Tratado de lo antiguo

Túmulos del Parque Moret

El Parque Moret existe en la historia de Huelva desde principios del siglo XX (El día 20 de enero de 1910, fiesta de San Sebastián, tuvo lugar el acto de inauguración persidido por el que el alcalde Sr. García Morales), pero los restos que esconde en su subsuelo, aunque aún hoy encierren incógnitas, lo hacen desde hace más de 2500 años.

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¿Los Túmulos del Parque Moret?El primer arqueólogo en intervenir en el parque fue Jorge Bónsor en 1927 que consideró la estructura que después se conocería como Túmulo 2, como una prueba de la presencia indoeuropea en Huelva, y para certificar su hipótesis realizó una zanja en dirección S-N en el centro de la misma donde recogió una fíbula hoy desaparecida.Después de eso no se vuelven a realizar intervenciones en el parque hasta 50 años después, cuando se realizaron prospecciones (exploraciones superficiales destinadas a localizar nuevos yacimientos) mediante fotografía aérea y prospección geofísica. Ambos procedimientos son habituales en la arqueología porque permiten detectar estructuras no visibles, casi nunca, a nivel del suelo. La fotografía aérea, como su nombre indica, es una fotografía tomada desde el aire que, por la incisión de la luz, permite poner de manifiesto estructuras enterradas, del mismo modo permite también observar las relaciones del yacimiento con su entorno; La prospección geofísica facilita la detección de estructuras subterráneas midiendo la resistencia de la electricidad o el magnetismo del suelo.Estas prospecciones dieron resultado positivo en varios lugares del parque destacando dos estructuras que pasaron a conocerse como Túmulo 1 y Túmulo 2 (el excavado por Bónsor). Pero, ¿por qué reciben esa denominación de túmulos? Un túmulo es una forma de cubrición de una tumba y, como veremos a continuación, no hay certezas arqueológicas que afirmen que estas estructuras sean tumbas. Pero no le pareció eso mismo al arqueólogo encargado de las nuevas intervenciones en el parque, Garrido Roiz, que venía de excavar en la necrópolis de la Joya y determinó que las estructuras del parque formaban parte de dicha necrópolis llamándola Sector C, a pesar de encontrarse a 1 km de distancia de la Joya. Puede que la forma de las estructuras semejantes a túmulos ofreciera una interpretación favorable a esa hipótesis que se respaldó con los objetos rescatados de las siguientes campañas.Ahora bien, también hay muchas evidencias que ponen en tela de juicio la interpretación de Garrido Roiz sobre los túmulos, sobre todo el Túmulo 1, cuya excavación se inició en 1979. Se trata de una estructura con un diámetro de 25m aproximadamente. Durante la excavación se documentaron una serie de muros de ladrillos de adobe sin cocer dispuestos radialmente y rellenados con tierras del lugar. No hay constatación de la presencia de cámara funeraria, ni de ajuar que la acompañe, de hecho el único objeto que puede ofrecer una aproximación cronológica, eso sí bastante exacta, es un fragmento de copa jonia hallada dentro de la estructura que nos ofrece un claro índice cronológico entre el 570 y 580.En una intervención posterior de mano de la Universidad de Huelva se intentó documentar la potencia de los muros, pero debido a la falta de espacio y el alto riesgo para las estructuras no se pudo llegar hasta los cimientos documentándose que al menos tienen un metro de potencia. En esta intervención tampoco se hallaron evidencias que pudieran apoyar la hipótesis de Garrido Roiz, si bien los objetivos de dicha intervención no iban dirigidos hacia esos cauces, y no se excavaron partes nuevas, sino que se volvió a excavar sobre zonas ya intervenidas en su mayoría. Sobre el Túmulo 2 hay que decir que tiene más posibilidades de ser una estructura funeraria, si bien tampoco se puede afirmar con rotundidad. Tiene 20m de diámetro y 1,70m de elevación.El modo de construcción de este túmulo es diferente al del Túmulo 1, ya que está realizada a partir de diversas capas de tierra caracterizadas por la gran presencia de gravas y óxido de hierro, su coloración y tamaño. En la intervención de 1996 llevada a cabo por Garrido Roiz se documentó una fosa de planta rectangular y perfiles escalonados de donde se extrajeron una jarra tipo rodio, una brasero de manos de una sola asa, un caldero, de bronce, también una daga o espada de hierro, vasos cerámicos de tradición oriental y restos de huesos de mamíferos calcinados. No ha sido posible esclarecer a ciencia cierta la función de esta fosa ya que no se han encontrado restos de enterramientos ni los objetos hallados forman un ajuar completo ya que les faltan los objetos decorativos de valor tan presentes en los túmulos del Cabezo de la Joya.En las intervenciones del 2003, se buscó, determinar la función de una estructura parcialmente documentada en 1996, denominada como pavimento de cal que tiene relación con una concentración de cenizas de forma circular al oeste de la fosa y con una potencia superior a 1´75m.Como hemos visto, la última intervención arqueológica llevada a cabo en el Parque Moret no tenía como objetivo el encontrar nuevos datos sobre la función de las estructuras excavadas, sino que iba dirigida hacia otros derroteros ya que se realizó dentro del proyecto urbanístico del parque que contaba entre sus objetivos generales con la valoración e integración global de los elementos arqueológicos, además de, el análisis del medio natural o paleopaisaje y paleobiología (que pretende la reconstrucción de los ecosistemas y fauna naturales en el periodo de construcción y utilización de las estructuras).Otro de los objetivos es comprobar el impacto de las medidas de protección que se usaron en la intervención anterior sobre las estructuras. Y por supuesto la puesta en valor de los restos arqueológicos que pueden servir como reclamo para visitantes y turistas que lleguen a Huelva y quieran conocer su historia. Con respecto a esto, se comprobó que las medidas tomadas en la anterior intervención es decir, la aplicación de plásticos y su colmatación con las mismas tierras extraídas de la intervención, no surtieron el efecto deseado, por el contrario, hicieron efecto invernadero favoreciendo el crecimiento de flora, por ello tras las nuevas intervenciones se procedió al tapado siguiendo las nuevas directrices impuestas por la Delegación Provincial de Cultura, tapándose las catas con geotextil y rellenándose con arena de playa.Como he querido ilustrar en este artículo, a veces los arqueólogos nos enfrentamos a una intervención con una hipótesis por delante que tratamos de afirmar. Esto si bien no es malo, pero puede inducirnos a no ver más allá de nuestra teoría y obviar parte del registro que no acompaña a dicha interpretación.Del mismo modo, con este artículo he querido poner en manifiesto las diferencias metodológicas que se observan en las intervenciones realizadas por Garrido Roiz y por la Universidad de Huelva. Así, durante las primeras excavaciones el tapar los cortes con plásticos y tierra de relleno de la misma intervención estaba bien visto mientras que, posteriormente y tras observar los resultados obtenidos con esos métodos, las autoridades competentes obligan a un tratamiento diferente que sigue hoy vigente.No quiero acabar aquí sin dar una llamada de atención a las autoridades y a los usuarios de parque en relación con la puesta en valor que se vino tras las últimas intervenciones, y que dieron como resultado unos monolitos (porque es lo único que hoy queda) con información sobre el proceso de excavación y los resultados obtenidos, hoy substituidos por grafitis, ya que si bien, la puesta en valor pudo resultar insuficiente, los usuarios del parque no la hemos respetado y cuidado favoreciendo su desaparición.

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