Así fue la Luna del Ciervo o de las Moras
Los cielos onubenses, despejados, permitieron ver en toda su inmensidad al satélite, un espectáculo gratis y fresco de un plenilunio que coincide con el momento de mayor producción de las moras, uno de los cultivos señeros de la Campiña
El tiempo en Huelva: cielos despejados para admirar la luna llena de este jueves

La Luna llena que pudimos contemplar en la noche del 10 de julio fue inmensa y resplandeciente, y al mismo tiempo todo ilusión. Es el mismo satélite, obvio, aunque en apariencia fuera de mayor tamaño, sobre todo al aparecer por el horizonte, la razón hay que buscarla en el hecho de que su posición es la más alta que se puede dar a lo largo del año, lo que nos permitió verla más nítida que de costumbre. El punto máximo lo alcanzó a las 22.37 horas, pero pudo ser admirada durante toda la noche, incluso estando situados en el centro de una ciudad o entre cabezos o montes que no permitieron verla a esas horas, sino más adelante, cuando la llamada Luna del Ciervo fue alcanzando su mayor brillo al estar la Tierra entre el satélite y el Sol, recibiendo directamente los rayos del astro rey.
Como ocurre con otros fenómenos protagonizados por la Luna, la denominación procede de los pueblos indígenas norteamericanos, que ligaron esta llamativa fase lunar con el tiempo en que los ciervos desarrollan nuevas astas, nuevos galones que luego nos sirven para determinar la edad de estos animales que tanto abundan en las dehesas y bosques onubenses. Esto, que pudiera parecer una exageración, es fácilmente comprobable si se realiza un traslado desde la Campiña hasta las zonas mineras, de sur a norte por el centro justo de la provincia, un camino que se puede hacer, por ejemplo, desde Trigueros hasta Sotiel Coronada sin tocar un centímetro de asfalto. Verán cómo por el camino se les cruzan ciervos y cochinos jabalíes, además de ser un hermoso paseo sin que se les cruce vehículo alguno y, lo más sorprendente, recorriendo la provincia por su columna vertebral.
Las condiciones meteorológicas, el calendario agrícola y otros factores o elementos relacionados con el medio natural, y aunque el nombre más habitual sea el de Luna del Ciervo, han nombrado a esta Luna llena de julio de distintas formas: del Heno, del Maíz, del Salmón, de las Moras, del Trueno... En Huelva deberíamos elegir de entre todos estos el de Luna de las Moras, ya que este plenilunio se produce en pleno centro de la recolección de moras, pues aunque ya la innovación y novedosas técnicas de cultivo permiten recolectarlas a lo largo de todo el año, es entre junio y agosto cuando se cosecha la mayor producción. Recordarán nuestros lectores que también proponíamos que los freseros realizaran alguna actividad durante la Luna de Fresa, el plenilunio de junio, cuando al aparecer en el horizonte presenta un color parecido al del apetecible fruto rojo del que Huelva hace tiempo que hizo bandera incorporándolo a su despensa más renombrada. Deben estar muy ocupados en los despachos y en las estrategias comerciales y de distribución los empresarios agrícolas onubenses, como es natural, de ahí que no tengan la presencia que deberían tener en la sociedad onubense y mucho menos perder el tiempo en andar con zarandajas como esta de la Luna de la Mora o la Luna de la Fresa, que si estuvieran por casualidad leyendo esto, que no lo creo, ya me imagino lo que podrían estar diciendo de estas minucias que escribimos por aquí, cargadas de una trasnochada lírica seudo romanticista y tan alejadas del deber principal de todo empresario, que no es otro que el de obtener beneficios para continuar invirtiendo y mejorando sus empresas, creando riqueza, en suma, o lo que es lo mismo crear puestos de trabajo y mejorar las condiciones laborales y los salarios de los trabajadores.