Un Recre en manos de un recreativista

Es vox pópuli que en el fútbol existe un dictador, un tirano implacable que dicta sentencia sobre el devenir de los acontecimientos y cuyo mandato suele ser indiscutible. Los resultados son ese caudillo autoritario que dirige con mano de hierro y que señala con el pulgar hacia el Olimpo o la horca. En la destitución de Alejandro Ceballos como entrenador del Recreativo de Huelva, pese a que las derrotas apretaron el yugo que ajustició al técnico sevillano, el sufragio universal instaurado en el club, que ahora sí escucha a la afición, fue el que precipitó su condena.

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La comunión con la grada se esfumó. Ser la apuesta unilateral de Pablo Comas para el banquillo, bloqueando el acceso al ojo derecho de la afición, José Manuel Pavón, creó un caldo de cultivo que maceró a base de críticas y con decisiones deportivas desacertadas. Aquel manteo tras el choque ante el Linares era el final feliz a una historia cuya secuela fue forzada y poco prometedora. Unos meses después, se va por la puerta de atrás, increpado y denostado por un amplio sector del recreativismo. Ha sido el último coletazo de Comas, la versión barata y defectuosa del Rey Midas, experto en convertir en chatarra todo el oro que ha encontrado a su paso.

El entrenador hispalense empezó esta temporada con el crédito en números rojos y con la lupa puesta en todos sus movimientos en los partidos. Sin embargo, Ceballos fue Ceballos también en el curso pasado, no ha engañado a nadie. Sus alineaciones fuera de casa, una de las grandes crispaciones de la afición en este inicio liguero, acostumbraban a situar a Waldo o Migueleito como falso nueve, a colocar a Zamora de mediocentro, o a dejar a Arthuro y Rubén Mesa calentando en la banco en el minuto 75 mientras perdían 1-0. Entonces no hubo pitos ni petición de dimisiones ni cabezas en bandeja de plata. La situación es distinta; el fantasma del calvario deportivo de la pasada campaña empieza a sobrevolar el presente del Recre y esta vez sí hay mimbres para evitarlo, pero el cestero no está sabiendo darles forma.  

Ceballos es un técnico de trincheras, hábil en las escaramuzas y acostumbrado a manejar situaciones en escenarios hostiles. Arropa a sus equipos ordenando las líneas y evitando descubrirse para minimizar posibles daños, lo cual limita la producción ofensiva. Desecha el centro del campo, no le interesa más que como barrera imaginaria sobre la que trazar el repliegue. Sufre con el balón por la distancia abismal entre el bloque defensivo y los efectivos de arriba. Es un entrenador con perfil de 0-0: obsesión por mantener la portería imbatida y confiar el gol para la victoria a las contingencias del juego y situaciones aisladas.   

Ceballos luce como jefe de escuadrones con recursos limitados, pero este año el Recre ha reclutado mucho mejor, y la gente lo sabe. El año pasado el Decano era un conjunto de parches con alguna puntada de alta costura, que se descosía continuamente a base de derrotas, obligando a los pocos estilistas con los que contaba, como Dani Molina, a hacer remiendos sin dedal.

Es cierto que en agosto el equipo estaba en pañales, que la ausencia de pretemporada ha sido un lastre y, que en el primer partido ante el Marbella, el 3-1 fue un milagro al competir con la base del filial. Pero también es una realidad que la plantilla de esta temporada es más compensada, con más calidad y de un potencial superior como para estar a estas alturas con estrecheces en la clasificación.

Hay un nueve de garantías (una petición recurrente) al que se rifaba media categoría y al que Ceballos ha alejado del área situándolo en la banda, para incluir en la punta de lanza  a Rubén Mesa, cuyas características lo hacen más efectivo como escudero que como ariete de referencia; nunca ha sido un goleador. En la medular, no está Manu Molina, pero han recalado Rafa de Vicente y Fran Machado, que es un socio perfecto para los hombres de banda y un asistente de lujo.

La defensa está siendo una verbena. El técnico sevillano ha conseguido desubicar y desconcertar a todos los integrantes de la zaga por igual, con movimientos constantes de piezas. El mensaje de situar a Jesús Vázquez como central ha sido demoledor para la confianza de determinados zagueros. La factura y la fractura a estas alturas eran demasiado acuciadas y no había punto de retorno.

El banquillo blanquiazul le debía una muy grande a Pavón y ha llegado su momento. Todo tuyo, Juan Manuel. Un Recre en manos de un recreativista.     

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