Psicosalud

Atención sostenida en la infancia

La capacidad de mantener la atención es un importante logro en el desarrollo humano. La atención sostenida mostrada en la infancia puede predecir el futuro desarrollo de la persona, y los déficits tempranos en atención sostenida son indicadores de posibles diagnósticos en trastornos de atención.

Atención sostenida en la infancia

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Por lo tanto, parece demostrada la enorme importancia de favorecer este tipo de atención. Pues bien, un estudio de la Universidad de Indiana nos muestra la influencia del contexto social que rodea al bebé de alrededor del año de edad sobre su capacidad de mantener la atención durante el juego. A través de una técnica conocida como 'eye tracking', mediante la cual se grabaron momento a momento los datos de la mirada de los padres y de los bebés, se vio lo siguiente: cuando los padres atendían al objeto con el que bebé estaba jugando, el niño pasaba luego más tiempo atendiendo a ese mismo objeto. Éste es un fenómeno al que se ha llamado ‘atención conjunta’, y se ha demostrado que es fundamental para el aprendizaje temprano y para el desarrollo de habilidades sociales.

El control voluntario de la atención se va adquiriendo de manera gradual durante la primera infancia, comenzando a hacerse evidente alrededor del primer año de vida. Antes de eso, la atención de los niños está controlada por la novedad de los estímulos, la habituación o la distracción, pasando de un objeto o evento a otro.

Mientras que estudios previos han identificado factores internos en el incremento de la atención sostenida, éste de la Universidad de Indiana examinó si las interacciones sociales que aumentan la duración de la atención sobre los objetos podría ser también un factor crítico. Si la atención de los niños es influida por la atención de un compañero social (en este caso, su padre o su madre), entonces el comportamiento atencional del adulto podría favorecer (o no) el desarrollo en la atención sostenida del bebé.

Para comprobar esta hipótesis, tomaron una muestra de 36 bebés de entre 11 y 13 meses con sus respectivos padres o madres. A todos ellos se les dieron tres juguetes que les resultaran atractivos (según un pre-test llevado a cabo anteriormente) para que los exploraran y jugaran libremente; la función de los padres era animar activamente a los niños a jugar con los juguetes.

Los investigadores midieron de manera independiente la atención conjunta (cuando padre o madre y bebé se fijaban en el mismo objeto al mismo tiempo) y la atención sostenida del niño (cuando éste fijaba su vista en un objeto).

Como promedio, obtuvieron que el 65,38% de los momentos de atención sostenida, ocurrían conjuntamente con la mirada de los padres, es decir, que en el 65,38% de los momentos de atención sostenida también se daba lo que hemos llamado atención conjunta. Los demás momentos en los que los bebés mostraban atención sostenida se daban sin que sus padres estuvieran atendiendo al mismo objeto.

También comprobaron que la media de la duración de la atención sostenida cuando sus padres estaban atendiendo al mismo objeto era mucho más larga que cuando se daba la atención sostenida sin que sus padres miraran el mismo objeto.

En general, los datos obtenidos fueron consistentes con la hipótesis de que las interacciones sociales influyen en el desarrollo de la atención sostenida. Aun así, los resultados no se tomaron como definitivos, sino que continuaron profundizando en el estudio para aumentar el rigor de la investigación.

Después de hacerlo, vieron que, además, cuando los padres observaban un objeto durante un tiempo más largo, los bebés dedicaban más tiempo a examinar ese mismo objeto una vez sus padres dejaban de mirarlo. En cambio, cuando los padres miraban poco rato un juguete, los niños le prestaban atención durante menos tiempo.

En este estudio midieron la atención que los padres prestaban al juguete a través del tiempo que pasaban mirándolo, pero trabajos anteriores muestran que el hecho de observar los objetos implica también manipularlos y hablar sobre ellos al bebé. Todo ello contribuye, parece ser, a que el rol del padre o la madre durante la atención conjunta facilite la atención sostenida del niño.

Este descubrimiento desafía la comprensión actual de los orígenes en las diferencias individuales de la atención sostenida, proporcionando una nueva vía de estudio sobre la autorregulación de la atención. Se sabe que el primer año de vida de un bebé marca el comienzo del desarrollo en atención sostenida. Por su parte, sabemos que la atención sostenida está ligada a la exploración de objetos, al desarrollo del lenguaje y a la resolución de problemas; de ahí la enorme importancia de conocer cuáles son los factores que pueden ayudar al óptimo desarrollo de esta habilidad.

Esperanza Gómez Harriero

hola@esperanzaharriero.com

@EGHarriero

Por lo tanto, parece demostrada la enorme importancia de favorecer este tipo de atención. Pues bien, un estudio de la Universidad de Indiana nos muestra la influencia del contexto social que rodea al bebé de alrededor del año de edad sobre su capacidad de mantener la atención durante el juego. A través de una técnica conocida como 'eye tracking', mediante la cual se grabaron momento a momento los datos de la mirada de los padres y de los bebés, se vio lo siguiente: cuando los padres atendían al objeto con el que bebé estaba jugando, el niño pasaba luego más tiempo atendiendo a ese mismo objeto. Éste es un fenómeno al que se ha llamado ‘atención conjunta’, y se ha demostrado que es fundamental para el aprendizaje temprano y para el desarrollo de habilidades sociales. El control voluntario de la atención se va adquiriendo de manera gradual durante la primera infancia, comenzando a hacerse evidente alrededor del primer año de vida. Antes de eso, la atención de los niños está controlada por la novedad de los estímulos, la habituación o la distracción, pasando de un objeto o evento a otro. Mientras que estudios previos han identificado factores internos en el incremento de la atención sostenida, éste de la Universidad de Indiana examinó si las interacciones sociales que aumentan la duración de la atención sobre los objetos podría ser también un factor crítico. Si la atención de los niños es influida por la atención de un compañero social (en este caso, su padre o su madre), entonces el comportamiento atencional del adulto podría favorecer (o no) el desarrollo en la atención sostenida del bebé. Para comprobar esta hipótesis, tomaron una muestra de 36 bebés de entre 11 y 13 meses con sus respectivos padres o madres. A todos ellos se les dieron tres juguetes que les resultaran atractivos (según un pre-test llevado a cabo anteriormente) para que los exploraran y jugaran libremente; la función de los padres era animar activamente a los niños a jugar con los juguetes. Los investigadores midieron de manera independiente la atención conjunta (cuando padre o madre y bebé se fijaban en el mismo objeto al mismo tiempo) y la atención sostenida del niño (cuando éste fijaba su vista en un objeto). Como promedio, obtuvieron que el 65,38% de los momentos de atención sostenida, ocurrían conjuntamente con la mirada de los padres, es decir, que en el 65,38% de los momentos de atención sostenida también se daba lo que hemos llamado atención conjunta. Los demás momentos en los que los bebés mostraban atención sostenida se daban sin que sus padres estuvieran atendiendo al mismo objeto. También comprobaron que la media de la duración de la atención sostenida cuando sus padres estaban atendiendo al mismo objeto era mucho más larga que cuando se daba la atención sostenida sin que sus padres miraran el mismo objeto. En general, los datos obtenidos fueron consistentes con la hipótesis de que las interacciones sociales influyen en el desarrollo de la atención sostenida. Aun así, los resultados no se tomaron como definitivos, sino que continuaron profundizando en el estudio para aumentar el rigor de la investigación. Después de hacerlo, vieron que, además, cuando los padres observaban un objeto durante un tiempo más largo, los bebés dedicaban más tiempo a examinar ese mismo objeto una vez sus padres dejaban de mirarlo. En cambio, cuando los padres miraban poco rato un juguete, los niños le prestaban atención durante menos tiempo. En este estudio midieron la atención que los padres prestaban al juguete a través del tiempo que pasaban mirándolo, pero trabajos anteriores muestran que el hecho de observar los objetos implica también manipularlos y hablar sobre ellos al bebé. Todo ello contribuye, parece ser, a que el rol del padre o la madre durante la atención conjunta facilite la atención sostenida del niño. Este descubrimiento desafía la comprensión actual de los orígenes en las diferencias individuales de la atención sostenida, proporcionando una nueva vía de estudio sobre la autorregulación de la atención. Se sabe que el primer año de vida de un bebé marca el comienzo del desarrollo en atención sostenida. Por su parte, sabemos que la atención sostenida está ligada a la exploración de objetos, al desarrollo del lenguaje y a la resolución de problemas; de ahí la enorme importancia de conocer cuáles son los factores que pueden ayudar al óptimo desarrollo de esta habilidad. Esperanza Gómez Harrierohola@esperanzaharriero.com@EGHarrierohttps://www.facebook.com/HarrieroPsicoterapiaswww.esperanzaharriero.com

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