tras su crisis y la relanzó mediante Sport Lifestyle S.L., Daniel Alonso ha sido el motor de su recuperación y expansión. Introdujo la paciencia y solidez financiera que permitieron no solo estabilizar la compañía, sino crecer gradualmente en España y abrirse a nueve mercados internacionales.

Avilés, con su mezcla de tradición industrial y paisajes verdes que desembocan en el Cantábrico, es el punto de partida de MMR Bikes. Desde aquí, la marca diseña y monta sus bicicletas, que ruedan por todo el mundo sin perder el sello asturiano. La ciudad y su entorno sirven de laboratorio natural: carreteras exigentes, puertos de montaña y un clima imprevisible que ponen a prueba cada modelo antes de salir al mercado. En palabras de Daniel Alonso, “este paraíso natural refuerza la credibilidad de lo que hacemos”.

“Yo busco la excelencia en todo lo que hago, me muevo por la pasión”, resume Daniel Alonso, propietario de la firma. Esa filosofía la ha trasladado a sus bicicletas, concebidas para que quien las monte sienta lo mismo que él: ganas de salir a rodar. “Lo más bonito es ver mis bicicletas por las carreteras de España; es mi vida puesta en valor”. Y lo tiene claro: este es el proyecto por el que quiere ser recordado.

Raíces asturianas… e imán para el talento

“Cuando empecé con la compañía éramos cuatro, y tres eran amigos ciclistas con los que salía a rodar. Nuestro arraigo era natural”, cuenta Alonso con una sonrisa. “Ahora estamos viendo que atraemos talento que, aunque nacido en Asturias, ha desarrollado su carrera en Madrid, Barcelona o el extranjero. Jóvenes de 25 a 28 años que regresan buscando la calidad de vida que ofrece la región”. Resume.

Daniel Alonso pertenece a la influyente familia Alonso Villarón, con un amplio legado en los sectores industrial y de renovables de Asturias. Subraya, eso sí, su independencia.  Mantiene un perfil propio, centrado en la innovación y la sostenibilidad. “Mi padre siempre me comentó que las cosas hay que hacerlas bien y yo siempre busco la excelencia en lo que hago, nunca pienso en la economía, en los números, yo me muevo por la pasión”. Dicho lo cual, asoma el empresario que es y matiza: “después los números tienen que salir porque si no el proyecto se hace inviable”.

Imagen individual

El modelo Kenta es uno de los estandartes de MMR Bikes. Diseñada en Avilés y construida en fibra de carbono de alto módulo, busca el equilibrio perfecto entre ligereza y rigidez, dos cualidades esenciales para la competición de montaña.

El tejido empresarial asturiano, marcado por pymes familiares e industrias asentadas, se convierte en un caldo de cultivo para iniciativas como MMR Bikes. “Desde Asturias, con la ayuda de la entidad del Banco Sabadell, que ha apoyado a empresas pequeñas como la mía, podemos sostener procesos de innovación y crecimiento que requieren recursos financieros importantes”

Creando cantera

Pero aquí no sólo se fabrican bicicletas; también se forma a los ciclistas del futuro. La Samuel Sánchez‑MMR Cycling Academy representa la apuesta de MMR Bikes por la formación y por los valores sociales que definen a la compañía. Samuel Sánchez, medallista de oro en ruta en Pekín 2008, ejerce como CEO y cofundador de la academia desde 2015. “Es una academia de jóvenes talentos en la cual ayudamos a esos niños que quieren ser ciclistas a cumplir su sueño”, explica. Bajo su liderazgo, la escuela se ha convertido en un pilar de la cantera nacional: “somos la academia de España que más ciclistas ha aportado al mundo profesional”, destaca con orgullo el ciclista.

Imagen individual

El coche de la Samuel Sánchez‑MMR Cycling Academy aguarda a las puertas de la empresa, con las bicicletas listas. La escuela, fundada junto al campeón olímpico Samuel Sánchez, forma a ciclistas de entre 9 y 18 años y les transmite valores que van más allá del deporte.

La MMR Academy combina preparación deportiva con enseñanza de valores: compromiso, solidaridad y responsabilidad son tan importantes como los entrenamientos de ruta y montaña. “La MMR Academy es un proyecto regional, nacional, incluso internacional”, subraya Samuel. “Tenemos un compromiso social para todos aquellos niños que quieren obtener del ciclismo los valores que extrapolan este deporte hacia la vida estudiantil, la vida familiar y, como no, el mundo laboral en un futuro”. Aunque no todos seguirán el camino profesional, varios ya compiten en categorías junior con la mirada puesta en pruebas en Francia y Bélgica.

Tubos, cables y rodamientos pasan por las manos de operarios que ensamblan cada unidad con la precisión de un relojero. Ese trabajo minucioso garantiza que, cuando la bici llegue al ciclista, responda como un modelo de competición: ligera, fiable y lista para devorar kilómetros.

Los nuevos modelos se diseñan digitalmente, se testan en laboratorio y se montan a mano. Cada fase, desde el primer boceto hasta las pruebas en ruta, busca detectar fallos y perfeccionar detalles.

En el taller de Avilés, los técnicos ensamblan a mano los cuadros pintados en Portugal, ajustando con precisión el cableado interno para que quede protegido y libre de roces. Cada detalle cuenta antes de que la bicicleta salga a rodar.

Innovación sobre ruedas

“La innovación en MMR Bikes arranca en un equipo pequeño, pero muy ágil”, explica José Luis Rubiera Vigil, alias Chechu -reconocido ciclista profesional, compañero de fatigas de Lance Armstrong en el equipo US Postal (luego llamado Discovery Channel) y hoy responsable de diseño en la firma asturiana. “Somos tres personas las que, con los programas informáticos que manejamos, hacemos los diseños de los nuevos modelos”. Son responsables de cuadros como el del modelo Rakish 2025 o la Kenta SL, construidos en fibra de carbono de alto módulo para lograr el equilibrio ideal entre ligereza y rigidez. El diseño se enfoca en maximizar la aerodinámica —reduciendo la resistencia al viento— sin sacrificar la comodidad, de modo que la transferencia de potencia sea óptima en cualquier tipo de ruta. Además, Chechu destaca la apuesta temprana por disciplinas emergentes: “Los modelos gravel, por ejemplo. Apostamos ya hace años por una especialidad que creíamos que iba a funcionar y ahí nos fue bien”. Las bicicletas gravel son un tipo híbrido y versátil diseñado para circular tanto por asfalto como por caminos de tierra, pistas de grava, senderos sencillos o superficies mixtas. Su popularidad ha crecido mucho en los últimos años, especialmente en Estados Unidos y también en Europa.

En paralelo al material y la forma, MMR ha integrado soluciones tecnológicas pensadas para el ciclista. El cableado interno, por ejemplo, mejora la estética al ocultar las fundas y, al mismo tiempo, protege los conductos de polvo y desgaste, reduciendo el mantenimiento. Este tipo de detalles refleja la filosofía de la marca: trasladar la exigencia de la competición profesional al producto final. Con cada iteración en geometría, ajuste de suspensión y sistemas integrados, MMR mantiene un desarrollo continuo que responde a las demandas reales de tiendas, equipos y usuarios avanzados.

Mateo Montes, en el taller de montaje.

Chechu Rubiera, exciclista profesional asturiano y leyenda de la montaña, en el departamento de ingeniería de MMR Bikes.

Vista general de la planta de Avilés.

El maillot de Samuel Sánchez, embajador de la firma y director de la Samuel Sánchez‑MMR Cycling Academy.

El coche de la academia, preparado.

La sede de la firma, en una nublada mañana.

Ruedas alineadas, listas para encajar en el siguiente cuadro.

Montadas a mano

Cada bicicleta se monta a mano en el taller de Avilés. Aquí trabaja Mateo Montes, cuyo día arranca organizando tubos, cables y rodamientos para, acto seguido, ensamblar cada cuadro con precisión y asegurar que el cableado interno quede libre de roces y listo para el ajuste final.

Mateo ve en el crecimiento de MMR Bikes una oportunidad compartida: “Cuanto más crezca la marca, más crecerá la empresa, y eso beneficia a todos: al sector, a la compañía y a los trabajadores. Dar un paso adelante en ese sentido sería muy positivo”. Además, confía en el potencial de la electrificación: “Creo que llegará un momento en el que los precios se estabilicen y la bicicleta eléctrica sea vista como una forma de ocio. Entonces podrá llegar a todo tipo de clientes”. Para él, cada unidad armada está destinada a ser parte de ese futuro más diverso y accesible.

Imagen individual

La carretera de montaña, dura y hermosa, es el terreno donde las bicicletas MMR muestran su carácter. Aquí se afinan sus cuadros, se ajustan sus geometrías y se confirma que cada modelo responde a lo que promete: ligereza en la subida, estabilidad en el descenso y un rendimiento que lleva el sello de Asturias.

Un futuro sobre ruedas

Para Chechu Rubiera, adelantarse a las preferencias del mercado es clave: “lo más difícil para mí es anticipar lo que va a ser la tendencia a un año y medio vista”, que es aproximadamente lo que tarda una bicicleta en llegar al mercado desde que se realizan sus primeros bocetos. Pensando en el futuro, Samuel Sánchez destaca el alcance y los valores de la academia: “la MMR Academy es un proyecto regional, nacional e incluso internacional porque tenemos más de 50 niños de casi toda la orografía española y nuestro compromiso social es ayudar a estos jóvenes a obtener del ciclismo valores que trasladan a la vida estudiantil, familiar y laboral”

Daniel Alonso, por su parte, cree que el futuro de MMR Bikes se juega en la internacionalización y el crecimiento sostenible:  “Estamos en un proyecto a cinco años para doblar facturación, sobre todo en exportación. Ahora mismo exportamos en torno a un 35 o 40  por ciento, pero tenemos que exportar más de la mitad y creo que ahora mismo se dan las condiciones para hacerlo y que MMR esté posicionada en muchos más mercados”. Daniel repite una frase que, cuenta, ya le decía a menudo a su padre: “la bicicleta va a perdurar a muchas generaciones y seguimos pedaleando hacia el futuro de manera constante, a veces más rápido, a veces más lento”.

Así, con la mirada puesta en duplicar el negocio, anticipar tendencias y exportar talento, MMR Bikes y la región se empujan mutuamente hacia un porvenir que une la herencia industrial asturiana con la ambición global.

Cuando el emprendimiento germina: de empresa rural a proyección internacional

Daniel Alonso habla de MMR como quien habla de su propia vida. Recuerda los inicios con un puñado de amigos ciclistas: una pasión que se ha convertido en una empresa que hoy exporta a medio mundo. Su mensaje es claro: “la bicicleta va a perdurar a muchas generaciones y seguimos pedaleando hacia el futuro”.

Daniel Alonso

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Hay vida empresarial más allá de las grandes ciudades de nuestro país. Por eso, desde Banco Sabadell y en asociación con Vocento, queremos hacer un recorrido por algunas de esas empresas españolas que no están en el centro y cuyos productos usamos en nuestro día a día, o son esenciales para que nuestra sociedad funcione.

Vamos a narrar historias con un gran componente humano en compañía de empresas que han apostado por sus raíces y quedarse en los márgenes de las grandes capitales. Relatos con recorrido para negocios que han sabido adaptarse y reactivar, en ocasiones, la economía y sociedad de la zona.

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