TEMPUS QUADRAGESIMAE ODORE ONUBAE
Torrijas
Con nata, con chocolate, o con salsa de naranjas, de arándanos, de Pedro Ximénez… Las encontrarán tuneadas de las más diversas maneras, pero las torrijas, enmeladas o bañadas en azúcar y canela, esponjadas en vino, en leche o en ambas cosas a la vez, permanecerán siempre en nuestro recetario más querido sin permitir que nadie las toque.

Noli me tangere, no me toques le dijo el profeta de Galilea a María de Magdala cuando esta lo vio fuera de la tumba donde fue a enterrarlo, tras su crucifixión y muerte, José de Arimatea, el mismo que luego huiría con el Santo Grial acompañado de la Magdalena y su hija de las tierras de Israel. No me toques, no me retengas porque la misión encomendada no ha hecho más que empezar.

Resucitó al tercer día y tres siglos después la iglesia que sobre su memoria se conformó, inició un proceso de expansión por el Mediterráneo que dividida en multitud de tendencias (1) hoy el Papa Francisco intenta unificar, lo cual y sorprendentemente no ha dejado de traerle conflictos. La historia del cristianismo, de su expansión y del fin de la cultura grecolatina que ello trajo consigo, es tan interesante como sorprendente (2). La Semana Santa hace revivir en las mentalidades de los creyentes, los últimos días del Salvador del mundo, su pasión y muerte que iluminaría el camino de la salvación a la especie humana.

Y la salvación es cumplir los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, en este tiempo cuaresmal y en cualquier día del año. Siempre en realidad, no pretendiendo más dádiva que la de ser uno feliz consigo mismo, se sea creyente o no, porque las buenas acciones salen directamente del corazón, y no necesariamente de un manual de instrucciones, sea cual fuere.
Hoy os traemos una delicia sencilla, humilde, propia de este tiempo cuaresmal y a la que no es menester tocar.
Ingredientes: pan asentado (o el que para hacer torrijas encontraréis en todas las panaderías en este tiempo), leche, vino dulce, azúcar, huevo, sal, aceite y miel.
Elaboración: Es conveniente hacerlo entre dos o más personas, pues en este caso la elaboración no es más que una celebración más. Un motivo de alegría y compartir ese espacio fundamental que en cualquier casa es la cocina.
Uno podrá ir mojando las rebanadas de pan en leche, en vino dulce, o, como hemos hecho nosotros, en una mezcla de vino dulce, leche y un poco de azúcar, todo bien batido.
Otro podrá ir batiendo huevos con una pizca de sal, de manera que cuando vaya recibiendo el pan esponjado en leche y vino, lo vaya pasando por el huevo batido y llevándolo a una sartén con el aceite a buena temperatura, de manera que se hacen las torrijas por un lado y por otro hasta que tengan un bonito color entre dorado y acaramelado.
Se dejarán reposar mientras en un perol amplio mezclamos miel con un poco de agua y ponemos a calentar, movemos para que se mezclen bien y a continuación lo dejamos a fuego mínimo para ir pasando las torrijas una a una por esta miel levemente licuada. Se irán colocando en una bandeja, apiladas si fuera menester si es que hemos hecho bastante, y se acabó. La miel que sobre en el perol se guarda en una taza para ir echándola por encima de las torrijas cada vez que veamos que hace falta.