CONFIDENCIAL

El runrún: ¿Nadie quiere ser rey mago?

El sueño de una buena parte de los onubenses es encarnar alguna vez en la vida a Melchor, Gaspar o Baltasar y repartir felicidad por las calles de Huelva, entre pequeños y mayores, una experiencia que quienes la han vivido dicen que es indescriptible. Siendo esto así, ¿hay voluntarios para este papel en 2021?

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La pandemia lo ha transformado absolutamente todo -lo sabemos de sobra- y el tradicional halo de misterio sobre quiénes serán los reyes es ahora un silencio vacío de secretos. Extrañamente al móvil del alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, le dura más la batería estos días que otros años. El sinfín de llamadas recibidas solicitando de él su elección se ha reducido a la mínima expresión. La culpa, como en otras tantas cosas, ya saben quién la tiene: el coronavirus Covid-19. Este año no habrá cabalgata y la estampa tradicional de los reyes repartiendo caramelos, compartiendo ratos con niños y sus cartas o en los hospitales y con los ancianos no van a poder repetirse como recordamos. Se comunicó desde la Concejalía de Cultura que se buscaría una alternativa para que la ciudadanía disfrutara de los Reyes de Oriente pero a la vez no se formaran aglomeraciones y se respetaran las medidas anticovid. La solución no es nada fácil. En este panorama tan descafeinado ¿Quién quiere ser rey mago en la pandemia? Muchos de los que habrán sido pesados reclamando cuándo les toca, ahora callan dejando correr el turno con pasividad donde antes había insistencia. La mayoría preferiría que fuera otro año más normal y por eso, quizás, los candidatos se caen. ¿Será el alcalde el que va detrás de ellos esta vez? Quizás, como en tiempos de crisis, hay que hacer ofertas para vender y ofrecer una especie de pack. Quien se atreva con el experimento de lo que se vaya a hacer este año, que tenga como premio una cabalgata como dios manda en 2022, que esperamos que así sea. Hasta ese momento ¿algún voluntari@?

Villancicos para recordar. En esta Navidad tan extraña que estamos viviendo, quizá una de las actividades que más se están resintiendo son las benéficas. En estas fiestas, asociaciones de todo tipo han aprovechado tradicionalmente el espíritu que suele imbuirnos para recaudar dinero con el que seguir desarrollando su labor social durante el resto del año. Los villancicos eran hasta el año pasado la mejor excusa para organizar una actuación benéfica, eventos que estas fiestas han desaparecido prácticamente. Por eso, hay que agudizar el ingenio, como han hecho en la Federación Provincial de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias de Huelva, donde no han dudado en echar mano de la generosidad de una de nuestras cantaoras más reputadas para conseguir fondos.

Como puede verse en el vídeo, Regina se rodea de niños en su localidad natal para demostrar, además de sus dotes artísticas, que cualquier iniciativa es buena si la causa lo merece, como es el caso. Enhorabuena a la asociación y a Regina, desde luego, por prestarse a colaborar cuando más falta hacen este tipo de gestos.

 La pandemia lo ha transformado absolutamente todo -lo sabemos de sobra- y el tradicional halo de misterio sobre quiénes serán los reyes es ahora un silencio vacío de secretos. Extrañamente al móvil del alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, le dura más la batería estos días que otros años. El sinfín de llamadas recibidas solicitando de él su elección se ha reducido a la mínima expresión. La culpa, como en otras tantas cosas, ya saben quién la tiene: el coronavirus Covid-19. Este año no habrá cabalgata y la estampa tradicional de los reyes repartiendo caramelos, compartiendo ratos con niños y sus cartas o en los hospitales y con los ancianos no van a poder repetirse como recordamos. Se comunicó desde la Concejalía de Cultura que se buscaría una alternativa para que la ciudadanía disfrutara de los Reyes de Oriente pero a la vez no se formaran aglomeraciones y se respetaran las medidas anticovid. La solución no es nada fácil. En este panorama tan descafeinado ¿Quién quiere ser rey mago en la pandemia? Muchos de los que habrán sido pesados reclamando cuándo les toca, ahora callan dejando correr el turno con pasividad donde antes había insistencia. La mayoría preferiría que fuera otro año más normal y por eso, quizás, los candidatos se caen. ¿Será el alcalde el que va detrás de ellos esta vez? Quizás, como en tiempos de crisis, hay que hacer ofertas para vender y ofrecer una especie de pack. Quien se atreva con el experimento de lo que se vaya a hacer este año, que tenga como premio una cabalgata como dios manda en 2022, que esperamos que así sea. Hasta ese momento ¿algún voluntari@?  Villancicos para recordar. En esta Navidad tan extraña que estamos viviendo, quizá una de las actividades que más se están resintiendo son las benéficas. En estas fiestas, asociaciones de todo tipo han aprovechado tradicionalmente el espíritu que suele imbuirnos para recaudar dinero con el que seguir desarrollando su labor social durante el resto del año. Los villancicos eran hasta el año pasado la mejor excusa para organizar una actuación benéfica, eventos que estas fiestas han desaparecido prácticamente. Por eso, hay que agudizar el ingenio, como han hecho en la Federación Provincial de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias de Huelva, donde no han dudado en echar mano de la generosidad de una de nuestras cantaoras más reputadas para conseguir fondos.   Como puede verse en el vídeo, Regina se rodea de niños en su localidad natal para demostrar, además de sus dotes artísticas, que cualquier iniciativa es buena si la causa lo merece, como es el caso. Enhorabuena a la asociación y a Regina, desde luego, por prestarse a colaborar cuando más falta hacen este tipo de gestos. Navidad petarda. Si típicos son los villancicos, no menos típicos en Navidad son los petardos, aunque en este caso con muchos más detractores que defensores. Pese a que su uso suele restringirse a momentos muy concretos de las fiestas, Fin de Año principalmente, su venta ilegal y la atracción que la pólvora provoca en la chiquillería hace que no dejen de escucharse petardos –de manera esporádica cuando menos– durante todo el periodo navideño, a pesar de las campañas municipales tratando de controlar su venta ilícita y el uso que se hace de ellos. El caso es que se trata de una actividad particularmente molesta, porque coarta la libertad de muchos vecinos a pasear por la calle sin ser sobresaltado con explosiones imprevistas, una situación que se agrava cuando hablamos de personas con autismo o de mascotas aterrorizadas por este mismo motivo. De hecho, ya hay quien ha dado el paso de registrar en la plataforma change.org una petición para restringir el uso de estos artefactos en la vía pública, prueba de que para muchos no es problema menor.

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