Claudio y la sentencia
Dicen, las partes interesadas que la destitución de un entrenador a mitad de temporada no es un fracaso. Es posible que las cosas se vean de diferente color según con el cristal con que se mire. Es posible.

El caso es que el Recreativo de Huelva fulminó a Claudio Barragán después de palmar en Algeciras y eso no hizo sino confirmar la historia de una muerte anunciada. El técnico estaba en cuidados intensivos desde que se supo que no conocía al consejo, lo que determinó un divorcio irreversible. Era cuestión de tiempo y de dinero, que esa es otra.
Es curioso que un entrenador que se caracteriza por amarrar más que por volar, haya hecho fuera de casa unos números impregnados de ridiculez para un equipo como el Recre. Esa fue su tumba y hay que añadir que la identidad del Decano, futbolísticamente hablando no ha echado gusto a nada.
Ahora bien. Puestos en el análisis, es probable que a Claudio se le renovase sin el convencimiento de que era el adecuado. Y cuando uno hace esa maniobra está condenado al fracaso. Desconozco las conversaciones internas en las opiniones de los que opinan sobre lo deportivo y quiénes opinan. Así que echen la imaginación a volar que seguramente no se equivoquen. Zamora podría explicarlo. Pero no lo hará.
Hay una cosa clara y no lo digo yo, sino los números y el encuadre donde se sitúan el vestuario, el campo y las decisiones. Y es curioso que cuando hubo un cuerpo técnico que se alejó del ruido y que trabajó encapsulado en sus determinaciones, funcionó al mismo tiempo que al final tuvo que salir por piernas. Claudio es de ese perfil que no pliega. Pero claro, a él no le han salido los resultados y eso le ha dejado en la fragilidad más absoluta.
Es la vida del Recre, desgraciadamente, porque a los enormes problemas financieros por falta de gestión o por mala gestión, se unen los deportivos. Definitivamente a la afición del Decano habría que ponerle un monumento en cada esquina. O, a lo mejor no habría que hacer eso y que se levantara de una puñetera vez.