DOMINGO DE RAMOS > LOS MUTILADOS
Paz desde San Sebastián
21.04 h. Los rayos de sol iluminaban el torso del Cristo de la Victoria pasadas las seis de la tarde, cuando el misterio de la Hermandad de los Mutilados se echaba a la calle. Morriones celestes le siguieron, anunciando que tras el sufrimiento del Señor llegaba la Paz, que se ha hecho un poco más de rogar.

Estabaya Huelva animada cuando se abrían laspuertas de San Sebastián, poco después de las 18.00 horas. Los sonescofrades llegaban de otros puntos de la ciudad, y en Federico Mayo no querían –nipodían- ser menos. El cortejo de nazarenos iba descendiendo poco a poco por lagran rampa, mientras en el interior del templo, Presidencia y costaleros vivíanlos últimos momentos de nervios. Nervios que daban lugar a risillas y abrazos rotundos, con el deseo de que la suerteacompañase durante la jornada.

Aguardabafuera la Banda de Cornetas y TamboresJesús Nazareno, que con sus sones recibió al Cristo de la Victoria cuando los rayos del sol iluminaron su torso.Sonó la Marcha Real después de que el capataz JesúsCabrera hubiera guiado a su cuadrilla en una salida apretada pero que loscostaleros supieron salvar sin problemas, en una maniobra que estuvo dedicada “al resto delas hermandades del Domingo de Ramos”.
Elmisterio de los Mutilados, el primero en salir de San Sebastián, ya estaba enla calle, y todos los que habían acudido a contemplar su salida admiraban, unaño más, a Jesús despojado de susvestiduras y camino de la crucifixión. La suave brisa mecía la túnica delCristo de la Victoria –bellísima talla de Antonio León Ortega- mientras el pasodescendía la rampa característica que se ven obligadas a salvar las cofradías deSan Sebastián. Sin problemas completó el trayecto el misterio, que puso rumbosolemne hacia el Barrio Alto, dispuesto a dejar claro a sus vecinos, y a todaHuelva, el buenhacer que se cultiva en la parroquia.

Nuestra Señora de la Paz estaba llamada a seguirle, ypor supuesto que lo hizo, aunque algo despuésde lo previsto. Había desfilado ya la marea de morriones celestes y se impacientabanlos fieles que aguardaban en Federico Mayo cuando a las siete de la tarde aúnno se vislumbraba el palio en el dintel.
Sinproblemas aparentes, más allá del propiodisfrute de los momentos previos a ponerse en la calle, en el interior deSan Sebastián volvían a sucederse las mismas estampas: abrazos, sonrisas y losmejores deseos para la tarde venidera. Laúltima levantá en el interior del templo, “a José Carlos Martínez”, que durantevarios años guió al Santísimo Cristo de la Victoria por las calles de Huelva.Tras Él, tras el Cristo de la Victoria, emprendió seguidamente el camino elpalio de la Paz, que se dejó alumbrar por el sol del Domingo de Ramosfinalmente sobre las 19.15 horas, un poco después del horario previsto.
Perosonó la Marcha Real y los queaguardaban concluyeron que la espera habíamerecido la pena, y es que la Señora de la Paz hizo honor a su nombre:exorno floral blanco, como su manto impoluto, y discurrir sereno al son que lemarcaba la Banda Filarmónica de Pilas;el palio de la Paz emprendió su camino al abrazo con Placeta destilando quietud,elegancia y armonía.
Un punto que alcanzaba al anochecer, y ya espléndida, con toda su candelería iluminándole el rostro, siendo la última en recorrer este tramo -corazón de los recorridos de las Semana Santa onubense- este Domingo de Ramos.