Ingeniería criminal en la red de narcos con el mayor alijo de hachís en Madrid

Incautan 5.000 kilos de estupefacientes que se distribuían desde una tapicería en Humanes

Así fue la caída de los Saavedra: los reyes de la droga en Madrid dirigían su imperio desde Morata de Tajuña

Parte de los fardos de hachís y marihuana incautados a la organización ABC
Carlota Barcala

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Guardaban cinco toneladas de hachís y marihuana preparadas para subirlas a camiones y que, por carretera, llegasen al centro de Europa. La mitad del alijo estaba a buen recaudo en una vivienda de San Sebastián de los Reyes, alquilada solo para convertirse en 'guardería' de los fardos de una red de narcos, con dos hermanos españoles al frente. Era el piso franco de los traficantes, que nunca levantaron sospechas en el tranquilo vecindario. El otro refugio, en la trastienda de una tapicería, lo instalaron a 50 kilómetros, en Humanes, desde el que otra pata de la organización criminal distribuía la mercancía.

Una operación conjunta de la Guardia Civil y la Policía Nacional ha puesto punto y final a la actividad de la banda de traficantes, con la incautación del mayor alijo de hachís que se recuerda en la Comunidad de Madrid, en palabras de los investigadores. En total, han interceptado 4.536 kilogramos de hachís y 195 de marihuana, y detenido a once hombres –de nacionalidades española y marroquí, de entre 30 y 60 años y con múltiples antecedentes por hechos similares– que ya duermen en prisión.

La investigación se inició en julio del año pasado, cuando la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional tuvo conocimiento de que un cargamento de hachís se trasladaba desde el sur de España hacia Madrid. Las indagaciones llevaron a los agentes a un piso de alquiler en San Sebastián de los Reyes que era usado como 'guardería' para almacenar la droga. Al frente estaban dos hermanos a los que pillaron con 671 kilogramos de hachís en el vehículo, antes de que pudiesen depositarlos en la vivienda, donde ocultaban 2.653 kilogramos más. Los responsables de la operación la bautizaron como Hardala, en referencia a la buena calidad del estupefaciente.

Ese alto a los familiares, a los que engrilletaron el 11 de abril, precipitó todas las actuaciones, con el objetivo de que los implicados no destruyesen pruebas o huyesen de la región al saberse perseguidos.

Al mismo tiempo, antes de que las investigaciones se juntasen, la extraña actividad de una nave de Humanes, en la que se desarrollaban labores de tapicería de muebles, puso sobre aviso a la Guardia Civil. Hasta allí llegaron por un preso «con múltiples contactos en la delincuencia» que disfrutaba de un permiso penitenciario y que era colaborador de la red como suministrador de contactos. La nave se convirtió en el local en el que receptaban la mercancía y a partir del que la distribuían en camiones o furgonetas. La droga la proporcionaban los dos hermanos con sede en San Sebastián de los Reyes a los que la Policía Nacional pisaba en ese momento los talones.

Al percatarse de la conexión, los agentes de Policía Nacional y Guardia Civil comenzaron una investigación conjunta con el objetivo de desmantelar las dos organizaciones perfectamente estructuradas. Por un lado, estaba la red de distribución liderada por dos hombres que utilizaban la nave de Humanes.

Por otro, los dos hermanos encargados de almacenar y propiciar la droga al primer grupo. Resultaron ser los distribuidores a gran escala. Para no alertar a los vecinos de la urbanización, camuflaban el olor instalando grandes cantidades de ambientadores en la vivienda, a la que llevaban los fardos de hachís y la marihuana siempre de noche, desde el aparcamiento de la urbanización y a través del ascensor.

Camuflada en tapones

Las sustancias salían siempre en camiones o furgonetas, ocultas en el interior de tapones de plástico, han informado fuentes del caso. La Guardia Civil, de hecho, llegó a llamarla en un primer momento operación Tapón, por el 'modus operandi' empleado para esconderla.

Los narcos contaban con la colaboración de un grupo de conductores que eran los encargados de hacer llegar los estupefacientes hasta su destino en Alemania, Bélgica y Bulgaria –países en los que el hachís multiplica por tres el precio de venta que tiene en España–, y que cobraban por realizar estos portes entre 6.000 y 7.000 euros.

Los agentes han logrado interceptar cuatro envíos distintos en Fuenlabrada, Madrid, Guadalajara y Jaén, lo que ha permitido interceptar 1.883 kilogramos de hachís y 195 más de marihuana que viajaban hacia Europa tras abandonar la tapicería de Humanes. La operación concluyó con el registro, el 13 de abril, de la nave y siete viviendas ubicadas en Móstoles, Parla, Madrid y San Sebastián de los Reyes. Tras ser puestos a disposición judicial, los once componentes de las organizaciones ingresaron en la cárcel acusados de tráfico de drogas.

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