Las lecturas son para el verano

“Sabe dios cuándo habrá otro verano”, 'Las bicicletas son para el verano', Fernando Fernán Gómez.

Las lecturas son para el verano

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Hoy vengo a hablarles de libros y de lecturas. Y qué mejor época para leer que el verano, ¿verdad? El calor aprieta, añoramos el olor salino del mar, la frescura de las noches junto a la playa y las largas sobremesas; nos tumbamos en el sofá, ahítos de sardinas asadas, gazpacho y sandía, mientras se nos adormece el cerebro y nos quedamos fritos con aquel libro abandonado en invierno y recobrado durante la canícula, amparados por el ronroneo metálico del ventilador: “este verano sí que me lo termino, por mi madre que sí”. Suena familiar, ¿a que sí?

El verano es el momento idóneo para recuperar todas aquellas lecturas aparcadas durante meses. Cada año se amontonan los títulos: premios planeta, libros publicados por amigos y/o conocidos, acontecimientos editoriales aconsejados por todo el mundo, biografías de famosos… un universo en expansión más y más inabarcable con el paso de los años, tanto que, a veces nos sentimos abrumados por el peso de lo relegado.

Afortunadamente, las vacaciones nos permiten reconectar con un ritmo más pausado, ajeno a las urgencias del trabajo y la vida cotidiana en nuestros hormigueros/ciudades, un escenario ideal para conjurarse en emplear un par de horas diarias y terminar esa novela de misterio, enterándonos, por fin, de quién demonios es el asesino que trae de cabeza a la policía, o quizás para leerse alguno de los cuentos de aquel libro que te recomendó un amigo de un amigo; o enfrentarse, definitivamente, a aquellos versos abandonados tantas veces y que reclaman nuestra atención desde la estantería.

   Hoy vengo a hablarles de libros y de lecturas. Y qué mejor época para leer que el verano, ¿verdad? El calor aprieta, añoramos el olor salino del mar, la frescura de las noches junto a la playa y las largas sobremesas; nos tumbamos en el sofá, ahítos de sardinas asadas, gazpacho y sandía, mientras se nos adormece el cerebro y nos quedamos fritos con aquel libro abandonado en invierno y recobrado durante la canícula, amparados por el ronroneo metálico del ventilador: “este verano sí que me lo termino, por mi madre que sí”. Suena familiar, ¿a que sí? El verano es el momento idóneo para recuperar todas aquellas lecturas aparcadas durante meses. Cada año se amontonan los títulos: premios planeta, libros publicados por amigos y/o conocidos, acontecimientos editoriales aconsejados por todo el mundo, biografías de famosos… un universo en expansión más y más inabarcable con el paso de los años, tanto que, a veces nos sentimos abrumados por el peso de lo relegado. Afortunadamente, las vacaciones nos permiten reconectar con un ritmo más pausado, ajeno a las urgencias del trabajo y la vida cotidiana en nuestros hormigueros/ciudades, un escenario ideal para conjurarse en emplear un par de horas diarias y terminar esa novela de misterio, enterándonos, por fin, de quién demonios es el asesino que trae de cabeza a la policía, o quizás para leerse alguno de los cuentos de aquel libro que te recomendó un amigo de un amigo; o enfrentarse, definitivamente, a aquellos versos abandonados tantas veces y que reclaman nuestra atención desde la estantería.Si les apetece saber cómo me lo monto yo en verano, les explico. Para mí, es tiempo de leer los libros a los que me gusta denominar 'novelas río', ese tipo de historias cuya extensión en número de páginas los hace especialmente difíciles de leer el resto del año. Me refiero a aquellas lecturas que sobrepasan las 600 o 700 páginas, narraciones ideales para cuando disponemos de un poco más de tiempo libre. Si quieren algunos textos ilustrativos, podríamos hablar de 'Moby Dick', 'Guerra y Paz', 'El Quijote' (contando ambas partes), 'La montaña mágica', 'En busca del tiempo perdido', etc. (Si quieren saber algo más sobre ello, les invito a visitar mi blog 'El amor no era para tanto', más concretamente la entrada referida a los libros río https://elamornoeraparatanto.blogspot.com/2021/06/los-libros-rio.htmlLas sobremesas vespertinas y las noches son el territorio perfecto para acercarse a estos libros. Durante las lánguidas horas veraniegas, podemos (quien pueda, claro, cada cual dispone de sus propios momentos) retozar tan tranquilamente con nuestro libro en papel o nuestro e-book, una opción que cada vez gana más partidarios. El soporte es lo de menos, lo importante es zambullirse en las narraciones, abandonar durante un rato nuestro mundo y penetrar en un multiverso en el que navegar por los Mares del Sur, viajar al centro de la Tierra, apiadarse del doctor Jekyll y repudiar a su trasunto Mr. Hyde; lugares donde podremos acompañar a Dickens en su deambular por las calles de Londres o subir a bordo de la Hispaniola, junto a Long John Silver y sus secuaces, o bien, soñar con la gloria eterna de Aquiles, Ulises, Áyax, Héctor y tantos otros, a los pies de las colinas de Troya.  Me voy a permitir elaborarles una lista de recomendaciones. Se trata de libros 'clásicos' (magistrales en algunos casos) y que aún siguen editándose año tras año. Ustedes pueden ampliar esta lista, discutirla, comentarla o repudiarla, como deseen. La mayor parte de ellos están o bien ambientados en verano, o partes de ellos transcurren en verano, o yo los leí con gran solaz durante algún verano; 1. 'El Extranjero' (Albert Camus). El buque insignia del existencialismo francés de mediados del siglo XX. El ser humano enfrentado al absurdo de la existencia. 2. 'Rojo y negro' (Stendhal). Julian Sorel, epítome del héroe romántico, combatirá contra las convenciones sociales y contra sí mismo, por los amores de la señora Renal. 3. 'Matar a un ruiseñor' (Harper Lee). El eco mágico del sur de los EE. UU. y el tránsito de la ingenuidad de la infancia al mundo incierto y cruel de los adultos. 4. 'Factotum', (Charles Bukowski). Un aspirante a escritor deambula por algunas ciudades americanas tratando de abrirse paso entre la desesperación, el alcoholismo y la locura. El reverso tenebroso del sueño americano. 5. 'El gran Gatsby' (Francis Scott Fitzgerald). Una de las eternas aspirantes a “Gran Novela Americana”. La historia de amor entre Gatsby y la lánguida Daisy Buchanam a través de los ojos de Nick Carraway, un joven cuyo mundo se desmoronará mientras contempla la descomposición de un mundo en decadencia: los “locos años viente”. 6. 'La muerte en Venecia' (Thomas Mann). Locura pasional en Venecia. Un irreprochable intelectual, maduro y estricto, cae rendido ante la belleza luciferina del joven Tadzio. El protagonista de esta historia irá entregando su voluntad poco a poco, precipitándose a un delirio amoroso que solo puede acabar mal. 7. 'Cuentos' (Ignacio Aldecoa). Uno de los maestros del cuento en cualquier idioma y en cualquier época. Injustamente tratado en los últimos años. Un autor por rescatar y que merece un lugar más determinante en la literatura española del siglo XX. 8. 'Viaje al centro de la Tierra' (Julio Verne). Clásico inmortal de la literatura de aventuras. A través de la boca del volcán Sneffels, el profesor Otto Lidenbrock y sus ayudantes, llegarán hasta el mismísimo centro de la Tierra, salvando cientos de espantosos peligros. 9. 'Llévame a casa' (Jesús Carrasco). Uno de los mejores escritores españoles de la actualidad nos cuenta una historia de reproches, abandono, culpabilidad y esperanza, enmarcada en las relaciones familiares. La muerte del padre y la enfermedad de la madre transforman la vida y las expectativas de futuro de su protagonista. 10. 'La ciudad de los prodigios' (Eduardo Mendoza). La historia de Barcelona, a caballo entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, a través de los ojos de Onofre Bouvilla. La transformación de un joven aldeano abandonado a su suerte en el hombre más rico del mundo.Bonus trackMe van a permitir que a continuación les proponga una serie de libros de autores onubenses. Vayan por delante mis disculpas por las seguras omisiones. La elección obedece a una selección inmediata basada en mi recuerdo inmediato de los últimos libros que he leído, es decir, voy a mencionar de memoria libros de autores “nuestros” que han llamado mi atención en los últimos dos o tres años. Seguro que me olvido de muchos, pero el espacio es el que es, así que discúlpenme los despistes. Como es de obligada nobleza, en la siguiente lista no aparece ninguno de mis libros, cuestión que supondría un mal gusto del que me estoy quitando:  'Colibrí con hielo' (Manuel Moya).t'El cementerio de las tumbas vacías' (José María García Durán).t'Los bosques tenían corazón' (Fátima Javier).t'Mañana es el día siguiente' (Mario Marín).t'El actor secundario' (Marcos Gualda).t'El llanto del druida' (Pedro J. Martín)t'Penélope en su Odisea' (María Luisa Domínguez Borrallo).t'La poesía no se escribe' (Eladio Orta).t'Cómo matar a una booktuber' (María D. Laso).t'William Martin. Operación Carne Picada' (Jesús Copeiro y Enrique Nielsen).t'El libro de los silencios' (Francisco Silvera). Cualquiera de estos títulos les garantizará horas y horas de gozo y diversión, denlo por seguro. Si ustedes tienen otros, vayan a por ellos, por supuesto y háganme saber, si así lo desean, cuáles son esos libros que van a leerse este verano. Pero lean, por favor, lean todo lo que puedan: les ayudará a ser más libres (y pasarán un mejor verano, por supuesto). 

Me voy a permitir elaborarles una lista de recomendaciones. Se trata de libros 'clásicos' (magistrales en algunos casos) y que aún siguen editándose año tras año. Ustedes pueden ampliar esta lista, discutirla, comentarla o repudiarla, como deseen. La mayor parte de ellos están o bien ambientados en verano, o partes de ellos transcurren en verano, o yo los leí con gran solaz durante algún verano;

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