«oligarcas notables»

El poderoso 'lobby' que catapultó la marca Jabugo: fortunas del contrabando, matrimonios entre primos y una gran visión de futuro

Los hombres y mujeres que industrializaron a finales del siglo XIX el tradicional chacinado del cerdo ibérico acumularon dinero y poder, siendo claves en la llegada del tren y la luz eléctrica a la Sierra, con socios como la Riotinto Company

Félix Sancha indaga en la historia de una generación que dio un salto cualitativo a la actividad económica en la provincia en su obra 'Jabugo. La revolución industrial del cerdo Ibérico. Historia, Tradición y mito'

«Es un homenaje a la gente de Jabugo, un libro que sirviera para su desarrollo y hacerlos felices», dice

Félix Sancha, autor de 'Jabugo. La revolución industrial del cerdo Ibérico. Historia, Tradición y mito' H24

Mario Asensio

Huelva

Pronunciar Jabugo provoca la ineludible reacción de sentir el mejor jamón del mundo en el paladar. Esta marca acumula décadas de incontestable prestigio en todo el planeta gracias a un producto de excelente calidad. Es motor de una industria que factura millones y genera empleo, un orgullo para España, Andalucía y Huelva, pero sobre todo para un pequeño pueblo de la Sierra de Aracena donde se forjó este mito global. En esta localidad onubense, de unos 3.000 habitantes, se produjo al finales del siglo XIX el boom industrial de una tradición ancestral en torno al cerdo ibérico que la situó como el epicentro de las empresas cárnicas. ¿Dónde está el origen de este éxito? ¿Quién protagonizó el primer impulso de esta prosperidad?

Estas y otras muchas preguntas se las hizo el autor de 'Jabugo. La revolución industrial del cerdo Ibérico. Historia, Tradición y mito' (Editorial Niebla), Félix Sancha Soria. Tras toda una vida investigando ha extraído de la historia datos muy interesantes, que trazan perfiles y árboles genealógicos en las familias que dieron un impulso clave al cerdo ibérico y paralelamente a toda la economía y las comunicaciones de la provincia.

Son familias que hicieron fortuna con el contrabando en tiempos de carestía, que invirtieron en fincas y fueron visionarios al dar el paso hacia la industrialización. Con bodas a veces entre primos para que el poder económico siguiera concentrado y notables relaciones comerciales y políticas, constituyeron todo un 'lobby' de presión que les llevó a influir en el trazado del tren Huelva-Zafra, en la creación de una compañía eléctrica o en el gigante minero de la Riotinto Company Limited.

Una necesidad vital sembrada de preguntas

Hay desafíos que puede costar una vida conquistar y el de Félix Sáncha Soria, Jefe de Cultura de la Diputación de Huelva, era una necesidad vital sembrada de preguntas. Con paciencia, constancia y meticulosidad ha escudriñado el pasado. Ha tenido que ir excavando en la historia para recuperar piezas sueltas de un puzzle al que ha conseguido dar sentido en su obra. Su declaración de principios es clara: «soy jabugueño de adopción y no consiento que hablen mal de Jabugo. Nadie lo hace, pero por si acaso», asegura.

«Llevo media vida recogiendo datos. Prácticamente desde que llegué a Jabugo con 13 años. Ha sido un libro muy difícil de escribir, porque había muchas empresas y había desaparecido información, por lo que era complicado articular ese puzzle». Ahora que ya es una realidad siente mucha satisfacción. «Me he quitado un peso de encima al salir adelante este libro, que es un homenaje a la gente de Jabugo, un libro que sirviera para su desarrollo y hacerlos felices», dice sobre un pueblo al que debe mucho.

Sancha, en uno de los establecimientos de la localidad H24

Tal y como explica a huelva24.com el libro tiene una primera parte que versa sobre la historia de Jabugo, desde los primeros pobladores, pasando por la independencia, ya que fue aldea de Almonaster la Real hasta 1691, y la época del contrabando. «Jabugo fue un pueblo de contrabando y ese dinero sirvió para que se constituyeran las empresas cárnicas dentro del proceso de la revolución industrial».

Imagen - "Jabugo fue un pueblo de contrabando y ese dinero sirvió para que se constituyeran las empresas cárnicas dentro del proceso de la revolución industrial"

"Jabugo fue un pueblo de contrabando y ese dinero sirvió para que se constituyeran las empresas cárnicas dentro del proceso de la revolución industrial"

Félix Sancha

Como detalla, entre el último cuarto del siglo XIX y el primer tercio del XX se pasa de una comercialización básica de algunas familias a la transformación y curación de jamones y paletillas, así como la realización de embutidos de un modo industrializado. «Todo el desarrollo posterior dio a este producto excepcional una de las marcas agroalimentarias más importantes del mundo». Estas familias mataban cerdos en sus casas y elaboraban de manera artesanal todos sus productos derivados. Ahí estaban los Sánchez Camacho, los Moreno Márquez y la sociedad Sánchez Romero Carvajal, que tiene un lugar predominante hoy día.

El padre de Félix era Guardia Civil y él llegó a Jabugo siendo un adolescente con mirada curiosa que entraba en mataderos y fábricas de chacina, secaderos… «Me fascinaba y quería saber quién había empezado a montar todo eso en Jabugo y en la Sierra en general». Fue recogiendo datos sobre todo y llegó un momento en el que tenía muchos y veía necesario realizar una investigación de forma sistemática en bibliotecas y archivos, siguiendo la metodología aprendida. «Soy de formación historiador y me puse en serio. También empecé a recoger todo tipo de material gráfico que me ha ido entregando la gente de Jabugo, El Repilado y Los Romeros».

150 fotografías

El libro tiene casi 150 fotografías, varias de ellas nunca vistas. Una de estas fotos inéditas es una imagen de la construcción de la fábrica de Sánchez Romero Carvajal. Pero más que de lugares, es una colección de los rostros de quienes crearon aquel proceso que «ni siquiera sus parientes lo han conocido bien y he presentado con este libro a muchos bisnietos a sus bisabuelos», apunta Sancha, que define a estas personas como «oligarcas notables». 

De este modo, en la casa de Rafael Sánchez Romero en Jabugo se realizaban los procesos de chacinado de los cerdos, como en la de Juan Manuel Moreno Márquez y los Hermanos Sánchez Calvo del Castaño. Todos ellos fueron unos emprendedores que fueron más allá.

El autor de la obra, en la estación de tren H24

«Juntos constituyeron un grupo de presión. Eran prohombres que desarrollaron la zona a todos los niveles y por ejemplo Román Talero García constituyó la compañía Santa Teresa de Electricidad y eso ayudó mucho a las industrias cárnicas que se estaban desarrollando». A esta nómina también se debe sumar a Sánchez Suárez, casado con una jabugueña, quien fue presidente de la Diputación Provincial y senador.

«Eran personas muy notables que montaron un gran 'lobby' y llegaron a tener tanto poder que a finales del siglo XIX lograron que se modificara el trazado de carreteras y vías férreas para que pasaran por Jabugo». destaca Sancha. Se relacionaban con políticos, empresarios como Guillermo Sundheim o directivos de la gran empresa minera Riotinto Company Limited.

Del contrabando a la industrialización

«Se utilizaron muchos capitales obtenidos del contrabando», resalta Sancha. Muchos de estos precursores hicieron fortuna comerciando entre fronteras. «Muchos de ellos comenzaron de manera sencilla su patrimonio, pero después cuando tuvieron muchas fincas, en vez de guardar ese dinero o reinvertirlo en otra finca cambiaron su mentalidad de agraria a industrial y montaron primeras fábricas para trabajar de este modo y no ser talleres artesanales», valora.

Algunos de ellos tenían fábricas de pólvora para surtir a la Riotinto Company Limited y, por tanto, se establecieron centros de pólvora en Zalamea la Real y Jabugo. Pero la relación con la compañía minera no se quedaba ahí. «Tuvieron una especie de laboratorio y también cubrieron la necesidad de surtir a los mineros de alimentos calóricos para sus jornadas de trabajo. Hacían tocinos formidables, pólvora para los explosivos, grasa…». Ejemplo es la «gran labor» de los Carvajal en Zalamea. «Conocían el espacio y algunos trabajaban para la mina y la comercialización hacia el exterior también la hacía a través de estos contactos», comenta el autor del libro, que añade que «llegaron a controlar algunos de los economatos de las mina, como en el de la mina San Miguel, en Almonaster la Real.

El empresario hispano-alemán Guillermo Sundheim de la Cueva, puso en contacto a varios empresarios para la creación de la Riotinto Company Limited. Fue conocido por impulsar el ferrocarril, la industrial, el Recreativo de Huelva y el Hotel Colón. «Sundheim era muy amigo de todos ellos y tenían una relación estrecha. Comían y veraneaban en Villa Onuba, en Fuenteheridos, donde compraron una huerta y una cantera de mármol. Los ingenieros alemanes y franceses buscaban minas y se relacionaban con ellos». Sundheim tenía su proyecto de ferrocarril de Huelva a Zafra y el 'lobby' de Jabugo le apoyaron frente a otras propuestas y lograron que pasara junto a su pueblo, por El Repilado.

Sancha ha acumulado mucho conocimientos sobre estas familias desde el punto de vista económico. «Me he pasado horas y horas en el archivo de la Fundación Riotinto y en el archivo de protocolo de Aracena. Entendí al principio que si hablábamos de economía e industrialización el capital es realmente importante y he cribado esas familias, los bienes que tenían, donde y cuando, valorado para entender todo ese proceso», afirma.

Derribando tópicos

Con esta información ha derribado algunos tópicos, como lo que decían de Manuel Romero Romero, uno de los fundadores de Sánchez Romero Carvajal. «Decían ese vino 'palmado' -sin dinero- y cogí y a través de la notaría vi que ya tenía una serie de bienes antes de la constitución de la empresa. Tenía castañares y viviendas. Por eso pudo aportar las 100.000 pesetas iniciales con las que se constituyó la compañía».

Y es que el dinero se custodiaba bien y crecía para hacerse fortunas en estos núcleos familiares y empresariales. «Había gente en 1902 a las que al morir sus padres tenían en herencia 200.000 pesetas para cada hermano y había una potencia económica para montar fábricas de chacina, de anisado o electricidad», sentencia el investigador.

Matriarcado casero e industrial

El instrumental de antes siglo XIX era madera. «El metal lo prohibían que se usara en la matanza porque decían que las carnes se ponían malas y provocaban distorsiones», indica Sancha. Usaban diferentes lebrillos, mesas para matar y material artesanal. Lo más avanzado era una picadora, una máquina básica accionada por una manivela.

Los procesos estaban dominados por las mujeres en las casas y también en la fábrica. «El marido era el que traía los cochinos y las mujeres eran las que se encargaban de hacer los chorizos y de que los jamones salieran por aquí o por allí».

Las fábricas eran gobernadas por mujeres y en el libro se destaca a algunas, como Natalia Sánchez, esposa de Rafael Sanchez Romero. «Era muy temida por las matanceras de su familia. Tenía mano de hierro y controlaba la matanza. Es una de las grandes mujeres de este proceso. Era prima hermana de Rafael Sánchez Romero. Se estilaban estos matrimonios para que las fortunas no se dividieran», explica Sancha.

Repercusión turística

El Ayuntamiento de Jabugo ha recibido con mucha satisfacción y alegría la obra, que este jueves se presenta en la localidad arropada por Gilberto Domínguez Sánchez, alcalde de Jabugo, y José Antonio Pavón, director General de DOP Jabugo. «Están encantado, porque además la obra posibilita tener información turística sobre el municipio y puedes demostrar que el proceso es autóctono, que no fueron los salmantinos que vinieron, que es un bulo. Ellos después compraron empresas y se instalaron en Jabugo a principios del siglo XX». La obra también habla sobre el tiro pichón, ahora sede de la DOP Jabugo, y también trata el origen del turismo en toda la sierra a raíz de la actividad de los empresarios de las cárnicas.

Sancha, en un secadero H24

Sancha se admira ante todo lo descubierto y exclama: «¿Cómo el jamón hoy día es de los productos de Huelva más conocidos y está siempre presente y no conocíamos nada de toda esa gente que había logrado convertir ese producto en algo excepcional, con el punto de sal exacto y de corte? ¿Como no sabíamos nada y cualquier otra industria tiene libros a porrillo?». Ahora estas preguntas tienen respuesta y reacciones. «Me han llegado a decir que cualquier onubense tiene que leerse este libro para sentirse orgulloso de esta provincia», expresa satisfecho.

«Los jabugueños crearon sabiduría y conocimiento una marca increíble a nivel mundial. Se dice Jabugo sin necesidad de decir jamón. Se activa el paladar», dice orgulloso de cómo un pueblo pequeño levantó una marca colosal. «Aquí que somos cuatro gatos tenemos ahora fábricas de las mayores multinacionales cárnicas del mundo, en un espacio tan pequeño y todo ha venido al calor de esa marca», resalta.

Crecimiento económico pero no demográfico

En Jabugo ha habido casi siempre pleno empleo y vienen trabajadores de pueblos de los alrededores, como Galaroza, Castaño del Robledo, Aracena… pero ese salto económico no ha venido acompañado de uno demográfico. «No ha crecido más porque el patrimonio de Jabugo es su entorno natural y ningún alcalde que ha gobernado ha sido favorable a construir más viviendas. Además hay que recordar que estamos en un espacio protegido y no se puede hacer cualquier cosa», expoone el autor del libro, que ve en este proceso un ejemplo de sostenibilidad y desarrollo exponencial.

Imagen - "Considero casi un milagro que de los 2.6000 habitantes en el siglo XIX sean capaces de hacer una marca que la mencionas en Estados Unidos y China y saben de qué se está hablando"

"Considero casi un milagro que de los 2.6000 habitantes en el siglo XIX sean capaces de hacer una marca que la mencionas en Estados Unidos y China y saben de qué se está hablando"

Félix Sancha

«Considero casi un milagro que de los 2.6000 habitantes en el siglo XIX sean capaces de hacer una marca que la mencionas en Estados Unidos y China y saben de qué se está hablando», valora Sancha, que no obstante, expone que la internacionalización de Jabugo también ha supuesto copias malas y «fraudes que seguirá habiendo», pero también, con el paso de los años, que su propiedad sea foránea. «La mayoría son gente de fuera pero sí que hay algunas fábricas de gente de aquí, incluso otras que se han creado con posterioridad».

Las grandes empresas, como Sánchez Romero Carvajal, que es la gran empresa de la zona, pertenece al grupo Osborne, y también está Dompal, Domingo del Palacio. Hay grandes empresas a nivel nacional que tienen su sede en Madrid o Barcelona pero que se establecen en Jabugo. «La marca es lo que atrae a toda esa gente a invertir. No es lo mismo que un jamón en cualquier otra parte del mundo».

A este respecto, Sancha considera que «este libro es también básico para las otras denominaciones de origen. No hay publicación con ese proceso original de creación de esas empresas, que es lo que valora ese producto».

El autor de la obra destaca que hoy día el paraguas de la Denominación de Origen Jamón de Jabugo, antes Jamón de Huelva, «cada año va creciendo» y que supone toda «una garantía y seguridad» para el consumidor por su trazabilidad. El éxito parece garantizado cada año y por muchos más. Hace referencia a un directivo de Sánchez Romero Carvajal que le dijo que «para qué queremos publicidad si lo tenemos todo vendido, haya crisis o no».

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