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El día más señalado de todos en Colombinas
fiestas colombinas 2023
El 3 de agosto es un día especial en las fiestas onubenses por su significado histórico y al ser festivo local, razones que se plasman escenas típicas en los diferentes rincones del recinto
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Con las Colombinas 2023 a velocidad de crucero, el trasiego por el recinto colombino, sus casetas y atracciones, está ya consolidado como una rutina alternativa para estas noches de agosto. Huelva vive intensamente sus madrugadas, todo lo que permite a cada uno sus trabajos y obligaciones, y este jueves no ha sido una excepción.
Una vez más la variedad de propuestas sobre la mesa hacen interesante pisar el recinto colombino, con el añadido especial del significado histórico del 3 de agosto. La fecha en la que partieron las naves descubridoras hacia América marca un día festivo, en el que la mayoría de la población libra y eso repercute en una destacada afluencia de colombineros.
La mayoría de las casetas registra sus mejores números y su mejor ambiente, crecen las colas en cada una de las atracciones y en los puestos de comida. Al gran ojo de la noria no le faltan miradas desde sus compartimentos hacia la ciudad efímera que reina en la noche. Desde arriba los paseantes parecen ociosas hormigas, con rumbos tan personales como típicos.
El día más señalado de todos también se siente a través de todos sentidos. A la vista todo se vuelve masivo, como al oído es imposible encontrar un vacío entre el bullicio de conversaciones, el petardeo de las casetas más marchosas y los gorgoritos de las actuaciones en directo. En el escenario principal la banda sonora la pusieron con matrícula de honor The Waterboys, Ángel Stanich y Penélope Watson.
El tacto se reparte entre los cristales y plásticos de vasos y cubiertos, el cartón de los boletos del bingo, el polvo en la ropa, los abrazos y los besos.
Los aromas ganan en intensidad y se disparan en todas las direcciones en el viento. Flota el olor de la fritura del pescado, el de la carne de pollo volteada sin descanso, el del fuego de las salchichas y las hamburguesas a la parrilla. Por otras partes huele a vino, al melocotón y la canela del ponche emergiendo en un cazo desde su tinaja de barro.
También se expande la esencia candente el de las palomitas, que viaja más allá de la efervescencia con la que saltan en su cubículo de cristal. Silba silencioso en el aire el dulzor del algodón de azúcar en su hilandera, cerca del rojo intenso de las manzanas de caramelo y las piruletas de fresa.
Todo acaba en el gusto. Y cada quien, disfrutando a su manera, quizás en algún instante cae en la cuenta de que todo lo vivido en estos días tiene como excusa la partida en de las tres carabelas desde el puerto de Palos de la Frontera en 1492. Desde entonces sólo queda sostener su lejano eco, que no caiga la tradición para que con ella vengan nuevos tiempos felices.

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