Pedro Naranjo, in memoriam

¡Ya no levantan el vuelo las alas del corazón.Cuando te enteras no sabessi rasgarte las entrañas,para de un trago beberesa copa tan amarga;Dios mío… que mala suerte,si ese día hubiera podidocortarle el paso a la muerte!No acudí a tu despedida,no quise decirte adióssin reprochar antes a la vidael porqué de esta razón.¿Qué delito cometió,si su único pecadofue exceso de corazón?Ocultar ya no podíasel dolor que reflejabael espejo de tu cara;pero nunca te quejaste,nunca dijiste que no,déjalo para mañanaque hoy no estoy muy bien del tó.Con la estirpe de un torerole pusiste banderillasa la muerte en este ruedo;y en un brindis de dolor,la cornada de la vida,te enmudeció el corazón.¡Como una alondra heridalevantas vuelollevando entre las manostrozos de cielo!Cuando pienso en tu partida, un manantial de recuerdosme hacen perder la razón;y el aire por los rinconesrememora cada día,el ruido de tus pasosperdidos en la lejanía.¡Un año… y la vida pasasin que podamos quitarnosel nudo de la garganta.Tantos ejemplos dejastede verdades sin mentiras…que hoy, del cielo llueven florespara aliviar este dolor;y todos tus compañerosseguimos sin levantarlas alas del corazón!

Cele Díaz