LA ASOCIACIÓN PUBLICA SU INFORME ANUAL
Ecologistas castiga a la playa de La Antilla con una bandera negra
Un año más Ecologistas en Acción realiza un análisis de los casi 8.000 kilómetros de las costas del litoral español. En esta edición, el informe 'Banderas Negras 2019', ha considerado aquellos casos más característicos de afecciones por contaminación y mala gestión ambiental, entre los que cita a la playa lepera de La Antilla.

En el informe se han asignado dos banderas negras a cada provincia litoral, más Ceuta y Melilla, por lo que se suman un total de 48 casos. Este año se han vuelto a asignar algunas banderas recurrentes que ya obtuvieron el galardón en el año 2018, como por ejemplo el hotel ilegal del Algarrobico (Almería), el proyecto del puerto de San Vicente de la Barquera (Cantabria) o la playa de Els Peixets (Valencia).
En el caso onubense, Ecologistas en Acción denuncia que la ocupación indebida e ilegal, en algunos casos, de la playa de La Antilla, impide los flujos de arena y la formación natural de frentes dunares, dejándola sin protección ante temporales. Además, añade, enormes chiringuitos y edificaciones invaden el espacio de la playa y la presión continua de actuaciones para protegerlos origina un constante despilfarro de dinero público en realimentaciones de arena. La propia Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar del Ministerio de Transición Ecológica indica que la causa y génesis del problema de la erosión del frente litoral estriba en “el efecto que tiene la ocupación física de las playas y cordones litorales por parte de las edificaciones”. En este sentido, la asociación recuerda que en abierta contradicción con este diagnóstico, se ha presentado este año la propuesta de construcción de un espigón para retener la arena, a pesar de que resulta evidente que no es una solución real y que, además, generará impactos sobre la zona situada a levante, que corresponde con el espacio protegido Paraje Natural Flecha del Rompido, integrado en la Red Natura 2000.
Por otra parte, también apunta que la falta de previsión pareja a la ocupación del litoral en sucesivas oleadas de especulación inmobiliaria, mantiene sin capacidad de depuración la EDAR correspondiente a los municipios de Lepe, Cartaya e Isla Cristina y sus correspondientes zonas de urbanización playera; su anunciada renovación y puesta en marcha sigue sin ejecutarse, con el correspondiente vertido a través del emisario ubicado frente a la playa de La Antilla.
También se refiere a la situación de la ría de Huelva, donde, a juicio de Ecologistas, el tráfico naval y el almacenamiento de materias peligrosas la convierten en un espacio de alto riesgo en el que son constantes las emisiones atmosféricas y demasiado frecuentes los vertidos a los espacios marinos.
Para Clara Megías, coordinadora del informe, este estudio tiene como objetivo realizar un diagnóstico de la salud de nuestras costas, en el cual alertamos cada año del deterioro que sufren, debido en gran parte, aunque no en exclusiva, a las actuaciones de la industria turístico-inmobiliaria, que tiene en ellas uno de sus principales atractivos para el turismo de masas.
El término turistificación se emplea para referirse a los impactos que provoca el aumento desmesurado de turistas en un lugar determinado (un barrio, una ciudad, etc.). La turistificación en una playa tiene consecuencias directas sobre la costa y su entorno. A lo largo del informe se exponen algunas de las consecuencias derivadas de este sector en los frágiles entornos litorales. La simbiosis entre el Estado y la industria turístico-inmobiliaria ha generado un cambio sociológico desde la implantación del monocultivo turístico en nuestros entornos litorales, ha declarado Megías. Sin embargo, lejos de la extendida noción de que la sociedad española vive del turismo, Ecologistas en Acción detalla en su estudio cómo el aumento del turismo no conlleva un aumento de la riqueza.
Asimismo, el informe señala que el modelo actual de turismo conlleva la explotación de unos recursos que se encuentran amenazados y sobrepasa la capacidad de muchas localidades para enfrentar a la gran cantidad de turistas que visitan las playas.
No podemos dejar de mencionar la grave y persistente amenaza que supone la crisis climática, ha recalcado Clara Megías. Los entornos litorales son unos sistemas muy expuestos a las variaciones marítimas y continentales a lo largo del tiempo, por lo cual se consideran uno de los entornos más frágiles a nivel mundial. Por este motivo, los diferentes escenarios litorales se verán gravemente afectados por los cambios derivados de la crisis climática. Con sus efectos no solo perderemos parte de un territorio que inevitablemente nos reconducirá a replantear nuestra distribución geográfica, sino que estaremos perdiendo unos bienes y servicios que son la base de nuestra estabilidad y seguridad”, ha concluido Megías. Con ello, el actual negocio del turismo también se verá amenazado, desplazando sus preferencias geográficas a otros lugares.