invisible, periodismo visible
Ya no valen las palabras
Hay que seguir estando en las calles, hay que seguir reclamando la justicia social y climática porque ya nos estamos jugando nuestro presente
Una libertad de prensa, muy tocada
Narrativas regenerativas frente al cambio climático
¿Dónde está el poder?

Con 42º en los termómetros sevillanos, alrededor de 2.500 personas, de poblaciones de todo el mundo, hemos reclamado la necesidad de un sistema financiero y económico global. Voces de los cinco continentes unidos en un único mensaje a favor de impuestos justos, de un sistema financiero que respete los derechos humanos y que se cumpla, de una vez por toda el 0,7% para la cooperación al desarrollo y que no se renuncie a alcanzar los objetivos de la Agenda 2030.
Y a pesar del calor o precisamente por estar convencidos que vivimos una emergencia climática hemos estado en las calles para ser oídos por los mandatarios que se están reuniendo en la Cuarta Cumbre de Financiación para el Desarrollo para que actúen contundentemente ante esta crisis y además ante la falta de democracia planetaria, ante el aumento de los conflictos bélicos que originan miles desplazados e incrementa el número de personas que pasan hambre. Entre gritos, reclamaciones y eslóganes «la deuda mata el desarrollo», «stop genocidio en Gaza», «salvemos el planeta» me acordé de los trabajos documentales Éxodos (2016) y Amazonia (2021) del fotógrafo brasileño, Sebastián Salgado (Aimorés, Minas Gerais, 8 de febrero de 1944 - París, 23 de mayo de 2025). En el primero documentó las migraciones masivas de millones de personas buscando un futuro en otro lugar. Según los datos del informe Tendencias Globales del desplazamiento forzado 2025, que Acnur publicó el pasado día 20 de junio en el marco del Día Mundial del Refugiado, actualmente, más de 122 millones de personas han sido forzadas a huir de sus hogares. Lo que significa que una de cada 67 personas en el mundo se ha visto obligada a salir de sus hogares. Acnur recordaba que si todas estas personas desplazadas por la fuerza formaran un país, este sería el duodécimo más poblado del planeta.

El segundo trabajo de Salgado, al que dedicó siete años y más de cincuenta viajes, fue un claro llamamiento para la protección de la Amazonía, así como un bello manifiesto de fotografías en blanco y negro que en realidad vienen a reclamar la urgencia de preservar el planeta. Hoy sabemos que el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad aumentan los fenómenos atmosféricos como las sequías e inundaciones, la inseguridad alimentaria o la escasez de agua.

El fotógrafo, Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998, decía que «la fotografía es una herramienta para visibilizar realidades invisibles». Y él lo hizo, documentando con enorme belleza y un lenguaje visual muy personal la condición humana y las enormes desigualdades planetarias. Sin embargo, al pie de la icónica Seta sevillana me pregunto ¿qué ha cambiado? Cuando, según la ONU y el Banco Mundial más de 1.000 millones de personas viven en pobreza extrema. Lo que significa que sigue siendo un desafío global. Cuando la brecha entre ricos y pobres continúa ampliándose. Cuando tener una vivienda se ha convertido en un privilegio de aquellos que pueden dedicar una parte significativa de sus ingresos a tener un techo. Cuando sigue habiendo mujeres con salarios inferiores aun haciendo el mismo trabajo que los hombres.
A solucionar estos problemas injustos nos referimos cuando se está pidiendo una financiación justa, cuando se levantan las voces frente a los recortes o se sale a las calles de Texas o California a impedir las deportaciones de personas migrantes de la era Trump o en Budapest arropando a hombres y mujeres que quiere vivir en libertad el derecho de amar y ser amado por mucho que le cueste entenderlo al ultra de Orbán. Y sí, poco ha cambiado. Y precisamente por eso, como me decía un buen amigo, hay que seguir estando en las calles, hay que seguir reclamando la justicia social y climática porque ya nos estamos jugando nuestro presente.

No dejen de escuchar, de leer estos días las declaraciones de los mandatarios internacionales que los medios, la gran mayoría de ellos ausentes en el Foro Social y en la manifestación, están ofreciendo. No pueden ocultar que sin una financiación justa no habrá desarrollo. Pero también toca exigirles pasar de las palabras a los hechos. Patricia Sánchez, actual presidenta de la Coordinadora Andaluza de ONGD, recordaba en la inauguración del Foro Social, que Andalucía también es sur, «somos un sur de frontera, de tránsito y de acogida» y por ello, además añadió, «que somos un pueblo de lucha obrera, vecinal, jornalera que saben que son las injusticias y las desigualdades».
Ayer con sentimiento de comunidad planetaria los invisibles tuvieron visibilidad. Así que ya no valen las palabras.
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