
TIERRA E INNOVACIÓN
HISTORIA EN BETXÍ
La familia Piquer y el alma de Grupo La Plana
un proyecto con
Fundada hace más de 50 años, la empresa familiar ha sabido crecer sin perder su vínculo con la tierra y la innovación.
Mi padre fundó la empresa en 1973. Yo era entonces pequeña y recuerdo que veníamos aquí de excursión a ver cómo iba la obra”. Susana Piquer, hija del fundador Alfredo Piquer Franch, revive los días en los que ella y sus hermanos acudían a ver cómo crecía un proyecto de fabricación de cajas de cartón que arrancaba casi desde cero: Cartonajes La Plana, en la actualidad llamado Grupo La Plana. “Aunque éramos niños, ya veníamos a ayudar en lo que fuera: recortábamos la merma que quedaba en las planchas después de troquelar el cartón para hacer las cajas... Eran tareas que no implicaban trabajar en las máquinas, por seguridad. Aun así, pasábamos mucho tiempo aquí, incluso jugando y escondiéndonos por la empresa. Seguramente dábamos más trabajo del que hacíamos”, recuerda hoy sin esconder una sonrisa.
Medio siglo después, aquel pequeño taller es un grupo industrial con seis plantas de producción, quince centros de montaje y más de setecientos trabajadores. La familia Piquer sigue al frente: cuatro hermanos trabajan en la empresa, uno más en la Fundación, y siete miembros de la tercera generación se han incorporado ya al proyecto. En este sentido, Susana Piquer juega un papel fundamental. Es la Directora de la Oficina de Familia, cargo que implica la gestión de las relaciones familiares dentro de la empresa, manteniendo la cohesión, comunicación y valores que sustentan esta empresa familiar.

Vista aérea de la localidad de Betxí, cuna de la empresa y de la familia Piquer. Fue aquí donde, en 1973, se levantó la primera nave de apenas 2.000 metros cuadrados dedicada a fabricar cajas impresas, plegadas y pegadas para el pujante sector cerámico de la comarca. Medio siglo después, el grupo mantiene su sede central en este municipio castellonense, convertido en símbolo de arraigo y crecimiento empresarial.

En su despacho, Juan Ignacio Piquer, actual CEO de Grupo La Plana, posa junto a los recuerdos familiares que marcan la historia de la empresa. En la pared cuelgan dos fotografías; en una de ellas aparece su hermano Alfredo Piquer, fallecido en 1992 en un accidente de tráfico. “Era el sucesor natural de mi padre y, además del evidente drama familiar que supuso, truncó los planes que tenía mi padre”, recuerda Juan Ignacio. Aquel golpe obligó a redefinir el relevo generacional. En la foto de la derecha, Alfredo Piquer, fundador de la empresa.
De taller familiar a grupo industrial
Cuando Alfredo Piquer levantó la primera nave, el foco estaba en fabricar cajas impresas para el sector cerámico. Cartonajes La Plana -hoy Grupo La Plana-nació al servicio de la industria azulejera de Castellón, desarrollando embalajes especializados para las piezas cerámicas, un vínculo que todavía hoy representa una parte importante de su producción y que consolidó a la compañía como proveedor estratégico para la economía provincial.
La evolución fue constante. En 1981 llegó la primera máquina onduladora, que transformaba las bobinas de papel en planchas de cartón ondulado, y en los noventa la empresa dio un salto decisivo con la apertura de nuevas plantas: Onda (Castellón) y Cenicero (La Rioja), esta última enfocada al sector bodeguero del norte de España. “Mi padre era muy emprendedor, valiente y trabajador. No medía mucho los riesgos: si había trabajo, compraba otra máquina. Todo lo que se ganaba se reinvertía”, recuerda Juan Ignacio Piquer, actual CEO.
Ese espíritu quedó fijado en el año 2000, cuando la familia reflejó por escrito su compromiso de reinvertir el 90 por ciento de los dividendos. Desde entonces, la diversificación ha sido clave: agricultura, alimentación, bebidas, industria… A esa transformación han contribuido personas que, como Encarna Fernández, han crecido junto a la empresa. Entró con 17 años, “de peón en planta”, y fue cambiando de puesto hasta llegar a diseño. Hoy trabaja en el departamento técnico, donde “nos encargamos de pedir los útiles que utilizamos para fabricar en planta: el cliché imprime y el troquel corta. Esas dos cosas van unidas y te hacen la caja”. Ha vivido la expansión desde dentro: “Cuando yo empecé, la nave era muy pequeñita. Había unas cuatro máquinas y éramos unos quince o dieciséis. Ahora, entre Betxí y Onda, somos unas quinientas personas”.

En el hall de la planta de Betxí, unos originales asientos fabricados con cartón recuerdan la versatilidad del material y la capacidad innovadora de Grupo La Plana.
La pérdida que marcó el relevo
En 1992, un golpe inesperado obligó a redefinir el futuro. “Mi hermano tenía 33 años, mi padre 65, y él era el sucesor natural: ya estaba llevando la empresa”. Pero un accidente de tráfico acabó con su vida. “Más allá del evidente drama familiar que eso supuso, la muerte de mi hermano truncó todos los planes de mi padre de retirarse poco a poco y dejarlo en buenas manos”, recuerda Juan Ignacio.
“Yo ya estaba en la empresa, pero a partir de entonces decidí prepararme para liderarla con su ayuda. Aquellos años noventa fueron de mucha reorganización: pasamos de ser un taller grande a una empresa estructurada, contratando profesionales externos y ampliando instalaciones”.
A finales de la década, Juan Ignacio asumía ya el día a día, aunque su padre seguía participando activamente en las decisiones. En 2001, con 73 años, Alfredo Piquer falleció de un infarto fulminante. “Le pilló en plena expansión: teníamos la sede de Onda, una nueva fábrica en La Rioja… Creo que se fue tranquilo, viendo que esto funcionaba, que la familia estaba unida y que habíamos firmado un protocolo para garantizar la continuidad”.
Tecnología y visión de futuro
El Grupo La Plana ha hecho de la tecnología una de sus señas de identidad. “Queremos evitar cuellos de botella y tiempos improductivos. Toda la planta está digitalizada y podemos conocer en tiempo real el ritmo de producción. Aplicamos tecnología 4.0 y aseguramos la trazabilidad, algo fundamental en el sector alimentario”, explica Juan Ignacio. Se refiere a la aplicación de herramientas y sistemas digitales avanzados en la industria, un concepto también conocido como Industria 4.0 o Cuarta Revolución Industrial.

La Plana produce cajas de cartón ondulado para agricultura, cerámica, industria, bebidas y bienes de consumo, adaptando formatos, resistencias y acabados a cada cliente.
Esa apuesta se ha traducido en inversiones como la ampliación de Packaging Onda, que con sus 66.000 metros cuadrados es la planta del grupo con mayor capacidad productiva. Tras su ampliación en 2019, duplicó su producción y cuenta con la primera máquina de impresión híbrida del mercado, diseñada y fabricada en España, además de dos onduladoras de última generación. Innovaciones que aportan capacidad para producir más de un millón de metros cuadrados de cartón al día -equivalente a 600 toneladas- entre las plantas de Betxí y Onda. Ofrece un amplio porfolio de soluciones de embalaje para sectores como la agricultura, la alimentación, las bebidas, la cerámica, gran consumo y e-commerce, y abastece a clientes en toda España. Esa modernización convive con un fuerte apego a sus orígenes.
Raíces en Betxí
La historia del Grupo La Plana no puede entenderse sin el municipio castellonense de apenas seis mil habitantes donde nació y donde, medio siglo después, mantiene su sede central y su principal planta de producción. “Betxí es un pueblo pequeño, casi un entorno rural. Nos conocemos todos y no hay tantas industrias. La empresa da empleo a mucha gente del pueblo y vivimos muy integrados en él”, explica Susana Piquer, miembro de la segunda generación familiar.
El arraigo territorial ha sido siempre una seña de identidad. La compañía ha crecido y se ha expandido nacional e internacionalmente, pero ha mantenido su base operativa en Betxí, realizando sucesivas ampliaciones de la planta y mejorando sus instalaciones con tecnología punta, lo que ha supuesto un impulso para la economía local y la fijación de población. Hoy, un elevado porcentaje de su plantilla procede del propio municipio y de localidades cercanas.
Desde sus inicios, la empresa ha invertido parte de sus beneficios en iniciativas sociales, deportivas, educativas y culturales de la comarca. Este compromiso se institucionalizó en 2001 con la creación de la Fundación Novessendes, convertida hoy en la primera fundación comunitaria de la Comunidad Valenciana, con un patronato plural e independiente. Sus programas abarcan desde becas y formación de jóvenes hasta proyectos medioambientales, de agricultura sostenible y de desarrollo rural, fomentando la participación ciudadana y la cooperación entre entidades locales.

Bobinas de papel esperan frente a la onduladora, listas para iniciar el proceso que transformará la materia prima en cartón ondulado. La instalación de la primera máquina en 1981 marcó un hito en la historia de la empresa, al permitirle producir internamente y dar un salto decisivo en su desarrollo industrial.

La Plana se encarga de la producción e impresión del cartón, el troquelado y el pegado de las piezas. En la imagen, los clichés utilizados en la impresión flexográfica: planchas de goma que se adaptan a un cilindro para transferir la tinta directamente sobre el cartón ondulado. Cada color requiere un cliché distinto, que después se almacena colgado para garantizar su conservación y reutilización en futuros pedidos, asegurando rapidez y calidad en cada tirada.

En línea con su perfil innovador, Grupo La Plana ha incorporado en su planta de Onda laprimera y única máquina del mundo de impresión híbrida sobre cartón ondulado. Diseñada y fabricada en España, combina la impresión flexográfica y la digital inkjet en un mismo equipo, permitiendo imprimir desde grandes masas de color hasta imágenes a todo detalle y contenidos personalizados. Reconocida con un premio a la innovación por la Federación Europea de Fabricantes de Cartón Ondulado (FEFCO), esta tecnología sitúa a la compañía castellonense a la vanguardia global en personalización y creatividad en embalaje.
Impacto económico y social
Grupo La Plana es uno de los principales motores económicos de la localidad y de su entorno, con un efecto directo e indirecto muy significativo. Actualmente, el grupo emplea a cerca de 700 personas, muchas de las cuales residen en Betxí y municipios cercanos, convirtiéndose en uno de los mayores empleadores de la comarca. Esta plantilla estable y local contribuye a fijar población y fortalecer el tejido socioeconómico rural.
Además de ofrecer empleo directo, Grupo La Plana colabora estrechamente con las entidades educativas de la zona, como el IES Betxí y la Universitat Politècnica de València, fomentando programas de capacitación, prácticas profesionales y captación de talento joven. Esta actividad formativa es clave para mantener la competitividad y modernización de la empresa, a la vez que genera oportunidades de desarrollo profesional para la juventud local.
La sostenibilidad también forma parte del ADN del grupo: el 98,9 por ciento de los materiales proceden de fuentes renovables y el 76 por cien del papel consumido es reciclado. El resto proviene de fibra virgen certificada FSC. La compañía busca el ‘vertido cero’ y aprovecha todas las materias y energías del proceso productivo, incluidas instalaciones fotovoltaicas y recuperación de calor.

Susana Piquer, hija del fundador Alfredo Piquer, ocupa el cargo de Directora de la Oficina de Familia en Grupo La Plana.

Una operadora revisa y prepara las cajas recién plegadas y pegadas, en el paso previo al flejado y paletizado.

Vista general de la planta de Betxí

Grupo La Plana cuenta con seis plantas de producción repartidas por España que le permiten cubrir distintos mercados y especializaciones.

Isidro Mecho Olmos, jefe de turno en la empresa, donde trabaja desde hace tres años.

La sede de la firma, rodeada de naranjos.

Los naranjos marcan el paisaje de Betxí, donde nació en 1973 Grupo La Plana.
Valores familiares y gestión de personas
La familia Piquer mantiene un protocolo que asegura la gobernanza y preserva los valores transmitidos por el fundador: armonía, honradez y reinversión de beneficios. “Entendemos la empresa como un bien social que genera riqueza no solo económica, también al entorno. Queremos transmitir estos valores a la tercera generación y a toda la plantilla”, subraya Susana.
Ese compromiso también se refleja en la gestión de personas. En las plantas de Betxí y Onda, más del 96 por cien de los contratos son indefinidos. “Siempre hemos cuidado la conciliación y la flexibilidad. No se trata solo de trabajar más, sino de trabajar mejor”, apunta Juan Ignacio.
También Isidro Mecho Olmos, encargado de manipulados, aporta su visión del día a día. Entró hace tres años procedente del montaje de aerogeneradores, y su trabajo consiste en “velar por la seguridad del trabajador y sacar la planificación diaria con la calidad que toca y cumpliendo las fechas de entrega”. Organiza turnos, cubre ausencias y “pasa por todas las máquinas a primera hora para ver si hay algún problema y que no falte nada para poder fabricar las cajas”. Recuerda como uno de sus mayores retos “la rotura de un troquel que conseguimos reparar en el taller y sacar el pedido el mismo día”. Para él, Grupo La Plana “es una empresa que siempre ha tenido buena referencia en la zona y que crece porque hace las cosas bien”.

Grupo La Plana no se limita a fabricar cajas: desarrolla un amplio abanico de soluciones de embalaje y exhibición en cartón, desde barquetas, cajas americanas y otras soluciones.
Mirando hacia adelante
La historia de este grupo empresarial también se ha escrito de la mano de Banco Sabadell. “Hemos trabajado toda la vida con el Sabadell, ya desde cuando estaba mi padre. Ha sido un banco importante para la empresa”, explica Juan Ignacio Piquer. Ese vínculo ha acompañado a la compañía en distintos momentos, tanto en etapas de expansión como en periodos de mayor dificultad.
“Como toda empresa, hemos tenido épocas mejores y peores, y al final sigues trabajando con aquellos bancos que en su día te entendieron, te apoyaron y han estado ahí”, subraya el CEO. Esa confianza mutua se ha mantenido hasta hoy: “La relación con el Sabadell siempre ha sido muy positiva y seguramente por muchos años seguirá siendo así”.
El futuro de La Plana pasa por seguir creciendo de forma sostenible, innovar y mantenerse fiel a sus raíces. “Me gustaría que mis hijos trabajaran aquí, pero sobre todo que hagan lo que les guste y para lo que valgan. Lo importante es que se sientan vinculados y responsables de este proyecto”, dice Juan Ignacio.
En Betxí, la nave donde todo empezó sigue siendo el corazón del grupo. Aunque hoy sus cajas viajen a toda España, Portugal y Francia, la esencia familiar y el compromiso con la tierra que la vio nacer siguen intactos.
De juego entre cajas a liderazgo empresarial: la historia de Grupo La Plana
Susana y Juan Ignacio Piquer, segunda generación al frente de Grupo La Plana, recuerdan los orígenes familiares de la empresa y miran hacia el futuro con la misma fuerza que su padre. “Todo lo que se ganaba se reinvertía, y ese espíritu de seguir creciendo está en el ADN de la empresa”, resume Juan Ignacio. “Aunque éramos niños, ya veníamos a ayudar… y también a jugar por toda la nave”, añade su hermana con una sonrisa.
Susana y Juan IGnacio Piquer
Diario
de abordo
Hay vida empresarial más allá de las grandes ciudades de nuestro país. Por eso, desde Banco Sabadell y en asociación con Vocento, queremos hacer un recorrido por algunas de esas empresas españolas que no están en el centro y cuyos productos usamos en nuestro día a día, o son esenciales para que nuestra sociedad funcione.
Vamos a narrar historias con un gran componente humano en compañía de empresas que han apostado por sus raíces y quedarse en los márgenes de las grandes capitales. Relatos con recorrido para negocios que han sabido adaptarse y reactivar, en ocasiones, la economía y sociedad de la zona.
un proyecto con
Créditos
Content strategy
Aurora Yañez
Inmaculada Oliva
Dirección de arte diseño ui
Alessandro Marra
Desarrollo
Pelayo Trives
Gonzalo Cachón