huelva solidaria
Resurgir, más de 26 años de escucha y solidaridad en Huelva
Esta entidad ha demostrado que otra forma de acompañar y aliviar la pobreza es posible: con cercanía, respeto y escucha activa
Fomentar el talento senior y prevenir la soledad como claves para el desarrollo de las personas mayores
En una ciudad como Huelva, marcada por desigualdades persistentes que a veces se esconden en la rutina diaria, la asociación Resurgir se alza desde hace más de 26 años como un faro de dignidad, apoyo mutuo y transformación social. Nacida del compromiso de un grupo de matrimonios con ganas de hacer algo más que quedarse sentados viendo las dificultades ajenas, Resurgir ha demostrado que otra forma de acompañar y aliviar la pobreza es posible: con cercanía, respeto y escucha activa.
«Yo llevo aquí media vida. Fui uno de los fundadores, y puedo decir que Resurgir nació de una inquietud muy humana: queríamos ayudar a aquellos que más lo necesitaban», recuerda Manuel García Villalba, presidente de la entidad, con la serenidad de quien ha dedicado años a estar del lado de los más vulnerables.
A finales de los años noventa, la asociación realizó un estudio pionero en Huelva sobre la situación de la pobreza. «Fue el primero que se hizo en la ciudad en 1999, y nos reveló algo que nos sorprendió mucho ya que la pobreza extrema no estaba solo en las periferias, estaba en pleno centro. Personas que antes dependían de su familia y que, por distintas circunstancias, habían perdido toda red de apoyo», explica Villalba.
De ese análisis profundo nació una propuesta concreta que fue el Economato Resurgir, que hoy atiende a unas 600 familias al mes, muchas de ellas derivadas desde distintas localidades con las que la asociación mantiene convenios. «Nuestro proyecto más activo, sin duda, es el economato. Hemos conseguido un enorme almacén con productos básicos y de primera necesidad, siempre con la intención de que las familias puedan acceder a ellos con dignidad», señala Villalba.
Pero Resurgir no se limita a cubrir necesidades materiales. Desde su creación, sus integrantes comprendieron que la pobreza no es solo económica. «Cuando una persona entra en una situación de pobreza, pierde mucho más que dinero. Se empobrece también en comunicación, en ocio, en salud, en autoestima. Hay personas que pasan semanas sin hablar con nadie, y eso deja huella», reflexiona Villalba. «Lo que más ayuda a veces es simplemente ser escuchado. Que alguien se siente contigo y te mire como persona, no como número ni problema».
Con esa filosofía profundamente humana, Resurgir ha ido sembrando su modelo en otras partes del país. «Gracias a Dios, muchos lugares de España e incluso de fuera han replicado nuestro proyecto, y miles de personas están siendo atendidas con esta idea de fondo: que en el centro de todo está la persona. No el servicio, no la ayuda material, sino la dignidad de quien está delante», afirma emocionado su presidente.
El impacto de Resurgir es difícil de medir solo en cifras. Está en las historias de superación, en los lazos que se crean, en el alivio silencioso que sienten muchas personas al cruzar la puerta del economato o al encontrar un voluntario que simplemente les escuche. Está en su capacidad para demostrar que la solidaridad verdadera empieza por levantarse del sofá y preguntarse: «¿Qué puedo hacer yo? Muchos dicen: 'hay que hacer algo', pero se quedan sentados. Nosotros, en cambio, decidimos levantarnos y empezar», concluye Villalba. Y así lo hicieron. Y así lo siguen haciendo.