La curiosa y terrible historia de la Isla Saltés de Huelva que poca gente conoce: fue un campo de concentración

Más de 3.000 soldados republicanos fueron internados en 1939 en este enclave natural de Huelva, donde sobrevivieron gracias a la ayuda clandestina de los vecinos de Punta Umbría

Saltés, la «Pompeya» onubense que espera resurgir

Soldados republicanos hechos prisioneros wikipedia

huelva24

La Isla Saltés, ese paraje natural situado en la desembocadura del río Odiel frente a Punta Umbría que hoy forma parte del Paraje Natural de Marismas del Odiel, esconde una historia que pocos onubenses conocen. Durante los primeros meses de 1939, tras el final de la Guerra Civil, este enclave se convirtió en uno de los 188 campos de concentración que el régimen franquista estableció por toda España.

El campo fue creado en 1939 como parte de la estrategia represiva del bando nacional tras la caída del frente catalán y se unía a otros dos campos de internamiento cercanos, el de San Juan del Puerto y el del muelle pesquero de Huelva. Las autoridades militares necesitaban espacios para internar a los miles de soldados republicanos capturados después de la caída de Cataluña en febrero de ese año. Solo en esta provincia se concentraron más de 20.000 cautivos procedentes principalmente de los frentes de Teruel, Cataluña y Levante.

La elección de Saltés como ubicación respondía a criterios de seguridad. Su condición de isla la convertía en el lugar idóneo para la reclusión al estar rodeada de agua, esteros y caños de marismas, un terreno fangoso impracticable que hacía prácticamente imposible cualquier intento de fuga.

Los prisioneros llegaban en barcos en condiciones lamentables y eran sometidos a un proceso de clasificación según su grado de afección al régimen. Una comisión evaluaba a cada preso mediante informes solicitados a las autoridades locales de sus pueblos de origen: alcaldes, juntas locales de Falange, Guardia Civil y párrocos. Esta catalogación determinaba tres destinos: los más peligrosos eran enviados a prisión para ser juzgados y previsiblemente ejecutados; los «afectos» podían incorporarse a las filas franquistas; y los «desafectos» o «dudosos» eran destinados a batallones de trabajadores, es decir, a trabajar como esclavos.

Las condiciones de vida fueron extremadamente duras. Los datos oficiales hablan de 1.594 presos en abril de 1939, aunque diversas fuentes estiman que pudo albergar entre 3.000 y 7.000 personas. Los prisioneros soportaron condiciones de vida durísimas: hambrientos y sin techo donde protegerse del duro sol del verano y de la lluvia y la humedad del invierno.

La Isla Saltés junto a Punta Umbría google

La generosidad de Punta Umbría

La extrema situación de los prisioneros motivó que los propios militares encargados del campo tuvieran que solicitar ayuda a la población civil para evitar una mortandad masiva. Los vecinos de Punta Umbría, desde cuyas calles era visible la isla, organizaron una red de solidaridad espontánea.

Las mujeres de esta localidad se colaban en la isla en pateras por los caños de la marismas en bajamar para llevarles los pocos víveres que podían, ya que la miseria era generalizada tras la contienda.. Esta ayuda ciudadana fue fundamental para la supervivencia de cientos de prisioneros.

La documentación sobre el campo permaneció oculta hasta 2010, cuando el Tribunal de Cuentas abrió sus archivos confirmando oficialmente que ingresaron más de 3.000 prisioneros republicanos. En 2013, la Isla de Saltés fue declarada Lugar de Memoria Histórica por la Junta de Andalucía.

Esta historia nos muestra uno de los capítulos más desconocidos de la represión franquista en Huelva, pero también la capacidad de solidaridad de una población que no dudó en arriesgar su seguridad para salvar vidas.

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