HERMANDAD DEL CAUTIVO

30 años de Cautivo en Huelva

18.03 h. Desde el barrio de La Hispanidad, y al calor de todos sus vecinos, partían este lunes el Cristo Cautivo de Huelva y su Madre Misericordia, que vuelven a regalar intensas emociones a su paso por el asilo y el inicio de su camino al encuentro con el corazón de la ciudad.

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30 años de Cautivo en Huelva

Como cada Lunes Santo, la Hispanidad ha puesto hoy en la calle a su joya más preciada; a sus dos joyas. Este lunes no había que mirar al cielo, los ceños no se fruncían ante cada nube –porque no las había- ni tocaba hacer cuentas sobre carreras oficiales ni demoras. Y, sin embargo, los nervios eran los de siempre: el ‘pellizquito’, el mismo de cada Lunes Santo.

El barrio entero se encontraba apostado en los alrededores de la capilla del Cristo del Cautivo, que había sido igualmente tomada por los vecinos. Fueron ellos los que protagonizaron esas primeras levantás, poniendo voz a los deseos de toda La Hispanidad, acordándose de los que ya no están, o de aquéllos que sienten al Cautivo desde la lejanía.

Un especial recuerdo hubo para los enfermos –los del barrio, pero también los que están en los hospitales, lejos-, y las ansías no hacían más que acrecentarse mientras el misterio comenzaba a moverse en el interior de la capilla. Desde la parroquia del Pilar habían partido los distintos tramos de nazarenos ordenados, y la plaza ya se había teñido de morado.

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Apenas pasaban diez minutos de las cuatro de la tarde –la hora en la que se abrieron las puertas- cuando José Antonio Vargas tocaba por última vez el martillo en el interior de la capilla y comandaba a sus hombres para plantar el paso del Señor en la calle. “Sin prisa”, les decía, “sin correr”, ordenaba a sus costaleros, a los que insufló de ánimos antes de echar a andar.  

“Que sepáis que sois gente grande. Que tenemos una cuadrilla en La Hispanidad de categoría”, gritaba Vargas a las trabajaderas, desde las que se llevó en volandas al Santo Cristo Cautivo ante los ojos de sus vecinos. Entre aplausos y con la Banda de Cornetas y Tambores ‘Virgen de la Salud’, la que es la última talla que esculpió Antonio León Ortega –en 1985, por lo que este año celebra su 30 aniversario- fue atravesando la plaza, su plaza, y emprendió su pasaje de una única chicotá.

30 años de Cautivo en Huelva

30 años después de su bendición –el 26 de febrero  de 1985-, Cristo Cautivo, prendido después de ser traicionado, con su túnica meciéndose, se iba abriendo camino en soledad, sereno, por las calles de su barrio, aunque lo siguió de cerca su Madre, María Santísima Madre de la Misericordia, que no quiso perderle el paso.

Por ello, apenas unos minutos después de que lo hiciese el misterio, el capataz Curro Cumbreras guiaba a sus hombres en la salida desde la capilla. “Al cielo de la Hispanidad” llevaron a la Dolorosa, ante la atenta mirada del hermano mayor de la cofradía, Antonio Jesús Infantes, que se abrazaba a Cumbreras en los instantes previos a abandonar la capilla.

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La salida, limpia, dejó frente a sus vecinos a la Reina de La Hispanidad, que fue recibida entre aplausos y con los sones de la ‘Marcha Real’ interpretada por la Banda Municipal de Música de Villalba del Alcor.

Si su Hijo procesionó sobre un monte de claveles rojos, María Santísima de la Misericordia lo hizo entre flores blancas y con toda la candelería encendida iluminando su manto granate, ese que volvieron a admirar desde el asilo de Santa Teresa de Jornet, donde la hermandad estaba llamada a brindar algunos de los momentos más emotivos de la jornada.

Reportaje gráfico: Rubén Goal

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