Estos tres, que aparecen en las imágenes adjuntas, han tenido la suerte de ser rescatados pero no se puede demostrar el estado de los 13 que aún quedan dentro, ya que no se permite sacar imágenes, aunque los testimonios de quienes los han visto no son nada positivos.
Además, los requisitos que tienen establecidos para sacar los perros no se ajustan al mínimo exigible, y más en un centro de estas características, ya que obligan a hacer todos los trámites, incluida la castración, en un mismo día y con un veterinario concreto, sin tener en cuenta el estado del animal ni posibles enfermedades, que le pondrían en riesgo con una operación quirúrgica.
Si no se rescatan pronto de ese infierno que llaman perrera, el resto de animales morirá pronto porque las condiciones en las que los tienen son pésimas. Hace falta que se produzcan adopciones y puedan salir de allí porque mucho me temo que las autoridades no van a hacer nada.
No hay razón alguna para admitir que en pleno siglo XXI una Administración disponga de un centro en el que se mantienen animales en estas condiciones. Con la pésima gestión de esta perrera (no olvidemos, pública) se está condenando a una muerte lenta y segura a los perros, a un sufrimiento que, se supone, debería acabar en ese sitio tras ser recogidos víctimas de maltratos y abandonos. La Diputación no puede permitir que esta situación siga así, ni los políticos que están al frente de ella, si tienen un mínimo de decencia, dignidad y vergüenza.
MJ Rueda
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