EXATLETA Y POLICÍA LOCAL
Diego Santos, héroe en el estado de alarma: “Sinceramente me ha sorprendido el nivel de cumplimiento de los ciudadanos”
El exatleta y policía local controla durante el estado de alarma a quienes desafían sus restricciones y asegura que “no ha hecho falta por suerte” sacar a relucir que sigue siendo el hombre más veloz de Andalucía para correr tras un infractor. Estos días acumula anécdotas, habita el paisaje “desolador” de una ciudad sin vida, siente “un miedo interno que no quiero exteriorizar” por el virus y valora el trabajo de los profesionales expuestos para servir a la sociedad.

Diego Moisés Santos Abad cumplió el pasado 5 de abril 43 años, en pleno estado de alarma. Lo pasó con su mujer y sus dos hijas como paréntesis feliz en unos días incomparables, en los que como agente de Policía Local de Huelva está expuesto al coronavirus covid-19 patrullando jornada tras jornada un paisaje desolador para controlar a quienes osan violar el confinamiento sin justificación. Aún no ha tenido que demostrar al ir corriendo tras un infractor que sigue siendo el rey de la velocidad de Andalucía, pues mantiene desde 1998 y 1999 los récords de 100 y 60 metros, respectivamente. A su estela tiene un historial deportivo impresionante que aún reluce desde su retirada en 2008 y una experiencia en la elite que aplica en la labor que lleva desarrollando con el uniforme puesto. En todas sus facetas siempre ha resaltado su personalidad, alguien trabajador, profesional, constante, con talante, cercanía y firmeza cuando toca. Le robaron la ocasión de cumplir el sueño de ser olímpico pero estos días su ciudad sabe reconocer en él el héroe que siempre ha sido.
PREGUNTA.- ¿Cómo está siendo su trabajo estos días de estado de alarma?
RESPUESTA.- Es muy diferente a como era antes. Estábamos más ocupados en controlar el trafico y las ordenanzas municipales, pero ya ha quedado en un segundo plano. Tráfico hay poco, salvo el de la gente que sale a trabajar o comprar, la mayoría. Ahora mismo la principal labor es controlar a quien esta en la calle sin justificar. Vamos en moto, en coche y también a pie recorriendo todas las calles de los barrios y los lugares más inaccesibles, como callejuelas. También hacemos controles con la Policía Nacional para comprobar si están de forma justificada o no en la calle. Los vecinos nos llaman muchas veces y se agradece la ayuda ciudadana, porque somos los que somos y estamos limitados en cuanto a efectivos policiales. Los infractores buscan los huecos donde piensan que no vamos a llegar y estamos siempre dando vueltas por donde podemos.

P.- ¿Cómo diría que es el nivel de cumplimiento de los onubenses de las restricciones del estado de alarma? ¿Ha tenido que poner muchas multas?
R.- Sinceramente me ha sorprendido para bien el nivel de cumplimiento de los ciudadanos de Huelva. Se han puesto muchas multas porque somos una ciudad con 145.000 habitantes y hay gente que siempre va a su rollo que no obedece las ordenes, son antisistema, como yo digo, pero la mayoría cumple. Por el bien de todo hay que denunciar a los infractores y si hay reiteración se le detiene. Normalmente los que incumplen lo hacen más de una vez y se les acaba cogiendo. Alguno se pone agresivo y hay que detenerlo. A una persona la pillé tres veces en la calle en una tarde y ya al día siguiente tuve que detenerla. Es una excepción porque la gente suele cumplir y sabe que puedes ir a comprar una o dos veces a la semana, pero no todos los días. Que Huelva sea de las provincias con menos contagios y muertes de España es en parte gracias al comportamiento ejemplar de los onubenses. Los ciudadanos están cumpliendo y saben que es importante quedarse en casa. Han sido conscientes del problema. Todos tenemos familiares mayores y han entendido que la mejor manera de protegerlos es no salir a la calle.
P.- ¿Alguna anécdota o momento cómico que pueda destacar de estos días? ¿Ha tenido que sacar su faceta de velocista para correr detrás de alguien que huya al verles?
R.- No ha hecho falta por suerte (risas). La verdad es que te encuentras de todo. El que había ido a ver su novia, varios que te dicen que tienen que comer y salen a la calle a hacer venta ambulante y cosas así. Me resultó muy chocante que al avisar a un grupo de chavales reunidos en una plazoleta uno me dijera que no respetaba el estado de alarma porque su padre murió en enero y que ya le daba todo igual. Generalmente el que coge en la calle es porque no aguanta en casa. Localizamos a un hombre a uno a 20 metros de la farmacia, que decía que venía de allí y que no tenían lo que veía buscando. Le acompañamos de vuelta y ninguno de los que atendían lo reconocían ni los que estaban en la cola. Hay gente que te miente y es inevitable saber si lo está haciendo pero a otros se les coge rápido.

P.- ¿Qué sensación le produce contemplar la ciudad al patrullar durante el estado de alarma?
R.- El paisaje es desolador. Los primeros días era llamativo y curioso porque es lo nunca visto, con todo cerrado y sin gente. Todo es más tranquilo pero llega a un punto en el que sólo ves desolación porque ves que esta situación, además de matar a personas, también va a acabar con muchas familias a nivel económico. Es muy triste estar todos los días ocho horas dando vueltas por la ciudad buscando a infractores y pasar por sitios donde veías mucha vida, como la plaza de las Monjas y en los barrios.
P.- ¿Cómo está conciliando el trabajo con la vida familiar? ¿Cómo lo llevan sus dos hijas y su mujer?
R.- Siento un miedo interno que tengo pero no quiero exteriorizar. Tengo contacto con personas que están en la calle sin que tengan que estar, algunos están trabajando y llevan sus autorizaciones, llevan mascarillas y guantes, pero nunca se sabe. Me protejo la nariz y la boca pero no los ojos, porque tienes que ver a la gente y el virus se cuela por todos lados. El miedo está ahí porque lo puedes incubar y te preguntas si lo has llevado a mi casa. Sufro ese miedo interno que pueden tener miles de sanitarios, policías y otros profesionales en España y no nos queda otra. Es nuestra obligación y lo hacemos gustosamente. Mis hijas tienen 10 y 8 años y se puede hablar con ellas. Entienden que su padre tiene un trabajo que no es habitual, es policía, y que en estos tiempos vuelve a tener una proyección importante en la sociedad. Son conscientes de que tengo que estar ahí, pillando a quien no cumple. Me dicen constantemente “cuídate mucho papá”.
P.- Estarán muy orgullosas de su padre.
R.- Creo que sí que están orgullosas de mí. Los días que he descansado y hemos salido a aplaudir juntos al balcón y pasan con las sirenas los coches de policía o las ambulancias los señalan y dicen “mira papá, tus compañeros”. Sienten alegría al ver la labor que hacen.

P.-¿En días cómo estos es cuando se ve quién tiene auténtica vocación por su trabajo? ¿Se está valorando más a colectivos como sanitarios, policías, farmacéuticos, personal de supermercado o transportistas?
R.- Creo que la labor policial está muy manchada porque en la sociedad muchos tienen el concepto de que la policía pone multas. En cualquier sociedad lo que se trata de hacer es controlar es que no haya problemas en la calle y que todo vaya por el camino correcto. Piensan que la policía es represiva y estamos para ayudar al ciudadano. Al tocar el bolsillo muchas veces con las multas nos ven de una forma diferente. Creo que el concepto está cambiando en estos tiempos. No sé si se nos ve como héroes, como dicen algunos, pero creo que se nos valora lo que hacemos y nos aplauden por el balcón. Ven que nos estamos poniendo en riesgo y estamos al pie del cañón. A mí sí me ha servido este estado de alarma es para valorar aún más el trabajo de la gente de los supermercados, cajeros, reponedores… Gracias a ellos, que hacen muchas horas extras, podemos ir a comprar para alimentar a nuestras familias. Soy una persona respetuosa y siempre he valorado el trabajo de todo el mundo, pero ahora creo que la gente ha visto más su importancia, especialmente también la de los sanitarios. Esto tiene que servir a los políticos para que, sea de quien sea la culpa, se tenga claro que no podemos recortar en sanidad, que no podemos tener médicos en paro ni citas que tarden seis meses. Hay que invertir en educación, sanidad y cuerpos y seguridad del estado, que son los pilares básicos para que la sociedad funcione de manera correcta. Los docentes también están haciendo una gran labor y aunque en confinamiento están pendientes de sus alumnos y son muy importantes. No paran de actualizarse y ponerse al día. Hay que tener a los niños motivados y los profesores lo consiguen. También es verdad que creo que los deberes son excesivos y es un ritmo que muchos padres no pueden llevar. En mi caso, menos mal que mi mujer están en casa para ayudar a las niñas.
P.- Todo lo que ha vivido como atleta, participando a alto nivel en todas las competiciones posibles salvo unos Juegos Olímpicos, le está sirviendo para afrontar esta situación?
R.- Los que hemos competido tenemos un trabajo psicológico hecho, aunque esto es algo nuevo, nunca vivido. Pese a que nadie tenemos experiencia previa en esto, sabemos lo que es soportar la presión en los campeonatos y la dureza de los entrenamientos y otras circunstancias. En mi caso si he sabido llevarlo más o menos bien. Al final va con cada persona. Hay quien tiene un bajón psicológico cuando se retira, pero yo tuve claro que tenía que estudiar para trabajar porque sabía que la vida continuaba y esa etapa es más importante que la deportiva. Hay que tener las cosas claras.
P.- Como atleta que ha sido y practicante actual de deporte, ¿cómo cree que hubiera llevado un confinamiento total sin correr, como pasa con muchos atletas que conoce?
R.- Creo que quien quiera hacer deporte lo va a hacer de una manera o de otra y el que no va a seguir buscando excusas, hasta en el confinamiento. Eso va en las personas. Yo entreno por Zoom con el grupo de Liáñez, de Golfitness, con otras 30 personas cada uno desde su casa. Entreno a diario una hora y pico y siempre estoy intentando moverme en casa.

P.- Una víctima del estado de alarma y la crisis generada por el covid-19 ha sido el 10k 'Huelva Puerta del Descubrimiento', prueba de la que forma parte de la organización, que además este año iba a ser Campeonato de Andalucía de la distancia en ruta. Tuvo que ser una decepción tener que aplazarla.
R.- Nos quedó a todos un sabor muy amargo porque el 10k es una prueba que en muy poco tiempo se ha consolidado en Huelva gracias a todos los corredores que nos han mostrado su apoyo y participación. En sólo tres años logramos traer a Huelva un Campeonato de Andalucía y tener a todo un campeón del mundo como Emilio Martín como embajador. Habíamos trabajado muchísimo para que el 1 de mayo fuera un día de fiesta y todo iba muy bien encaminado para alcanzar los 1.200 participantes. Desgraciadamente por el virus hemos tenido que atrasar la prueba y la idea es hacerla a partir de septiembre si todo va bien. Ya tenemos una fecha reservada pero aún no la hemos hecho publica porque dependemos de las autoridades y de cómo evolucione todo para ver si permiten concentraciones de gente. Si hay que cancelar se anunciará con tiempo y quien quiera ya puede pedir la devolución de la inscripción, pero muchos atletas quieren esperar.
P.- Posee desde 1998 el récord de Andalucía absoluto de 100 metros (10.26) y desde 1999 el de 60 metros (6.64) ¿Ve en las nuevas generaciones a atletas capacitados para batirlos?
R.- Sinceramente sigo más del lejos a los atletas andaluces del sector de la velocidad y lo veo todo más a nivel general. Sé que hay varios velocistas muy buenos. En la zona de Granada hay un par de ellos entre los mejores y lo mismo que en su día salí yo y con mucho trabajo y constancia me salieron esas marcas, pienso que cualquiera puede hacerlo. Nunca pensé que mi récord fuera a seguir vigente y para mí es motivo de orgullo que un onubense tenga el récord andaluz de 100 y 60 metros, en la autonomía más poblada de España y donde siempre ha habido muy buenos velocistas y que aún nadie me haya superado. Los récords están para batirse y cuando llegue el día felicitaré a quien lo logre y será historia del deporte andaluz.
P.- Ha representado a España prácticamente en todos los campeonatos internacionales existentes, salvo en unos Juegos. ¿Cambiaría algo de su carrera deportiva para cumplir el sueño de ser olímpico?
R.- De mi carrera la única espina que tengo clavada es no ir a los Juegos Olímpicos. Yo ya tenía mi acreditación para ir a Sidney 2000 pero a última hora el entonces presidente de la Federación Española, José María Odriozola, nos dejó al equipo del relevo 4x100 y a Reyes Estévez y otros atletas fuera con una decisión dictatorial, cuando cumplíamos todos los requisitos para estar y cuando quien pagaba el viaje era el Consejo Superior de Deportes (CSD) y no la RFEA. Por lo demás he trabajado muy duro, lo he pasado mal en los entrenamientos, he conocido mundo al estar compitiendo en 16 países, me he divertido mucho también y he conocido a personas que me han dado muchísimo. Puedo decir que tengo amigos por toda España y un sitio donde quedarme a dormir. Eso queda por encima de las medallas, que son un éxito de tu trabajo, pero hay compañeros que no han conseguido lo mismo y son extraordinarios. Realmente me quedo muy satisfecho y si volvería atrás sería para vivir lo mismo, no para conseguir un objetivo. No haber ido a los Juegos no es algo que me martirice a estas alturas. Sobre todo hay que ser persona, por encima de los éxitos deportivos y en tu trabajo, y prefiero ser considerado un buen compañero y un buen amigo más que nada.