Diez años de la muerte de Jesús Hermida: "El conocimiento y respeto por su figura se ha incrementado aún más si cabe"

El 4 de mayo de 2015, un día después de la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, Jesús Hermida entraba en el mundo de los mitos a causa de un derrame cerebral que, en apenas tres días nos lo arrancó de la vida a los 77 años de edad

Jesús Hermida, «un pionero, un innovador, un maestro y, sobre todo, un contador de historias excepcional»

Jesús Hermida, en una foto cedida por la familia ASOCIACIÓN PRENSA HUELVA

Rafael J. Terán

Huelva

El periodista Jesús Hermida, nacido en la ciudad de Huelva en la cuna de una familia humilde, con un padre pescador, que también murió en la mar cuando no se esperaba, ha dejado una profunda huella en la historia del periodismo, la radio y la televisión, a la que desde finales de los años sesenta, trajo aires innovadores y un estilo propio influido por su experiencia en Estados Unidos, donde durante casi once años fue el primer corresponsal de TVE contando acontecimientos como la llegada del hombre a la Luna y los asesinatos de Martin Luther King y Robert Kennedy.

Fue en Huelva donde Jesús Hermida, casi sin pretenderlo, tuvo su primer contacto con la comunicación en RNE y el diario Odiel, publicando sus primeros artículos y descubriendo la que iba a ser su gran vocación. Con una trayectoria profesional reconocida con numerosos galardones como tres Premios Ondas, el Nacional de Televisión o la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, siendo el primer académico y presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión.

Ahora, también en Huelva, cumpliendo su sueño de crear un espacio donde los ciudadanos puedan conocer mejor la realidad de los medios de comunicación y el periodismo y homenajeando su trayectoria personal y profesional, se puede visitar el Centro de la Comunicación Jesús Hermida (CCJH), inaugurado hace seis años; un espacio único en España, que mantiene viva su memoria y profundiza en la comprensión e influencia de su obra.

Con el CCJH, promovido por la Asociación de la Prensa y el Ayuntamiento de Huelva, con la colaboración de la familia de Hermida, RTVE y numerosas entidades y particulares, Jesús Hermida sigue vivo y, diez años después de su muerte, el conocimiento y respeto por su figura se ha incrementado aún más si cabe, siendo objeto de numerosos coloquios, cursos, programas y reportajes en prensa, radio y televisión, que refuerzan las actividades desarrolladas en el CCJH.

Murió oyendo 'Platero y yo'

Jesús Hermida murió oyendo –una vez más- como tantas otras miles de veces, la prosa poética de Juan Ramón Jiménez en «Platero y yo», evocando los aromas, los paisajes de su tierra natal, tantas veces proclamada: «soy de Huelva, eso testifica todo mi ser y de eso presumo, he presumido y presumiré por todas partes del mundo», tan cerca de su corazón, pero tan lejos de su discurrir diario. Esa tierra a la que quiso volver para morir, pero no pudo, y a la que iba de vez en cuando para sentirse cerca de los cabezos de su barrio de la Merced y de la mar soñada para que le acogiera por siempre porque «como este mar no lo hay en ningún sitio».

Toda una vida siendo maestro, ejemplo, referente para otras tantas figuras de la comunicación y el periodismo, a las que descubrió su vocación y a las que les brindó la oportunidad de sacar lo mejor de ellos y ellas y que, sin embargo, ocultaba en su energía, en su irrepetible poder de seducción ante una cámara o un micrófono, un personaje amante de lo sencillo, tímido, celoso protector de su vida privada, fiel a sus raíces, marcado por el recuerdo y la personalidad de un padre, casi analfabeto que para él «era la música» que acompañaba los recuerdos de sus lugares de infancia y juventud.

Recordar el décimo aniversario de su muerte es una oportunidad más para celebrar la ruta recorrida por un hombre que, aunque falleció, sigue vivo, que con apenas veinte años, inició el camino hacia una vida en la que creó una escuela irrepetible trazando una senda ética, comprometida y libre como periodista y comunicador, convencido de que, aún a pesar de que en sus últimos años se retiró del ejercicio del periodismo porque -decía- «no me gusta el olor que sale del guiso de la cocina comunicativa« y que, aunque no dejaba de parir ideas y proyectos que no llegó a hacer realidad, estaba convencido de que algún día se cumpliría «aquella ilusión, aquel ideal, aquel creer que el periodismo volverá a ser como un arte y una gloria supremo, objetivo, puro, limpio y fundamental». ¡Ojalá!

Semper fidelis, amigo y maestro.

Rafael J. Terán

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