Leiva desencadena un éxtasis colectivo

Cuando hay conexión entre un artista musical y su público eso salta a la vista y al oído. Desde el primer segundo se palpaba mucha expectación en un Gran Teatro a rebosar para recibir a Leiva, artista que aterrizó por primera vez en solitario en Huelva tras hacerlo hace años con Pereza. Tal y como prometió cumplió y se esforzó por estar a la altura de sus fans. Valió la pena la inversión.

Lo consiguió con sus mejores armas: personalidad en la voz, guitarreo rock y melodías pegadizas en temas de corte pop que su banda vistió con variedad y calidad. La fórmula dio un derroche de energía sobre las tablas y en los asientos, que produjo muchas satisfacción durante dos horas de compenetración y goce musical, donde tuvieron cabida canciones de Pereza entre los temas de sus tres discos en solitario: ‘Monstruos’, ‘Pólvora’ y ‘Diciembre’.

En un escenario a oscuras bajo una hilera de luces brillantes y recorrido por estelas de humo, emergió como el hidalgo de la triste figura Leiva, con su aura bohemia y su espíritu rompedor a flor de piel. Todo el público se puso en pie con los primeros acordes y ya no se sentaron más, siendo partícipes de un éxtasis colectivo. El público, entregadísimo, no paró de cantar y tocar las palmas al compás, de dejarse llevar por el ritmo y transcender por encima de la quietud a la que invitaban las butacas.

La delgada figura de Leiva sacó todo el músculo rockero que su experiencia y descaro pudieron proyectar con su guitarra y sus gesticulaciones poderosas, que añadían encanto para su legión de incondicionales. Con energía fueron sucediéndose sin parar las canciones, sin pausa y con esmero hasta que Leiva sorprendió al decir que “en los lugares pequeños pueden suceder las cosas grandes”. Fue entonces cuando apareció el cantante Dani Martín, que se animó a cantar junto a su colega de profesión ‘Terriblemente Cruel’.

El torrente musical continuó hasta que Leiva se decidió a cantar a solas, con mucho sentimiento, y con guitarra acústica ‘Vis a vis’, tema que bordó al pasar de su canto íntimo a un final con toda la banda muy arriba. También se acordó de Joaquín Sabina, que ha tenido que suspender varios conciertos por problemas de salud, un buen amigo al que invocó con una canción que les une en la composición: ‘Lo niego todo’.

Tras un breve descanso, llegaron en los bises y resonó ’Sincericidio’ para terminar de rematar la noche perpetrada, que tuvo como broche final, de nuevo con Dani Martín en el escenario, la interpretación prolongada del himno ‘Lady Madrid’, cuyos ecos aún resuenan entre tejados y gatos de toda condición.