COACHING PERSONAL II

“Cuando algo malo nos pasa…”

Un discípulo le preguntó a su maestro: “¿Cómo puedo alcanzar la sabiduría?” El maestro respondió: “A través de las buenas elecciones”. “¿Y cómo conseguiré tomar buenas elecciones?”, preguntó el pupilo. “De la experiencia”, dijo el profesor. “¿Y cómo obtengo esa experiencia?', inquirió el estudiante. “De las malas elecciones”, sentenció el maestro. (Roger Walsh).

“Cuando algo malo nos pasa…”

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“Cuando algo malo nos pasa…”

No es fácil afrontar una situación que, de repente, nos hace mirarnos al espejo y enfrentarnos cara a cara con nuestros miedos, con nuestros fantasmas. No es sencillo hacerle frente a los momentos de incertidumbre, de pérdida, de cambio repentino en una vida que cuanto más estructura y ordenada esté más seguridad nos reporta. La estabilidad, el orden, la rutina nos transmiten tranquilidad porque nos dan sensación de control y, de esta forma, evitamos que se abran grietas en nuestra vida. Sin embargo, no podemos impedir que lleguen las situaciones de tensión, de cambios de ritmo, de reflexión, de replanteamientos, de pérdidas y de duelo. Pero no olvidemos que, a veces, para conseguir la estabilidad necesitamos haber caminado sobre rocas.

“Cuando algo malo nos pasa…”

… ¿y cómo podemos mirarnos en ese espejo y enfrentarnos a las situaciones que nos generan sentimientos negativos?...-    Puedes de dejar de bailar. Nuestra elección de ser felices, de contemplar la felicidad como un estado, una manera de entender la vida, no implica que tengamos que reprimir nuestras emociones ni pretender acallar las voces que nos gritan desde nuestro interior. Los momentos de dificultad hay que asumirlos, vivirlos y acogerlos como un impulso que nos volverá a dar alas cuando los superemos. Es necesario un paréntesis de rebelión interna para así apreciar los momentos plenos y valorar tu camino de felicidad. El baile puede detenerse para tomar aliento y poder seguir el ritmo.

“Cuando algo malo nos pasa…”

-    No permitas que el miedo te paralice. No puedes cambiar aquello que ha sucedido. No puedes lamentar un error cada día. Debes evitar concentrarte en lo negativo y seguir alimentándolo. No puedes permitir que te paralice, que te impida seguir avanzando. La equivocación, el dolor, nos dan la opción de aprender, de superarnos, y eso se consigue a través del cambio que debemos protagonizar cuando nos enfrentemos a ese miedo. Tenemos que ser capaces de decidir cómo nos va a afectar y de qué forma integramos esas vivencias en nuestra vida. Cuanto mayor es la dificultad, mayor será nuestra victoria.

-    No te autoengañes. Cuando algo malo nos pasa, no hay que intentar minimizarlo (tampoco darle más importancia de la que tenga) ni mirar hacia otra dirección porque esa represión hacia nosotros mismos hará que seamos incapaces de superarlo. No podemos autoconvencernos de que no ha pasado nada ni aparentar fortaleza; esas máscaras sólo nos facilitarán el camino un tiempo, pero el dolor, el malestar seguirá estando en nosotros si no lo afrontamos. Te defines más por aquello que hayas superado que por los éxitos que hayas conseguido.

“Cuando algo malo nos pasa…”

-    Creces sin ser consciente. Compara tu yo-pasado y tu yo-presente. Pararse y mirar hacia detrás nos ayuda a tener perspectiva, a ser conscientes de nuestra propia evolución. Aquello que nos obliga a reaccionar, a tomar partido y a enfrentarnos a los problemas, nos hace crecer, madurar, aprender. Y aunque en esos momentos de oscuridad no seamos capaces de verlo, toda situación de conflicto, de tensión, de duelo, nos da la oportunidad de descubrirnos, de cambiar nuestra perspectiva, de mejorar, de valorar lo importante, de apreciar lo que tenemos, de adquirir sabiduría y experiencia. Y, todo ello, nos hará crecer personalmente. Si miras tiempo atrás y te sitúas en un momento concreto de tu vida, verás que el yo-pasado era diferente al yo-presente; y podrás dibujar un perfil bastante distinto tomando conciencia de tus avances. TÚ decides; TÚ marcas la diferencia.

“Cuando algo malo nos pasa…”

-    El pasado no va a definir tu futuro. Que algo haya sucedido no implica que vuelva a repetirse. Si hemos fallado, no supone que cometamos el mismo error. Si hemos perdido, no significa que no podamos ganar. El futuro no lo determina el pasado sino el aprendizaje que ponemos en práctica en el presente después de las experiencias vividas. El mayor error es no disfrutar el presente por un pasado que no estará en tu futuro. Aprende de él y suéltalo. Tenemos que convencernos de que si una situación vuelve a suceder estaremos más y mejores preparados para afrontarla. Tendremos la oportunidad de hacerle frente de forma más inteligente. Un problema sólo es un problema si no nos atrevemos a buscar la solución. Y, a menudo, la mejor solución no es la más fácil. Si el sendero es difícil suele significar que vamos en la dirección correcta.

Los grandes cambios, el mayor crecimiento personal, las mejores elecciones, siempre vienen de la mano de grandes tempestades. De temblores que dejan ver nuestros cimientos. De huracanes que nos desnudan. Pero nada de eso es el final; simplemente se trata de un nuevo comienzo…

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