EL TRATADO DE LO ANTIGUO

La arqueología subacuática en Huelva

La arqueología subacuática en España lleva un retraso de prácticamente 30 años respecto a otros países europeos. No sería hasta la década de 1980 cuando comenzaran a surgir en España instituciones oficiales dedicadas a la arqueología subacuática. Huelva, incluso, a pesar de sus yacimientos y su amplia historia marinera, se encuentra aun hoy por detrás de otras provincias andaluzas.

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En 1995 se pone en marcha un proyecto para la informatización de los yacimientos arqueológicos de Andalucía y cuando se procede a la inclusión de los yacimientos subacuáticos de Andalucía se observó que sólo había 4 inscritos: Sancti-Petri (Cádiz), Cueva del Jarro (Granada), un hallazgo aislado en la costa de Huelva y otro en la zona de la Caleta en Cádiz. Por ello se vio la necesidad imprescindible de elaborar un catálogo de yacimientos subacuáticos andaluces que respondieran a la realidad.

La arqueología subacuática en Huelva

Haciendo un resumen del recorrido de la arqueología subacuática en Andalucía podemos decir que hay 2 etapas:

Una desde la década de 1940 a 1970, donde las actuaciones se reducían a la recogida de objetos por buzos deportivos o profesionales y aficionados a la arqueología. En este periodo se observó la necesidad de plantear medidas de conservación para los materiales afectados por el medio acuático.

Otra desde la década de 1970 hasta ahora: se aplica una metodología propiamente arqueológica, hay mayor número de arqueólogos con título de buzo. El proyecto más importante desde entonces se desarrolló en 1985, lo puso en marcha el Ministerio de Cultura con el nombre de “Plan Nacional de Documentación del Litoral Español”, donde se trató de obtener la información necesaria para conocer el patrimonio subacuático y que, en Andalucía, se centraron en las provincias de Cádiz, Málaga, Granada y Almería; quedando Huelva fuera ya que sólo se constataron dos intervenciones de urgencia en 1994/95 y 1997.

El patrimonio subacuático posee unas peculiaridades impuestas por el medio en el que se encuentra, pero este mismo medio también favorece su conservación. Entre los riesgos más comunes que tiene el patrimonio subacuático se encuentran:

La arqueología subacuática en Huelva
La arqueología subacuática en Huelva

La realización de una intervención subacuática tiene los mismos pasos que una terrestre. En lo que varía sustancialmente, además del medio en el que se realiza obviamente, es en las medidas de conservación de los hallazgos recuperados. 

La conservación de los restos arqueológicos en el medio marino, depende de la temperatura, la humedad, el pH del agua, la oxigenación, la flora y la fauna, la salinidad, y el movimiento de las aguas. También depende de la profundidad a la que se encuentren los objetos, el tipo de fondo en que se hayan enterrados y de la naturaleza material de éste. La ausencia de luz y oxigeno, y la presencia de gran cantidad de sales minerales solubles (principalmente cloruro sódico), entre otras, contribuirán para que se inicien profundas transformaciones tanto físicas como químicas que pueden llegar a afectar su color, peso, dimensiones, composición, etc. Si éste es de naturaleza orgánica, la consecuencia del cambio puede llegar a ser, salvo excepciones, su total destrucción. En el caso de materiales inorgánicos, como es el de estas cerámicas, los restos llegan a alcanzar generalmente un equilibrio con su nuevo ambiente permitiendo su conservación.

La arqueología subacuática en Huelva

Hoy en día Huelva sigue a la zaga del resto de Andalucía en cuanto a arqueología subacuática se refiere, y no porque no poseamos yacimientos de interés, ya que al estar en el golfo de Cádiz y contar con tan amplia historia marinera es imposible pensar que haya un vacío en cuanto a yacimientos subacuáticos se refiere, pero la metodología y la conservación de los restos al ser más costosa y las costas de Huelva no están tan sujetas a presiones urbanísticas que obligan a las constructoras a pagar el grueso de la intervención por lo que las instituciones no son tan rígidas a la hora de exigir intervenciones subacuáticas. 

Habrá pues que seguir esperando para poder recuperar los tesoros escondidos en nuestras costas y rezar por que los factores ambientales y humanos no destruyan ese amplio patrimonio aún bajo el agua. 

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