Cultura
Latitudes, retratos y reflexiones
Exposiciones de fotografía en distintas salas de la capital onubense, y proyección de películas en la sala roja de la Casa Colón, como en años anteriores todas de una incuestionable calidad. Esto es en síntesis lo que nos trae este año el festival Latitudes, que durará hasta el próximo 25 de marzo y que se acerca con paso firme a sus diez ediciones, algo que muchos veían bastante complicado por no decir difícil.

En la inauguración de la muestra sobre los acontecimientos de la Primavera de Praga, el agregado cultural de Chequia en España se refirió a Latitudes como una de las principales muestras fotográficas de las que se celebran en España. Es suficiente pasear por las salas acondicionadas para albergar las siete propuestas fotográficas, o comprobar la extraordinaria calidad de las películas que componen el ciclo de cine europeo que incluye Latitudes en su programación, para percibir que se está produciendo un fenómeno parecido al que en los años setenta y ochenta sucediera ya con el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, hoy en franca decadencia.
El caso es que en esos años el cine era un lenguaje común para la intelectualidad, el mundo universitario y en general para todas las personas con inquietudes. Las salas se llenaban de espectadores y los cineclubes se ocupaban de difundir el cine culto que escapaba a las salas comerciales, de ahí que los festivales empezaran a emerger justo con esa razón de ser. A Valladolid o San Sebastián se sumó el iberoamericano en esos muy buenos tiempos y alcanzó a ser lo que fue. Hoy, con tropecientos festivales de cine poblando absolutamente toda la geografía española, por lo general enganchados en el anzuelo de la incansable propaganda electoral que vomitan sin parar ayuntamientos, diputaciones o comunidades autónomas, los festivales de cine viven en otro mundo, más cercano a la irrealidad de la clase política que al pálpito de quienes tienen inquietudes por conocer y entender este complejo mundo del que muchos se descuelgan sin remedio.
Latitudes, ajena a las injerencias políticas -de momento, que todo se andará- se ocupa de buscar y encontrar propuestas expositivas de interés, como es el caso de la muestra colectiva “Praga 1968”, que retrata los acontecimientos vividos por un pequeño país -entonces algo mayor, todavía no se habían divorciado eslovacos y checos- que ha sido invadido por unos y por otros en el pasado siglo. La comisaria de la exposición, comentaba en la visita que giró con los asistentes a la inauguración de esta muestra, que es un país pacífico y que sólo alcanza a mostrar su estupefacción cada vez que es ocupado por otra potencia, sea comunista o fascista, que mal que les pese a algunos, harto parecida son. Y aquí una digresión para advertir a quienes se sientan molestos, que repasen las terroríficas cifras de asesinados y desaparecidos durante ambas dictaduras. Y total, para qué.
“Praga 1968” se puede visitar en la sala de exposiciones del edificio del rectorado de la Universidad de Huelva, este año ya patrocinadora de la muestra fotográfica onubense, y consta de una serie de instantáneas tomadas en los días más duros de la ocupación soviética del país centroeuropeo como respuesta a los intentos de liberalizar el régimen comunista por parte de sus propios dirigentes. La plaza de san Wenceslao, la entrada al edificio de la radiotelevisión checoslovaca, o los lugares donde cayeron abatidos algunos de los ciento cincuenta muertos que supuso la represión comunista en aquella primavera de la que tanto aprendió Europa, se recomienda recorrer con pausa, de manera que uno se vea retratado allí, entre esas gentes que asistían impotentes al paso de los tanques rusos aplastando tranvías -una de las imágenes más impactantes, pero también la libertad de un pueblo cuya resistencia finalmente acabó triunfando. Ellos contribuyeron a abrir el camino de esta Europa actual, plena de libertad y abanderada de unos regímenes democráticos que se corresponden absolutamente con los niveles más altos también de desarrollo y de progreso. La libertad, tiene estas cosas, miren ustedes por donde, que incluyen por ejemplo la libertad de expresión, la crítica de aquello que pueda ser mejorable, y no la mordaza que impida arreglar o desfacer los entuertos en que nos mete la mediocridad gobernante, aquí y allá, por todos lados, porque en todos cuecen habas, aunque sea sin poleo.
En estos internetes nuestros de cada día, podrán encontrar la programación completa, fotos y cine, de esta interesante muestra que casi de puntillas se ha abierto un hueco importante y ya diríamos que ineludible, en el calendario cultural andaluz.