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Y el año del ascenso se convirtió en el del regreso a la Segunda B 17 años después
21.05 h. El Recre vuelve, 17 años después, a la Segunda B, debido a la mala planificación deportiva que realizó el pasado verano y a la incapacidad para hacer frente a las deudas a mitad de temporada, lo que le habría permitido reforzar la plantilla en el mercado invernal. La falta de gol y varias rachas decepcionantes de malos resultados han sepultado a un Decano cuyo futuro a todos los niveles es aterrador y una completa incógnita.

Una temporada para olvidar. En todos los sentidos. La andadura del Recre 2014/15 empezó viciada y lógicamente cuando las cosas no se hacen correctamente desde un principio suelen acabar mal. Y lo peor está por llegar, ya que ni en lo deportivo, ni en lo institucional, social y económico está claro el panorama futuro de un club a la deriva por culpa de sus mandatarios, que al llegar prometieron y prometieron muchas milongas y que al final no han cumplido nada de nada y han dejado el Decano hecho una auténtica calamidad.
En el anterior ejercicio, el conjunto onubense se quedó a un paso de disputar los ‘play-offs’ de ascenso. Pero su gran error fue desmantelar buena parte de la plantilla y del cuerpo técnico. Se cambiaba radicalmente de idea después de dos temporadas al mando de un Sergi Barjuan al que Pablo Comas, el presidente albiazul, le juró amor eterno en su presentación pero que al final se marchó deprisa y corriendo, con un año más de contrato, sintiéndose engañado por el máximo mandatario y teniendo incluso que celebrar el próximo verano un juicio con el Decano. A la marcha del catalán se le unieron la de varios jugadores importantes, caso de Cabrero, Cifu, Morcillo, Arana o Linares, entre otros, es decir, prácticamente la columna vertebral de la plantilla.
Y sus recambios esta temporada no han estado a la altura, y no hay más que ver el rendimiento, por ejemplo, de Braulio, Rubén Mesa o Nana. Casi ningún futbolista albiazul ha sobresalido, quitando destellos de Pedro Ríos y la aparición de canteranos como Caye Quintana o Antonio Domínguez. Y principalmente el gran fallo de la planificación deportiva del secretario técnico, Fernando Iturbe, estuvo en el apartado ofensivo, ya que no llegaron recambios de garantías para intentar hacer olvidar los diez goles que marcó Linares y los ocho que hizo Arana. Así, Braulio ni siquiera se ha estrenado y Mesa sólo hizo un gol. En la etapa de Sergi Barjuan, era el míster catalán el que hizo buena parte de los fichajes que a la postre dieron buen resultado. Cosa que no pudo hacer José Luis Oltra, que no sólo se encontró con las escasas nociones futbolísticas de Iturbe, sino también con la losa del control económico de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), instaurado el pasado verano y que castigó sobremanera a un Recre cuya plantilla quedó descompensada y corta de efectivos y de calidad.

La pretemporada fue floja en cuanto a juego y resultados, y encima en el primer partido de liga el entrenador recreativista se encontró con que hasta cuatro futbolistas, Cabrera, Juanan, Braulio y Pedro Ríos, todos ellos llamados a ser titulares, no pudieron tener la licencia por no estar inscritos en la LFP para el estreno liguero frente al Zaragoza, ya que el Decano se había saltado el control económico. Motivado por ello, el club albiazul traspasó tras la semana inaugural del campeonato y el empate frente al conjunto maño en el Nuevo Colombino al lateral zurdo Toño al Levante por alrededor de 400.000 euros. Pese a ello, en los últimos días del mercado estival no llegó ningún refuerzo a la plantilla onubense, lo que motivó el enfado de Oltra, que incluso ofreció una rueda de prensa, a petición suya, en la que denunció esa situación y comentó que el equipo iba a luchar dentro de sus posibilidades por ganar los máximos partidos posibles, pero que ya el objetivo no podía ser el de jugar el ‘play-off’ de ascenso, como le habían vendido los rectores albiazules las dos veces que se habían reunido con él para cerrar su fichaje. Esa rueda de prensa no le sentó nada bien a la directiva albiazul, pero sí a la afición, que ya sabía que el club les estaba intentando vender humo en el tercer año de la era Gildoy, es decir, en el año en el que supuestamente el único objetivo era el de ascender a la Primera División.
No llegaron varios jugadores apalabrados por Oltra, como por ejemplo Marchena o Álex Geijo, ni tampoco un recambio para Toño, con lo que el puesto de lateral zurdo se quedaba cojo. En la delantera también había pocos efectivos, mientras que mediocentros había demasiados, hasta seis o siete, con lo que después a lo largo del ejercicio un par de ellos apenas si han gozado de minutos. Y como centrales se quedaron sólo tres jugadores pese a que Zamora había sufrido durante la pretemporada una grave lesión en la rodilla que le obligó a pasar por el quirófano y le iba a tener más de seis meses ausente de los terrenos de juego. Con todo, y tras un nuevo empate sin goles en el feudo del Alavés, el Recre empezó a ir hacia arriba en la clasificación, cerrando el primer tercio del campeonato liguero en la octava plaza y a sólo un punto de la zona de ‘play-off’, con un más que positivo balance de cinco victorias, cinco empates y cuatro derrotas. No es que el Decano hiciera un fútbol muy vistoso, pero sí que era un conjunto bastante ordenado, sólido, comprometido, al que era difícil hacerle ocasiones y que rentabilizaba muy bien las que creaba, principalmente a balón parado. Estaba claro que estaba rindiendo por encima de las expectativas, ya que no había plantel, ni de lejos, para luchar por subir a la élite.
A partir de ahí comenzó la hecatombe albiazul y el Recre pasó a ser, en los dos siguientes tercios del campeonato, y con bastante diferencia, el peor equipo de la Segunda División. Tras doblegar al Albacete (4-1) en la décimo tercera jornada, el Decano entró en crisis, prácticamente coincidiendo con el anuncio público de a que los técnicos y miembros de la primera plantilla, de los escalafones inferiores y empleados del club, les adeudaban varias mensualidades. Entre el final del año 2014 y el principio de 2015, la escuadra onubense encadenó seis derrotas seguidas que estuvieron a punto de costarle el puesto a Oltra en Navidad. Incluso hubo un cruce de declaraciones entre el técnico y Pablo Comas, que llegó a insinuar que el míster valenciano no presentaba la dimisión por pesetero, añadiendo que si tuviera dignidad debería marcharse por los malos resultados que estaba cosechando el equipo. Precisamente no pudo echarlo porque no podía acometer el finiquito, ya que la relación entre ambos ya estaba más que rota.

Coincidiendo con la derrota en la visita al Barcelona B (3-1), que era el último partido de la primera vuelta liguera, el Decano entró en puestos de descenso por primera vez en la temporada. La racha era de un punto en las ocho últimas jornadas. Oltra aguantó tres más en el cargo, en las que sólo pudo sumar un empate más. Es decir, que dejó al equipo penúltimo, con 22 puntos en 24 jornadas y a tres de la zona de permanencia, con un balance de cinco victorias, siete empates y 12 derrotas, la última muy dolorosa en la visita a la Llagostera (1-0). Ya había pasado el mercado invernal, que fue de nuevo surrealista y una auténtica ruina para el Recre por culpa de sus gestores. No depositaron un millón de euros, lo que provocó que la plantilla al completo denunciara los impagos que sufrían ante la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Eso trajo como funesta consecuencia que el club tuviese sus derechos federativos suspendidos. No podía fichar ni traspasar, y pese a que a los jugadores les debían hasta seis mensualidades y podían rescindir de manera unilateral sus contratos, sólo se marchó Joselu, con destino al Mallorca y perdonando bastante dinero. El Decano no le buscó sustituto al cartayero, que era el delantero centro titular aunque también llevaba sólo tres goles, y no fichar en el mercado invernal dejaba ya al equipo albiazul con pie y medio en la Segunda B pese a que quedaban todavía más de cuatro meses de competición.
Por motivos económicos, más que por la confianza depositada, como se comprobaría más adelante, el elegido para sustituir a Oltra fue un técnico de la casa, Juan Manuel Pavón, recreativista confeso y que venía desarrollando un excelente papel con el juvenil albiazul en la División de Honor. Sus números fueron sólo un poco mejores que los de Oltra, ya que en siete jornadas contabilizó una victoria, cuatro empates y dos derrotas. Pero lo más importante es que los jugadores volvieron a sacar el carácter y la actitud que tenían escondido desde hace mucho tiempo. Pavón buscó mejorar en defensa, liberar a Pedro Ríos y Álvaro Antón en la medular, y confiar en el desparpajo de canteranos como Caye Quintana y Antonio Domínguez en la punta de lanza vista la desidia de los hombres que estaban jugando ahí, ya que el Decano era el peor equipo en ataque de la categoría de plata.
Se empezaba a soñar con la permanencia pese a que el Recre sólo había ganado uno de sus últimos 16 encuentros ligueros (a ello habría que sumarle la eliminación copera a manos del Albacete por 2-1). Fue con Pavón y ante el Racing de Santander (1-0). Además, en el empate a domicilio frente al Sporting de Gijón y la injusta derrota casera con el Betis el equipo albiazul ofreció su mejor imagen de toda la campaña. Pero ahí llegó la decisión más errónea de la directiva en todo el ejercicio, como fue prescindir de los servicios del técnico onubense, al que colocaron de segundo de un portugués, José Domínguez, que llegaba casi sin experiencia. En teoría, la explicación que el Decano dio fue que este fichaje fue por la recomendación de un grupo inversor de carácter internacional. Pero nada quedó claro, y ni en lo económico, ni en lo deportivo el Recre salió ganando con el cambio de entrenador. Aunque es cierto que las lesiones, sanciones y arbitrajes también perjudicaron al Decano en la época del míster luso, el caso es que sólo ya muy al final logró encauzar la nave albiazul y dotar de un poco de sentido a un equipo que por momentos rozó el ridículo por su falta de actitud. Se estrenó con una victoria por 1-2 ante el Numancia que sacaba al Recre del descenso después de mucho tiempo, pero a partir de ahí encadenó seis derrotas seguidas, varias de ellas ante gallitos, que fueron la tumba definitiva. Ya de nada sirvieron después las dos victorias frente al Leganés (1-0) y el Sabadell (3-1).
El retorno a la Segunda B, 17 años después, se consumó en El Sadar frente a Osasuna y ahora el Decano buscará no concluir el campeonato en el sonrojante puesto de colista para tener incluso opciones de salvarse en los despachos, algo que ya le sucedió en el verano del año 2000. Después llegaron cuatro temporadas en la Primera División, con dos ascensos, y un subcampeonato de la Copa del Rey. Ahora sólo queda incertidumbre y bochorno. Gildoy ha fracasado y queda una deuda de más de 20 millones de euros que alguien deberá asumir. Por la vía de la urgencia se necesitan algo más de cinco millones para evitar la liquidación de la entidad antes del día 31 de julio. Una temporada aciaga y para olvidar, que comenzó mal y que ha acabado peor, y en la que también habría que incluir el descenso del filial a la Primera Andaluza. Hay que responsabilizar a los tres entrenadores que ha tenido el plantel, aunque a Pavón realmente casi nada, a buena parte de los futbolistas, ya que han estado bastante lejos del rendimiento que podían haber ofrecido, y principalmente al secretario técnico, Fernando Iturbe, y al presidente, Pablo Comas, por sus nefastos movimientos durante los últimos meses. Es la hora de la afición y de nuevos inversores o habrá que cerrar el chiringuito. Y 125 años de historia no se merecen un final así.