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¿Cómo terminar con las quejas de aquellos que pasan frío en el trabajo?
Tras la resaca de las fiestas navideñas llega el momento de volver a la normalidad. Para quienes se reincorporan al trabajo, eso significa que regresan los madrugones, los atascos, las colas en el transporte público y la convivencia con los compañeros de trabajo.
Y, según recuerdan expertos de Remica Servicios Energéticos, parte de esta convivencia, cuando transcurre en un espacio cerrado, desemboca en quejas por el control de la temperatura.
Y es que, ¿quién no ha sufrido a ese compañero de trabajo que aun haciendo un frío que no llegan a soportar ni los pingüinos se planta en manga corta en pleno invierno? ¿O a ese otro que prácticamente saca la bufanda aun haciendo 40 grados a la sombra?
Confort térmico
Quizá pienses que estas personas tienen un ‘termostato’ interior que está algo estropeado y que por eso funciona al contrario que el de todo el mundo. Sin embargo, no se quejan sin motivos, sino que su comportamiento tiene una explicación: se debe a que su confort térmico es diferente al resto.
El confort térmico, según la norma ISO 7730, podría definirse como “esa condición de la mente en la que se expresa la satisfacción con el ambiente térmico”. Para alcanzar un nivel de confort térmico, la primera condición es la neutralidad, es decir, que la persona no sienta ni demasiado calor, ni demasiado frío. Y esto sucede cuando las condiciones de temperatura, humedad y movimientos del aire son favorables a la actividad que desarrolla.
Se considera que, en gran medida, el confort térmico es una sensación subjetiva. Entonces, ¿es inevitable que año tras año se repitan las quejas por el control de la temperatura? Nos explican que no desde el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Según este organismo, “existen unas variables modificables que influyen en los intercambios térmicos entre el individuo y el medio ambiente y que contribuyen a la sensación de confort, éstas son: la temperatura del aire, la temperatura de las paredes y objetos que nos rodean, la humedad del aire, la actividad física, la clase de vestido y la velocidad del aire”.
Poner remedio a las quejas por temperatura
Muchas de estas quejas Remica Servicios Energéticos (compañía con más de tres décadas de experiencia en la proyección y gestión de instalaciones térmicas) las atribuye a que puede existir en el puesto de trabajo un sistema inadecuado de climatización de aire. Por ello, recomiendan realizar “un estudio personalizado de cada edificio, prestando atención a la distribución de cada uno de los puestos de trabajo, para que cada persona pueda disfrutar de la mejor temperatura de confort durante todo el año”.
Estos son algunos de los aspectos imprescindibles a tener en cuenta para lograr el confort térmico de las personas que comparten un espacio de trabajo:
Regular la temperatura en función de las necesidades existentes
Si se realizan trabajos sedentarios, se recomienda una temperatura de entre 17 y 27 grados centígrados. Si se trata de trabajos de otro tipo, en los que las personas estén en movimiento, entre 14 y 25 grados.
Una humedad relativa adecuada
La humedad podría definirse como el volumen de vapor de agua que tiene el aire. Lo que sucede es que, a más humedad en el aire, el organismo humano tiene menos capacidad de eliminar el calor. Por eso, el denominado “calor húmedo” suele ser menos agradable para las personas. En un espacio de trabajo, la humedad relativa debe ser de entre 30 y 70%. En caso de riesgo de electricidad estática, el límite inferior será del 50%.
Una buena ventilación
Para evitar el calentamiento del aire, conviene dotar al local de un sistema de ventilación ya sea natural o artificial, utilizando ventiladores o extractores.
Campaña informativa
Pero, además de un buen diseño del sistema de climatización de la oficina, existen otro tipo de acciones que pueden ponerse en marcha para mejorar las condiciones de climatización.
Una de ellas, que puede ser muy importante, es iniciar una campaña informativa, con recomendaciones sobre cuál es la vestimenta adecuada en el trabajo. De hecho, el tipo de prendas que utilicemos influye en la sensación de confort de las personas: a más resistencia térmica de las prendas de vestir, más difícil para el cuerpo desprenderse del calor generado y cederlo al medio ambiente.
