Al drama económico que supuso para la economía onubense un edificio fantasma de grandes dimensiones en pleno centro de la capital, que dejó a decenas de familias con sus expectativas de futuro en el aire, así como a los trabajadores y las empresas proveedoras, se le suma el riesgo que se corre al dejar un inmueble de tales dimensiones con sus pesadas grúas y muros desnudos sin una vigilancia especial, ni supervisión. Tiempo han tenido para retirar unas grúas que están expuestas a vientos de gran velocidad y pueden provocar un accidente. Debería arbitrarse un método para que el juzgado Mercantil, el Ayuntamiento y la administración autonómica activen una vía rápida que evite estos riesgos.
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