El emblemático Vado del Quema, paso natural del río Guadiamar en Aznalcázar, muestra hoy un aspecto muy diferente al que conocen quienes peregrinan a la aldea de El Rocío. Las intensas precipitaciones de las últimas semanas han transformado este enclave dejándolo casi irreconocible, al convertir el habitualmente tranquilo cauce en un impresionante torrente de agua que desborda sus límites naturales.
Este histórico vado, que tradicionalmente marca el límite simbólico del territorio rociero, es conocido por ser el escenario del ritual de bautismo para quienes realizan por primera vez el camino hacia la ermita de la Virgen del Rocío. Durante la romería, 51 hermandades y 10 asociaciones rocieras cruzan este punto, creando una de las estampas más icónicas de la tradición andaluza.
Las recientes borrascas han dejado su huella en toda la provincia de Sevilla y particularmente en la comarca de Doñana. Desde el inicio del año hidrológico, la cuenca del Guadiamar ha recibido 497,5 litros por metro cuadrado, con un importante aporte de 118,8 litros adicionales por la borrasca Jana, mientras que la que aún activa Konrad que vino a sucederle también ha contribuido a la espectacular crecida que podemos observar en estas imágenes.
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