nuestro pasado en clave de humor

La loca Historia de Huelva: La Edad Antigua y la Romanización

Decimos lo de 'edad antigua' para referirnos a todo lo anterior a Cristo como si lo del siglo XVII o XVIII fuese algo ultramoderno. De manera que esta época post-tartéssica más que 'Antigua' debería llamarse 'Antigüísima' (antiquísima para los más finolis), y en andaluz castizo 'Edad tela, tela de antigua'.

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Como diría el gran historiador  Antonio Regueras ( excelso monologuista y orador de Gadir), ubiquemos la acción hacia el año 194 a.C. cuando las legiones del Cónsul Marco Porcio Catón 'El Viejo' conquistaron todo el valle del Guadalquivir. Tiene toda la pinta por su apellido de que Porcio fue el primer impulsor del ganado porcino, los sabrosísimos cerdos guarros cochinos marranos, famosísimos en la zona de Jabugo y resto de la provincia de Huelva. ¿Y qué me decís de su apodo? 'El Viejo', muy adecuado a lo que hablábamos antes de la 'Edad Antigua', ¿verdad? Lo que me extraña, sabiendo cómo se las gastaban los romanos,  es que alguien tuviera narices de llamarle viejo en público. Y más en el caso de Porcio, el impulsor de los marranos, al que tendrían constantemente la tentación de hacerle el arriesgadísimo y tentador jueguecito de palabras de  'marrano…romano…romano...marrano'.

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Previamente, antes de llegar al Sur de lo que ellos llamaron Hispania, se habían encargado de quitar de en medio a los que denominamos por aquí los 'chulitos' de la época, o sea, Cartago, los Cartagineses, aniquilados en la II Guerra Púnica por los nuevos chulos del barrio…¡La República Romana! No confundáis por favor a nuestros nuevos invasores, los romanos, con 'los rumanos', pueblo infinitamente más pacífico que ellos que nos invadiría (en el buen sentido de la palabra) a finales del siglo XX. Por cierto, cómo serían de brutos nuestros nuevos conquistadores que en esa guerra púnica ante Cartago además del pánico sembraron 'el púnico' (que nadie sabe   exactamente lo que es, pero seguro que es algo horroroso). ¡Qué miedo dan todas las palabras esdrújulas!, ¿verdad? Pánico, púnico, trágico, Drácula, esotérico, víbora…y la esdrújula que más miedo da de todas: ¡Báscula! Maldito invento este que  poco a poco te aniquila tanto mental como físicamente.

Por aquí abajo existía Baeturia, situada más o menos entre los ríos Betis y Sevilla, en uno corría agua verdiblanca y en otro rojiblanca…bueno, no es así del todo, los ríos se llamaban Betis ( éste sí, el actual Guadalquivir) y lo que ahora es el Guadiana, que se llamaba Annas, como mi madre (mi madre  Annas y mi padre Antonnios). Dos etnias o grupos distintos convivían en Baeturia, una de origen Celta ( Baeturia Céltica) y otra de origen turdetano ( Baeturia Túrdula). Eso sí, las dos tenían el mismo himno en común: 'Baeturiaaaaa, patria queridaaaaa…Baeturiaaaaa, de mis amoreees….'. Los célticos, más norteños y montañosos,  ocupaban la zona de Sierra Morena, y los turdetanos, herederos de los Tartessos, estaban afincados más abajo, más hacia la costa para aprovechar mejor la playa los dominguitos...de hecho no se construían casas sino  directamente chiringuitos.

Se cuenta que por las Peñas de Aroche, por la vega del Río Chanza, le daban 'caña' a los romanos en plan Astérix y Obélix, algo que mermó enormemente los ingresos de Roma ( así tienen el Coliseum todavía todo roto y sin arreglar). Y luego a correr y esconderse por las cuevas de las montañas de Sierra Morena los que sin lugar a dudas eran  los antepasados de Curro Jiménez, el Algarrobo y el Estudiante entre otros, los famosos bandoleros que siglos después  trajeron locos a los invasores franceses. Sí que hubo un acuartelamiento sertoriano en el yacimiento de San Sixto en Encinasola. Lo de 'sertoriano' deriva de Sertorio, el hombre de Roma aquí en Hispania, tatatatatarabuelo de Isabel Sertorio (ex novia de nuestro rey Felipe VI), romano al que derrotó otro romano, y es que se peleaban continuamente entre ellos mismos en sus sangrientas guerras civiles. El nuevo hombre de Roma aquí se llamaba Pompeyo, famoso marinero conocido por su fuerza descomunal, ¿lo recordáis? 'Pompeyo el Marino soy pi piiii Marino de profesión pi piiii comiendo espinacas mis puños machacan, Pompeyo el Marino soy'. Pero después de Pompeyo vino Julio César, y después otro romano, y otro, y otro…hasta que se cansaron de zurrarse entre ellos mismos y llegó lo que se llamó la Pax Augusta, ¿por qué augusta? Porque durante un tiempo todo el mundo cantaba aquella cancioncilla de un célebre gladiador cartaginés: 'Estamos tan  augustitoooo'.

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Lamentablemente para ellos, para los romanos, a partir del siglo III después de Cristo les llegó la crisis ( tampoco hubo ningún político por aquel entonces que la viera venir), y eso provocó, entre otras cosas, el abandono de la minería por la zona de Huelva, que os recuerdo, aún no se llamaba Huelva. Vamos a ver cómo se llamaba realmente, o mejor dicho, cómo se llamaban los distintos enclaves dentro de nuestra actual provincia. Los pondremos por orden alfabético para que nadie se nos enfade:

- Arucci ( léase Aruchi, no confundir con Maruchi, mi vecina del 3º). Arucci, junto a Turobriga,  se situaban en las inmediaciones del Río Chanza, lo que actualmente sería el pueblo serrano de Aroche. Sí, sí, estaban muy cerca Arucci de Turobriga, aunque os parezca Turobriga una ciudad de Croacia o de Montenegro. De ellos nos ha quedado bastantes restos de torres, murallas y enterramientos…esto último, lo de los enterramientos, nos indica claramente que ya por aquella época le daba a la gente por morirse, y lo que hacemos ahora no es más que seguir esa estúpida tradición. 

- Ilipla. La actual Niebla. Tenían su moneda propia con la leyenda Ilipla y probablemente también con la cara de Borbónicus ¿os suena?, el rey que susurraba a los elefantes ( les susurraba y les zurraba). Ellos, los iliplenses,  se encargaron de reactivar comercialmente los estuarios del río Tinto y el río Odiel. No, 'los estuarios' no es donde se cambian los jugadores de fútbol antes de empezar los partidos, sino donde vierten nuestros ríos sus aguas al mar (en nuestro caso al ser dos ríos no vierten sino se divierten, algo innato y ancestral en los andaluces, incluidos los ríos, de hecho la misma palabra lleva implícita la diversión 'me RÍO con Miliki, me RÍO con Fofito, me RÍO en tu cara...'.

- Iptucci ( también llamado Tucci, como Emilio Tucci, de ahí que hoy en día  se diga eso de 'me han regalado un iptuchi de colonia y desodorante'. Estaba en la zona de Tejada la Vieja, muy conectada con Itálica en Hispalis, la actual Sevilla, así que esta conexión sería el equivalente a la Autopista A-49, de hecho a los Cantores ( que así se llamaban los naturales de Hispalis) ya le ponían 3 carriles los fines de semana tanto para venir como para volver de las playas ¡ Qué cara más dura!  En Iptucci también tenían su moneda propia con la leyenda ITVCI...sí, sí, claro, también con la cara de Borbónicus.

- Onuba Aestuatria ( Onuba pa los amigos), la actual Huelva Capital y alrededores. Nos llamábamos así porque ya pusimos de moda lo de comernos '12 onubas' al escuchar las campanadas de fin de año. Al igual que las localidades antes citadas, Onuba también decayó con el final de los Tartessos, pero se reactivó con la industria pesquera y salazones ( acordaos por ejemplo de la famosa ruta discotequera del bacalao), y es que de nosotros siempre han dicho eso de 'mira qué salaos estos andaluces'. Destaca también la ruta del Cabezo de la Esperanza: unas excavaciones realizadas durante el siglo pasado encontraron un parque infantil lleno de toboganes, balancines y columpios ( e incluso una zona para que los perros hicieran caca y pipí),  y tal como se encontró se ha mantenido al 100% en lo que ahora es el Parque de la Esperanza…yo tampoco me lo creí el primer día que me lo contaron, no digo que vosotros tengáis que creéroslo. Lo que tampoco entendí nunca es cómo ese parque estuvo perdido durante siglos, porque ya dice el refrán que 'el Parque de la Esperanza es lo último que se pierde'. Y por supuesto, para no ser menos, también tenían su propia moneda con la leyenda ONUBA entre dos espigas de trigo ( los habitantes de Trigueros estarían 'forraos'). Lo peor de todas estas monedas era a la hora de visitar Castro Marim, Albufeira y resto del Algarve: te decían que no, que no les valía, que teníamos que sacar no  sé qué complicadísima tarjetita para transitar por las calzadas romanas de Lusitania con nuestros espléndidos carros y cuádrigas último modelo.

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De la caída del Imperio Romano, por aquí por el suroeste de Andalucía, se aprovecharon los Visigodos hacia el siglo V…otros que no pudieron resistirse a instalarse aquí y disfrutar de nuestros jamón, nuestras gambas, nuestra sierra y nuestras playas. Antes de entrar a analizar a nuestros próximos pobladores me queda una pregunta sobre la famosa caída del Imperio Romano: ¿se cayó por un resbalón o le pusieron la zancadilla jugando al fútbol? Bueno, al fútbol no, allí en Italia le llamaban Calcio (en Italia calcio, en Francia fósforo y en Alemania magnesio), que el fútbol propiamente dicho fue un regalo que nos hicieron los ingleses, ellos nos regalaron el fútbol y nosotros a ellos 7 millones de kilos de pirita y de cobre. ¡Si es que siempre hemos sido un pueblo muy generoso!

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