Un joven onubense relata su experiencia
Vivir con espina bífida o “aprender a sembrar sin recoger”
18.30 h. El joven onubense Luis Enrique López, que tiene espina bífida, ha hecho un video que muestra cómo es su día a día. Celebra un año fuera de los hospitales y recuerda su paso por allí y lo que aprendió, sus dificultades para andar, sus ejercicios rutinarios, cómo le da la vida la música y cómo ha normalizado todo sin dejar de sentir la dureza de su rutina. “Cada paso tiene que ser bien recibido”, resalta y afirma que“seguimos en la lucha, con limitaciones pero sin límites”.

La espina bífida es una malformación congénita en la que existe un cierre incompleto del tubo neural. Las principales limitaciones son motoras pero también pueden existir a nivel cognitivo y consecuentemente emocional y social. Esta definición puede ser fría y distante para quien no conozca en su entorno a una persona afectada. Para dar a conocer mejor qué es vivir con espina bífida, hay un joven onubense llamado Luis Enrique López que ha hecho un video documental que ha subido a su canal de Youtube sobre su experiencia personal, tan ilustrativo como emocional. En plena semana del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, y aunque no esté en la programación, buena es la ocasión para que sea visto por todos.
En el vídeo señala que ya lleva un año sin acudir a hospitales, algo que ocupó bastante tiempo de su vida. Por ejemplo, estuvo mes y medio boca a bajo en uno de los tres hospitales en los que permaneció ingresado. Sus reflexiones dejan muy a las claras lo duro que es su día a día, pero es admirable cómo insiste en avanzar, pese a que los pasos son lentos.

Luis Enrique dejó de caminar de un día para otro. Se levantó una mañana con el pie en mal estado y ya no pudo caminar ni calzarse las botas de fútbol, el punto inicial de su nueva y tortuosa rutina. Tras pasar por el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el Vázquez Díaz de Huelva y el San Juan de Dios de Bormujos (Sevilla), reconoce que “no me acuerdo cuando mi vida era plena”.
Reflexiona cómo le ha cambiado “la vida tan rápido” y que en cada vez que mejora siente insatisfacción porque le es insuficiente. “Me crea la falsa esperanza de que puedo estar como antes y no celebro los pequeños avances, a pesar de lo que cuestan. Cada paso tiene que ser bien recibido”, asegura.
“Seguimos en la lucha, con limitaciones pero sin límites”, expresa en el colofón de su video, en el que demuestra su talento con el lenguaje audiovisual y sentido del humor para expresar cómo vive. “Una de las cosas que más cuesta es mostrar la realidad”, opina, aunque lo consigue.
En este tiempo consiguió normalizar “algunas cosa que antes me costaban”, como las prótesis con las que completaba la fuerza que le falta a sus débiles piernas para caminar. “Tengo flow hasta en los andares”, señala en tono jocoso. Así que llegó un punto en el que “me daba igual mostrarlo. No tengo musculatura necesaria para andar por mi mismo al tener afectado a varios niveles la médula”.
Explica que antes no le “molaba” hacer ejercicio físico y que ahora en su día a día. Practica natación y realiza con constancia sus ejercicios, aunque sabe que no se traducen siempre en mejoras. “Es sembrar sin poder recoger, pero que no sea porque no lo haya intentado. Es monótono pero no me queda otra”, indica con buen ánimo.

Este joven onubense reconoce que “duerme poco” y que le gusta “llevarlo todo adelante”, ya que es “un culo inquieto” y que la música es su mejor revulsivo. “Es lo que me mantiene vivo y es lo que más me ha ayudado en levantarme en cada una de mis caídas. Esto es una montaña rusa y a veces estás arriba y otras abajo”.
Recuerdos de su estancia hospitalaria tiene muchos y lo vivido allí se ve que le ha curtido, que le ha agrandado el corazón y le hace sentir agradecimiento por las muchas personas, enfermas y profesionales, con las que compartió días duros. Relató cómo le marcó “un antes y un después” por la intensidad de los momentos, cada vez que se despedía de alguien. Es así como se clava “la imagen de la habitación vacía”. Así le ocurrió con la habitación de Paco y la de otros. Es por ello que el día que le tocó irse a él dijo a sus compañeros: “por favor no entres en mi habitación vacía, nos vemos fuera”. Sin embargo, quiso darse la vuelta y ver “mi habitación especial, la 401”.
Ahora recuerda cada palabra y cada gesto de los demás que conseguían que se olvidara de que estaba en un hospital. Ahora le toca a él convencerse a él mismo de que le queda camino por hacer. Es por ello que afirma convencido: “aunque pise mal sigo dejando huella”.
La espina bífida es una malformación congénita en la que existe un cierre incompleto del tubo neural. Las principales limitaciones son motoras pero también pueden existir a nivel cognitivo y consecuentemente emocional y social. Esta definición puede ser fría y distante para quien no conozca en su entorno a una persona afectada. Para dar a conocer mejor qué es vivir con espina bífida, hay un joven onubense llamado Luis Enrique López que ha hecho un video documental que ha subido a su canal de Youtube sobre su experiencia personal, tan ilustrativo como emocional. En plena semana del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, y aunque no esté en la programación, buena es la ocasión para que sea visto por todos. En el vídeo señala que ya lleva un año sin acudir a hospitales, algo que ocupó bastante tiempo de su vida. Por ejemplo, estuvo mes y medio boca a bajo en uno de los tres hospitales en los que permaneció ingresado. Sus reflexiones dejan muy a las claras lo duro que es su día a día, pero es admirable cómo insiste en avanzar, pese a que los pasos son lentos. Luis Enrique dejó de caminar de un día para otro. Se levantó una mañana con el pie en mal estado y ya no pudo caminar ni calzarse las botas de fútbol, el punto inicial de su nueva y tortuosa rutina. Tras pasar por el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el Vázquez Díaz de Huelva y el San Juan de Dios de Bormujos (Sevilla), reconoce que “no me acuerdo cuando mi vida era plena”. Reflexiona cómo le ha cambiado “la vida tan rápido” y que en cada vez que mejora siente insatisfacción porque le es insuficiente. “Me crea la falsa esperanza de que puedo estar como antes y no celebro los pequeños avances, a pesar de lo que cuestan. Cada paso tiene que ser bien recibido”, asegura. “Seguimos en la lucha, con limitaciones pero sin límites”, expresa en el colofón de su video, en el que demuestra su talento con el lenguaje audiovisual y sentido del humor para expresar cómo vive. “Una de las cosas que más cuesta es mostrar la realidad”, opina, aunque lo consigue. En este tiempo consiguió normalizar “algunas cosa que antes me costaban”, como las prótesis con las que completaba la fuerza que le falta a sus débiles piernas para caminar. “Tengo flow hasta en los andares”, señala en tono jocoso. Así que llegó un punto en el que “me daba igual mostrarlo. No tengo musculatura necesaria para andar por mi mismo al tener afectado a varios niveles la médula”. Explica que antes no le “molaba” hacer ejercicio físico y que ahora en su día a día. Practica natación y realiza con constancia sus ejercicios, aunque sabe que no se traducen siempre en mejoras. “Es sembrar sin poder recoger, pero que no sea porque no lo haya intentado. Es monótono pero no me queda otra”, indica con buen ánimo. Este joven onubense reconoce que “duerme poco” y que le gusta “llevarlo todo adelante”, ya que es “un culo inquieto” y que la música es su mejor revulsivo. “Es lo que me mantiene vivo y es lo que más me ha ayudado en levantarme en cada una de mis caídas. Esto es una montaña rusa y a veces estás arriba y otras abajo”. Recuerdos de su estancia hospitalaria tiene muchos y lo vivido allí se ve que le ha curtido, que le ha agrandado el corazón y le hace sentir agradecimiento por las muchas personas, enfermas y profesionales, con las que compartió días duros. Relató cómo le marcó “un antes y un después” por la intensidad de los momentos, cada vez que se despedía de alguien. Es así como se clava “la imagen de la habitación vacía”. Así le ocurrió con la habitación de Paco y la de otros. Es por ello que el día que le tocó irse a él dijo a sus compañeros: “por favor no entres en mi habitación vacía, nos vemos fuera”. Sin embargo, quiso darse la vuelta y ver “mi habitación especial, la 401”. Ahora recuerda cada palabra y cada gesto de los demás que conseguían que se olvidara de que estaba en un hospital. Ahora le toca a él convencerse a él mismo de que le queda camino por hacer. Es por ello que afirma convencido: “aunque pise mal sigo dejando huella”. Canal Youtube: https://www.youtube.com/user/LSNRKoficial/videosInstagram: https://www.instagram.com/luippi_ Facebook: https://www.facebook.com/Luippi/ Twitter: https://twitter.com/luippi_
La espina bífida es una malformación congénita en la que existe un cierre incompleto del tubo neural. Las principales limitaciones son motoras pero también pueden existir a nivel cognitivo y consecuentemente emocional y social. Esta definición puede ser fría y distante para quien no conozca en su entorno a una persona afectada. Para dar a conocer mejor qué es vivir con espina bífida, hay un joven onubense llamado Luis Enrique López que ha hecho un video documental que ha subido a su canal de Youtube sobre su experiencia personal, tan ilustrativo como emocional. En plena semana del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, y aunque no esté en la programación, buena es la ocasión para que sea visto por todos. En el vídeo señala que ya lleva un año sin acudir a hospitales, algo que ocupó bastante tiempo de su vida. Por ejemplo, estuvo mes y medio boca a bajo en uno de los tres hospitales en los que permaneció ingresado. Sus reflexiones dejan muy a las claras lo duro que es su día a día, pero es admirable cómo insiste en avanzar, pese a que los pasos son lentos. Luis Enrique dejó de caminar de un día para otro. Se levantó una mañana con el pie en mal estado y ya no pudo caminar ni calzarse las botas de fútbol, el punto inicial de su nueva y tortuosa rutina. Tras pasar por el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el Vázquez Díaz de Huelva y el San Juan de Dios de Bormujos (Sevilla), reconoce que “no me acuerdo cuando mi vida era plena”. Reflexiona cómo le ha cambiado “la vida tan rápido” y que en cada vez que mejora siente insatisfacción porque le es insuficiente. “Me crea la falsa esperanza de que puedo estar como antes y no celebro los pequeños avances, a pesar de lo que cuestan. Cada paso tiene que ser bien recibido”, asegura. “Seguimos en la lucha, con limitaciones pero sin límites”, expresa en el colofón de su video, en el que demuestra su talento con el lenguaje audiovisual y sentido del humor para expresar cómo vive. “Una de las cosas que más cuesta es mostrar la realidad”, opina, aunque lo consigue. En este tiempo consiguió normalizar “algunas cosa que antes me costaban”, como las prótesis con las que completaba la fuerza que le falta a sus débiles piernas para caminar. “Tengo flow hasta en los andares”, señala en tono jocoso. Así que llegó un punto en el que “me daba igual mostrarlo. No tengo musculatura necesaria para andar por mi mismo al tener afectado a varios niveles la médula”. Explica que antes no le “molaba” hacer ejercicio físico y que ahora en su día a día. Practica natación y realiza con constancia sus ejercicios, aunque sabe que no se traducen siempre en mejoras. “Es sembrar sin poder recoger, pero que no sea porque no lo haya intentado. Es monótono pero no me queda otra”, indica con buen ánimo. Este joven onubense reconoce que “duerme poco” y que le gusta “llevarlo todo adelante”, ya que es “un culo inquieto” y que la música es su mejor revulsivo. “Es lo que me mantiene vivo y es lo que más me ha ayudado en levantarme en cada una de mis caídas. Esto es una montaña rusa y a veces estás arriba y otras abajo”. Recuerdos de su estancia hospitalaria tiene muchos y lo vivido allí se ve que le ha curtido, que le ha agrandado el corazón y le hace sentir agradecimiento por las muchas personas, enfermas y profesionales, con las que compartió días duros. Relató cómo le marcó “un antes y un después” por la intensidad de los momentos, cada vez que se despedía de alguien. Es así como se clava “la imagen de la habitación vacía”. Así le ocurrió con la habitación de Paco y la de otros. Es por ello que el día que le tocó irse a él dijo a sus compañeros: “por favor no entres en mi habitación vacía, nos vemos fuera”. Sin embargo, quiso darse la vuelta y ver “mi habitación especial, la 401”. Ahora recuerda cada palabra y cada gesto de los demás que conseguían que se olvidara de que estaba en un hospital. Ahora le toca a él convencerse a él mismo de que le queda camino por hacer. Es por ello que afirma convencido: “aunque pise mal sigo dejando huella”. Canal Youtube: https://www.youtube.com/user/LSNRKoficial/videosInstagram: https://www.instagram.com/luippi_ Facebook: https://www.facebook.com/Luippi/ Twitter: https://twitter.com/luippi_
La espina bífida es una malformación congénita en la que existe un cierre incompleto del tubo neural. Las principales limitaciones son motoras pero también pueden existir a nivel cognitivo y consecuentemente emocional y social. Esta definición puede ser fría y distante para quien no conozca en su entorno a una persona afectada. Para dar a conocer mejor qué es vivir con espina bífida, hay un joven onubense llamado Luis Enrique López que ha hecho un video documental que ha subido a su canal de Youtube sobre su experiencia personal, tan ilustrativo como emocional. En plena semana del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, y aunque no esté en la programación, buena es la ocasión para que sea visto por todos. En el vídeo señala que ya lleva un año sin acudir a hospitales, algo que ocupó bastante tiempo de su vida. Por ejemplo, estuvo mes y medio boca a bajo en uno de los tres hospitales en los que permaneció ingresado. Sus reflexiones dejan muy a las claras lo duro que es su día a día, pero es admirable cómo insiste en avanzar, pese a que los pasos son lentos. Luis Enrique dejó de caminar de un día para otro. Se levantó una mañana con el pie en mal estado y ya no pudo caminar ni calzarse las botas de fútbol, el punto inicial de su nueva y tortuosa rutina. Tras pasar por el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el Vázquez Díaz de Huelva y el San Juan de Dios de Bormujos (Sevilla), reconoce que “no me acuerdo cuando mi vida era plena”. Reflexiona cómo le ha cambiado “la vida tan rápido” y que en cada vez que mejora siente insatisfacción porque le es insuficiente. “Me crea la falsa esperanza de que puedo estar como antes y no celebro los pequeños avances, a pesar de lo que cuestan. Cada paso tiene que ser bien recibido”, asegura. “Seguimos en la lucha, con limitaciones pero sin límites”, expresa en el colofón de su video, en el que demuestra su talento con el lenguaje audiovisual y sentido del humor para expresar cómo vive. “Una de las cosas que más cuesta es mostrar la realidad”, opina, aunque lo consigue. En este tiempo consiguió normalizar “algunas cosa que antes me costaban”, como las prótesis con las que completaba la fuerza que le falta a sus débiles piernas para caminar. “Tengo flow hasta en los andares”, señala en tono jocoso. Así que llegó un punto en el que “me daba igual mostrarlo. No tengo musculatura necesaria para andar por mi mismo al tener afectado a varios niveles la médula”. Explica que antes no le “molaba” hacer ejercicio físico y que ahora en su día a día. Practica natación y realiza con constancia sus ejercicios, aunque sabe que no se traducen siempre en mejoras. “Es sembrar sin poder recoger, pero que no sea porque no lo haya intentado. Es monótono pero no me queda otra”, indica con buen ánimo. Este joven onubense reconoce que “duerme poco” y que le gusta “llevarlo todo adelante”, ya que es “un culo inquieto” y que la música es su mejor revulsivo. “Es lo que me mantiene vivo y es lo que más me ha ayudado en levantarme en cada una de mis caídas. Esto es una montaña rusa y a veces estás arriba y otras abajo”. Recuerdos de su estancia hospitalaria tiene muchos y lo vivido allí se ve que le ha curtido, que le ha agrandado el corazón y le hace sentir agradecimiento por las muchas personas, enfermas y profesionales, con las que compartió días duros. Relató cómo le marcó “un antes y un después” por la intensidad de los momentos, cada vez que se despedía de alguien. Es así como se clava “la imagen de la habitación vacía”. Así le ocurrió con la habitación de Paco y la de otros. Es por ello que el día que le tocó irse a él dijo a sus compañeros: “por favor no entres en mi habitación vacía, nos vemos fuera”. Sin embargo, quiso darse la vuelta y ver “mi habitación especial, la 401”. Ahora recuerda cada palabra y cada gesto de los demás que conseguían que se olvidara de que estaba en un hospital. Ahora le toca a él convencerse a él mismo de que le queda camino por hacer. Es por ello que afirma convencido: “aunque pise mal sigo dejando huella”. Canal Youtube: https://www.youtube.com/user/LSNRKoficial/videosInstagram: https://www.instagram.com/luippi_ Facebook: https://www.facebook.com/Luippi/ Twitter: https://twitter.com/luippi_