tecnología
WhatsApp se muda al ordenador
Nadie puede dudar de que WhatsApp, con más de 700 millones de usuarios en todo el mundo, es el auténtico amo y señor de la comunicaciones móviles. Sin embargo, la aplicación adquirida por Facebook en 2013 por 19.000 millones de dólares tiene aún muchas limitaciones. Una de ellas dejó de serlo el pasado miércoles. O al menos eso pretende.

Nos referimos al que probablemente sea su inconveniente más destacado: el tener que usarlo obligatoriamente con un teléfono móvil. Esto que supone una ventaja evidente por tratarse de un dispositivo que podemos llevar encima en casi cualquier circunstancia, puede no ser la opción ideal para todos sus usuarios. ¿Cuántos de nosotros no preferiríamos, estando delante de un ordenador, continuar con la conversación que hasta ese momento manteníamos a través del teléfono móvil? En este caso las ventajas son evidentes: la comodidad de un teclado convencional, sobre todo, aunque también el ahorro de batería, que nunca está de más cuando hablamos de la siempre escasa autonomía de un smartphone (aunque aquí hay trampa, como veremos más adelante).
Es característica no es, ni mucho menos, revolucionaria, ya que hay otras aplicaciones que ofrecen esta misma prestación desde hace tiempo junto a otras añadidas que lo hacen un servicio mucho más interesante que el propio WhatsApp. ¿Por qué entonces el mundo se inclina mayoritariamente por la herramienta más limitada tecnológicamente? Precisamente por el peso que dan sus 700 millones de usuarios: es complicado cambiar cuando no lo hacen las personas con las que te comunicas. Esta inercia es el principal obstáculo para aplicaciones como Telegram, la única que se ha atrevido a amenazar el dominio del gigante verde. Y lo ha hecho al explotar las debilidades técnicas de su oponente, como por ejemplo al aprovechar las caídas de los servidores de WhatsApp para sumar nuevos usuarios.

Con el movimiento anunciado el miércoles, WhatsApp busca no quedarse atrás con respecto a una competencia que se ha demostrado capaz de implementar un mejor producto. Sin embargo, más de un usuario podría sufrir una cierta decepción a la vista de las deficiencias que presenta esta versión web. En primer lugar, porque no funciona de un modo independiente del smartphone: es necesario que el móvil esté encendido y con cobertura, algo que no ocurre con Telegram, por ejemplo. Este inconveniente frustra la ventaja que supondría el continuar en un ordenador una conversación de WhatsApp en el caso de que se agotara nuestra batería.
El problema radica en cómo estructura WhatsApp su servicio, ya que, al contrario que otras compañías como Facebook o la propia Telegram, ésta no almacena en sus servidores los mensajes de sus ‘clientes’; se limita a entregarlos a su destinatario y son los terminales de los usuarios los que tienen ‘físicamente’ esas conversaciones. Por esta razón, los teléfonos deben estar operativos al usar la versión web, ya que es con ellos con quien debe comunicarse esta aplicación web para funcionar.

Si a pesar de todos estos inconvenientes, crees que aún puede serte de utilidad este servicio, sólo tienes que entrar en la página http://web.whatsapp.com —eso sí, únicamente funciona con el navegador Google Chrome—, donde se generará un código QR, que escanearemos con el teléfono móvil para que se inicie nuestra sesión en el ordenador.