DE ADOLESCENTE
Manuel Carrasco cuenta cómo eran sus juergas con sus colegas en Isla Cristina
«De pequeñito la fiesta era a tope, bebíamos mucho, fumábamos… un poquito destroyer», indica el artista
«Ya tenía club de fans de chiquitito. Bueno, niñitas que iban a la puerta de mi casa y llamaban y yo les cantaba y mi madre me decía: «Pero, ¿esto qué es?»»
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Manuel Carrasco al desnudo. Como tantas veces. El isleño es un artista sin dobleces. Sincero. No suele esconder rasgos de su personalidad cuando habla en público y se muestra al natural. Lo ha vuelto a demostrar en una amplia entrevista concedida a la revista Vanity Fair en la que habla de varios temas pero principalmente de la relación con la tierra que le vio nacer, Isla Cristina.
Allí dio el último concierto de este año en su gira por España y comentaba que «en mi último disco, Corazón y Flecha, no sé por qué, ha habido muchos guiños a mi pueblo, que es una tierra muy musical. Quizá yo al cumplir años vuelvo a esos orígenes que me hacen sentir más reconfortado con todo lo que luego he llegado a conseguir. Y es increíble porque te pueden pasar mis cosas cuando estás en tu pueblo, donde te has criado... que normalmente no suele pasar que te den mucha bola porque la gente dice: «Mira, a este lo he visto yo crecer, bah». Y te voy a decir que al principio fue un apoyo brutal desde el punto de vista más mediático y luego ya fue más de poco a poco. Y los años y el tiempo me han dado la razón y he llegado también a llenar allí y la gente loquísima«.
No tiene remilgos Manuel Carrasco en afirmar que se siente profeta en su tierra: «Totalmente, y de verdad que es una de las cosas que mejor me sientan. Allí lo dije ese día y lo pienso, que me dan igual los premios, que ojalá vengan, pero ese es uno de los mayores premios que yo he tenido. Hacer lo que siento, como lo siento, de una manera verdadera y ser reconocido por la gente que yo más quiero. Eso tiene muchas connotaciones que a mí me hacen sentirme bien«.
Os cuento un poco de mi mejor año y... escribamos juntos otra historia ❤️
— Manuel Carrasco (@manuelcarrasco_) November 13, 2023
Gracias a todos los que los habéis hecho posible. Entrevista completa en https://t.co/IfLQ8AUQTY pic.twitter.com/nSQbl2j6Hf
Asegura el artista que en Isla Cristina logra desconectar del estrés de su día a día. «Allí me pasa que es verdad que hay gente que me para por la calle, pero al rato de estar allí en algún sitio, se me olvida y creo que a la gente también. Además yo no suelo hablar de cosas mías y si me hablan de eso paso. Es difícil desconectar pero ahí es de los sitios en los que más desconecto. Quedo con mis amigos de siempre. Hablamos de sus cosas, de sus problemas, yo de lo mío no hablo y eso no me pasa aquí. Es bastante común que me digan: «Oye, quillo, ¿cómo te ha ido?». Y allí no. Hablamos de las cosas que se hablan allí, me critican, me cuentan los chascarrillos y me ponen al día de quién se ha juntado con quién… eso me encanta«, matizaba.
Rememoraba con cariño y simpatía cómo era el Manuel Carrasco adolescente: Justo el otro día me encontré una cinta de vídeo y me ví y dije: «¡Mira qué chulito era, que echao pa'lante!» (ríe con picardía). Ayer estuvo aquí uno de mis mejores amigos de pequeñito por el cumpleaños de mi mujer y le escuchaba cómo decía: «Lolo se fue y el grupo se rompió porque él era el que unía». Yo lo estaba escuchando de fondo y flipé. Claro, yo me fui y no vi lo que pasó en el día a día, me perdí todo eso. Pero es verdad porque yo era muy de unir a todo el mundo, ya era un poco líder en según que cosas. A nivel de cantar, mi tierra es una tierra muy musical y hay muchas aficiones que tienen que ver con la música. A mí se me daba bien montar voces, componer… ya como que un poquito destacaba y en ciertas cosas que se hacían allí, en fiestas, en el Carnaval, yo destacaba. Dirigía agrupaciones con mis amigos y como que llevaba la voz cantante en algunas cosas«.
Incluso el artista onubense aseguraba que «de hecho ya tenía club de fans de chiquitito. Bueno que iban a la puerta de mi casa y llamaban y mi madre me decía: «Pero, ¿esto qué es?». Yo cantaba un poquito y tenía a las niñitas que venían a verme. Pa' que veas».

Sobre las fiestas con sus colegas de entonces, Carrasco confesaba que eran «muy destroyer». Y bromeaba sobre si las actuales fiestas con ellos siguen siendo así: «Bueno, no te creas. Tú date cuenta que Isla Cristina es un puerto de mar y el otro día lo decía en el concierto: «Este es un pueblo donde la gente no es muy de salir». Y se partía todo el mundo de risa, claro. De pequeñito la fiesta era a tope, bebíamos mucho, fumábamos… un poquito destroyer, sí, sí».
El isleño también rememoraba su infancia en el municipio en la entrevista concedida a Vanity Fair. «A mí la infancia me marcó y por eso tengo mentalidad de currito y la ley del esfuerzo muy desarrollada y muy interiorizada. Yo era un currito y creo que hay que esforzarse mucho. Hay una parte de lo que yo hago que rodea a todo esto que evidentemente es muy guay pero hay otra que es muy de pico y pala y esa la tengo yo muy a fuego. Y la tengo por eso, yo de pequeño no tenía prácticamente nada, todo era heredado y todo era de segunda o tercera o cuarta mano. Yo recuerdo recorrer el barrio con mi madre para ver quién me prestaba los libros de EGB para el colegio porque no podíamos comprarlos. Yo unos zapatos de marca, en mi vida. Con la primera agrupación que yo salí, por ejemplo, no me comía el bocadillo en el recreo porque tenía que juntar dinero para lo otro. Todo eso lo tengo yo en la cabeza. Y ahora con mis hijos lo pienso. Ellos lo tienen todo por mis circunstancias actuales pero quiero enseñarles que es muy difícil conseguir las cosas y que hay que trabajar las cosas», destacó.
Cuatro perros y un gato
Y sobre la madurez y estabilidad que ha alcanzado a lo largo de la última década junto a su pareja, Almudena Navaldón, Manuel Carrasco puntualizaba que «todo en la vida influye. Tengo hasta cuatro perros y un gato. En serio, además también eso era un mundo muy desconocido para mí. Yo siempre había sido un tío bastante solitario, no había tenido muchas parejas o casi ninguna. Así que imagínate, me ha cambiado mucho. He tenido dos niños casi seguidos, he pasado de vivir solo en el centro de Madrid a vivir a las afueras con una vida mucho más familiar. Pero es que yo vengo también un poco de ese mundo muy familiar y lo llevo muy dentro. Es una etapa de mi vida también muy bonita. Estoy viviendo a partir de los niños todas esas cosas que quizá tenía más olvidadas. Pero creo que me ha venido muy bien y te digo más, no he dejado de hacer todo lo que me gusta, al revés, creo que me ha dado un punch y una fuerza todavía mayor».