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Andreas Krieger, víctima del dopaje de estado de la RDA, habla sobre transexualidad a jóvenes onubenses
12.20 h. Andreas Krieger, campeón de Europa de lanzamiento de peso en 1986 y víctima del dopaje de estado de la República Democrática Alemana (RDA) ha manifestado que cree que el deporte actual “no es más limpio” que en los años 80 y que desde los gobiernos y los comités olímpicos nacionales se incita indirectamente al dopaje con sus mensajes y premios económicos por medallas de oro.

Krieger, que nació mujer (Heidi) y sufrió graves problemas de salud por las sustancias consumidas creyendo que eran vitaminas, ha denunciado en una charla ante alumnos de los institutos IES Alto Conquero y IES Alto Conquero, que el deporte actual está muy alejado de los “valiosos valores que promueve” y que actualmente hay muchas sustancias “muy desarrolladas y muchas maneras de esconderlas y no ser detectadas”.

Ha señalado que desde los gobiernos no se lanzan mensajes adecuados en la lucha por un deporte limpio y que por ejemplo el ministro de Deporte alemán y el presidente del Comité Olímpico de su país han puesto en marcha una medida para que se premie con una cantidad económica mayor la consecución de una medalla de oro olímpica, algo que para él es “una forma escondida de que el dopaje se expanda y haya más casos”.
Este exdeportista de elite ha relatado que con 16 años, como otros muchos jóvenes, ya estaba muy centrado en el deporte, aislado de su familia e influenciado por un entrenador de su total confianza que le daba unas píldoras azules, que contenían testosterona y que fueron masculinizando su cuerpo y afectando a su salud. Al respecto ha indicado que pese a que hubo un juicio en el año 2000 “por desgracia” muchos de esos entrenadores que daban sustancias dopantes “todavía hoy siguen entrenando”. “Estaban en el meollo pero oficialmente no constaban en ningún lado”.
“Nuestro cuerpo nunca olvida lo que hacemos con él”, ha subrayado Krieger, que en el plano personal ha indicado que sintió que “me robaron mi identidad sexual”. Ha comentado que tras retirarse en 1991 tuvo que “encontrarme a mi mismo por completo”, ya que llegó incluso a pensar en suicidarse. Y es que aunque le gustaron siempre las mujeres no se sentía lesbiana, su cuerpo había cambiado y era el de un hombre. “Tenía miedo a preguntarme quién era realmente”.
Ha expresado que uno de sus “principales problemas” era que no conocía la palabra transexualidad y que cuando alguien le hablo de ello comenzó a “entender lo que me pasaba”. Cuando era joven “la homosexualidad no estaba bien vista y tenía ninguna ayuda”, ha recordado. En 202 se casó con un a mujer y fue para él “como si le tocara el gordo de la lotería”. Ha asegurado que como mujer “quería ser la primera en lanzar 23 metros” y que ahora tiene la satisfacción de que “siento que encajo”.

Krieger ha recordado que con 16 años lanzaba en peso 11,31 metros y que llevaba el disco hasta los 30,24 metros, marcas que hacía ingiriendo sin saberlo 885 miligramos de testosterona en pastillas azules que supuestamente eran vitaminas. La cantidad crecía y con 18 años tenía 105 kilos “de pura masa” y mejores marcas, que atribuía a que “entrenaba mucho”. No fue hasta que se retiró cuando conoció la verdad.
“Se hacían experimentos médicos y yo era el deportista número 54”, ha señalado el excampeón de Europa en 1986, fecha en la que con 21 años logró el título europeo con una marca de 21,10 metros. Con un gráfico ha explicado cómo los niveles de testosterona en su cuerpo eran superiores a los que de manera natural produce una mujer y también un hombre, por lo que tuvo “muchos problemas”.

Ha explicado que alrededor de un 5% de los deportistas dopados en Alemania tuvieron alternaciones de salud “permanentes y crónicos”. Entre ellos ha comentado que se encuentran espasmos, crecimiento de pechos en hombre, ausencia de menstruación, excesivo crecimiento de vello, problemas en ovarios y cáncer de mama en mujeres. Además de infertilidad, timbres de voz alterados, daños en el hígado, enfermedades circulatorias, problemas en el aparato locomotor y depresión.