Domingo de ventana y mesa camilla

En todo caso la inestabilidad está provocada por la presencia de aire frío en altura, que no coincide exactamente con el mapa de superficie, donde aparece una zona de bajas presiones, quiere decirse aire relativamente cálido, situada en nuestro entorno, aire que pretende subir al tiempo que desciende ese aire frío. Conclusión, que el aire caliente al elevarse se enfría, se contrae y la humedad se convierte en chaparrones, o lo que es lo mismo inestabilidad evidente.

Es el típico ejercicio que nos colocaban en los primeros exámenes de meteorología en la facultad –oh, benditos tiempos de plaza del Salvador, La Moneda, La Alfalfa, el hielotrón y el Lope de Vega–. Entonces no podías resumir el ejercicio diciendo que se iba a liar la hostia, porque eran otros tiempos. No fue hasta la teta de Sabrina cuando pudimos al fin escribir y pensar alegremente, aunque todo ha vuelto a los orígenes en estos tiempos políticamente correctos. Vaya por Dios, ¡qué se le va a hacer!

Temperaturas mínimas en torno a los diez grados y máximas por debajo de los veinte durante el fin de semana. A partir del lunes las temperaturas ascenderán levemente y si llueve será poco. Pero este fin de semana, sí que lloverá, sobre todo el domingo tras el paso del frente –lluvias postfrontales– y los cielos estarán encapotados. Como de todos modos no se puede ir a ningún sitio, pues ventanal, lluvia y líneas de agua descendiendo por los cristales, mesa camilla y un libro. Más, desde luego, no se puede pedir. Hasta el lunes, pasadlo bien y sed buenos.

Post scriptum: Ah, y olvidaos de los avisos, ni amarillos ni naranjas ni moraos. Este tiempo típicamente otoñal es de lo más normal del mundo. Es que hay cada exagerao por ahí, que vaya tela.