ciencia
Hoy es el día que la tierra se aleja más del sol
Esta jornada de jueves se denomina afelio, que es la antítesis de perihelio, que es cuando más cerca estamos del sol y que ocurrió el pasado 4 de enero
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Perihelio y afelio indican los días en que nuestro atribulado planeta se encuentra más cerca y más lejos del sol. El perihelio lo vivimos en pleno invierno, el 4 de enero fue el día en que estuvimos más cerca del sol, mientras que curiosamente hoy (este jueves), en pleno verano, es cuando estamos más lejos del astro dador de vida, el denominado afelio. No es de extrañar esto pues la distancia al sol no incide tanto como la inclinación del eje terrestre, en las temperaturas, en las horas de insolación y, en definitiva, en las estaciones, y la razón hay que buscarla en la distancia que hay entre nuestro planeta y el sol, unos cientocincuenta millones de kilómetros. Cómo para ir andando.
Hoy estaremos a poco más de esta distancia media, como en el perihelio estuvimos el pasado enero a algo menos de esa distancia. Entre los 147 y los 152 millones de kilómetros entre una y otra. Total, poca cosa, qué son cinco milones de kilómetros ya puestros a andar, o a volar, como hizo nuestro Dédalo, el notable arquitecto que aparece en el muelle de la Reina con sus alas plegadas pero dispuesto a salir volando para escapar de Creta y del rey Minos.
De este Dédalo en La Rábida de broncinea estampa, conocemos sobradamente historia de su hijo desobediente, Ícaro, que quiso acercarse al sol y le pasó lo que le pasó. También es sobradamente conocido el hecho de que fuera este Dédalo constructor del laberinto en el que el rey hubo de encerrar a su hijo, el Minotauro, fruto de la infidelidad de su esposa la reina, que le puso los cuernos al monarca con un hermoso buey blanco que regaló Zeus, creo recordar, a Minos. No es tan conocida la razón por la cual Dédalo, siendo tan notable arquitecto, tuvo que largarse a Creta desde su Atenas natal.
Dédalo
El caso es que la hermana de Dédalo le dejó a su hijo Perdix para que le introdujera en el apasionante mundo de la ingeniería. El chaval fue tan buen alumno que se dedicó a inventar cosas por su cuenta, como el serrucho, una idea que tuvo al encontrarse en la orilla una espina de pescado; o el compás, pues fue el primero en tener la ocurrencia de unir dos palos por un lado. Dédalo, celoso del chaval que tan aventajado estaba siendo, y viendo que corría peligro su preeminencia como arquitecto e ingeniero en Atenas, se lo llevó un día a dar un paseito por la Acrópolis y cuando bordeaban el fenomenal promontorio hoy tan visitado, le dio un empujón tal que lo lanzó al vacío para que se despeñase por coño. Pero Atenea, que andaba por allí, o volaba por allí, no acierto a decirles si hacía una cosa u otra, se percató del peligro que corría el joven inventor y al vuelo lo convirtió en pájaro, salvándose de morir despeñado por el despechado Dédalo, el del monumento en La Rábida, que vaya elemento debió ser el menda.
Perdix da nombre a un pájaro, claro, a la perdiz, que pasa olímpicamente, nunca mejor dicho, de poner sus nidos en las alturas y prefiera hacerlo en el suelo.
En resumidas cuentas, que Dédalo como arquitecto, muy bien, pero como tío preferido, mal, muy mal. Y en cuanto a lo de andar volando, hacia el sol como su hijo, o evitándolo, como bien que hizo él, no es menester elegir fechas, pues igual da el perihelio que el afelio. Como igual da en nuestro planeta que estemos, como hoy estamos en afelio, o en enero estemos en el perihelio, todo lo cual no tiene relación alguna con los solsticios.
La órbita elíptica de la Tierra alrededor del Sol, en realidad es muy poco elíptica, acercándose a una órbita circular, tal como les ocurre a todos los planetas del sistema solar, ya sea con la inclusión de Plutón en la lista o no. En todo caso y si es vuestro deseo, estimados lectores, conocer la coincidencia, solo coincidencia, del afelio con el solsticio de verano, deberán esperar al año seis mil no se cuántos, que ahora tendría que buscarlo, pero da igual porque lo normal es que para entonces estemos todos calvos, o más bien hechos polvo. Interestelar, quizás, pero polvo al fin y al cabo, lo que fuimos y lo que seremos, puñetero polvo.