Señalan al festival 'Buena Vibra' de Gibraleón por no impedir el consumo de drogas y alcohol a menores

Una de las madres que acudió con su hijo menor de edad denuncia la falta de control de la organización

Lamenta que se usara como «gancho» un cantante conocido, «que no actuó hasta las cuatro de la mañana»

JC Reyes, Óscar El Ruso y Juseph, los mejores artistas de la música urban de España, en el Festival Buena Vibra de Gibraleón

Parte del público que asistió al evento instagram
H. Corpa

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María Molina, maestra de 44 años y madre de un adolescente, ha denunciado este domingo su decepción y preocupación después de asistir al festival de música 'Buena Vibra' celebrado el pasado sábado en Gibraleón y al que asistieron alrededor de 4.000 personas. Lo que prometía ser un evento para todos los públicos se convirtió en una experiencia desagradable e inapropiada para menores, según su testimonio.

El festival, que se anunció durante meses como un evento familiar «donde niños menores de 14 años podrían disfrutar con sus padres», resultó ser todo lo contrario, en su opinión. María relató la falta de organización desde el principio, con «colas de más de dos horas» para ingresar al recinto y una ausencia total de información sobre los horarios de actuación de los artistas: «Anunciaron los cantantes que participarían pero nunca la hora de su actuación». De hecho, lamenta, «el gancho era un tal JC Reyes, que cantó a las cuatro de la mañana».

Sin embargo, uno de los puntos más preocupantes, según Molina, fue el proceso de registro al entrar. Los menores fueron cacheados y se les confiscaron bocadillos y 'gomitas', mientras que, para sorpresa de la denunciante, se permitía la entrada de droga. «Dirán que no pueden controlarlo pero a mí el bolso me lo vaciaron para quitarme un bocadillo... mientras dentro del recinto, una carpa cerrada, se fumaba tabaco, 'vapes' y porros».

Una de las actuaciones de la velada instagram

Además, relata, «vendían alcohol a todo el que se acercaba siempre que no llevara la pulsera de menor de 16, es decir, que lo vendían a menores de 16 y 17 años». La falta de control y la mezcla de público, que incluía a niños de 12, 13 y 14 años, desembocó en un ambiente poco apropiado para la edad de los asistentes, explica esta madre, que asegura hablar en nombre de otras muchas que acudieron con sus hijos.

Por otra parte, la ausencia durante las primeras horas de algunos de los artistas anunciados y el hecho de que los primeros en actuar fueran DJ's hasta altas horas de la madrugada, llevaron a que muchas madres y padres decidieran abandonar el recinto. «No era un sitio para un niño de 14 años», afirmó María Molina, insistiendo en que la situación nada tenía que ver con lo promocionado en la publicidad.

El descontento de los padres se dirige no solo a la falta de organización, sino también a la –en su opinión– aparente falta de control por parte de las autoridades. Esta madre se refirió a la responsabilidad de las administraciones a la hora de revisar estos festivales antes y durante su celebración, asegurándose de que se cumplan los requisitos de seguridad y de que el ambiente sea para todos los públicos si se permite la entrada a menores. En este sentido, considera que la organización «tiene las espaldas bien cubiertas porque saben tenerlo todo atado con DNI y autorizaciones, pero no se debería permitir».

Los organizadores, junto a la alcaldesa de Gibraleón, en la presentación del festival h24

El testimonio de María Molina refleja, según explicó, el sentimiento generalizado de engaño y decepción entre los padres que acudieron. «¿Y para que llevas a tu hijo pequeño a un sitio como ese?», se pregunta, a modo de autocrítica. Ella lo explica así: «Al publicitarlo de esa manera pensábamos que se cuidarían más según qué cosas, pero todo lo contrario... fue un auténtico timo donde sólo importaba el dinero», ya que «aprovecharon el nombre de un cantante para vender entradas a menores (y a sus padres) que querían ver a ese cantante». El precio de la entrada general en taquilla era de 40 euros, aunque podía conseguirse a un precio más reducido comprándola de forma anticipada.

Todo controlado... o casi

Huelva24 ha contactado con la organización del festival, encabezada por los jóvenes empresarios olontenses Óscar Riquel y Jesús Romero, y ha salido al paso de las críticas calificándolas de «habladurías» y ha expuesto las condiciones en las que se celebró el evento, especialmente en lo tocante a los más jóvenes, insistiendo en lo estricto de las medidas adoptadas para garantizar su seguridad. Así, los menores de 16 años debían ingresar obligatoriamente acompañados de al menos uno de sus progenitores (madre o padre), los que contaban con entre 16 y 18 años requerían una autorización firmada por los padres, junto con la fotocopia del DNI del padre o madre que otorgaba el permiso. Además, siempre según la versión de los organizadores, cada menor llevaba una pulsera distintiva de color con la inscripción «Soy menor», indicando claramente su condición. Se subraya que no se servían bebidas alcohólicas a los menores, aunque «los niños buscan las tretas necesarias para consumir alcohol o quitarse la pulsera para que el camarero no sepa que lo es», por lo que admiten que es algo que pudo haber ocurrido.

La organización se defiende: los menores «buscan las tretas necesarias para consumir alcohol o quitarse la pulsera para que el camarero no sepa que lo es»

En cuanto al consumo de drogas, la organización, que contaba con el apoyo y la colaboración del Ayuntamiento de Gibraleón, reconoce la complejidad de impedirlo en un evento con una asistencia aproximada de 4.000 personas. No obstante, apuntan, «la seguridad estuvo pendiente en todo momento y se expulsó a todo aquel que consumía en el interior del recinto».

Originalmente planificado al aire libre, las condiciones meteorológicas adversas obligaron al uso de carpas para no suspender el festival. En este sentido, asegura que estas carpas estaban adecuadamente ventiladas y contaban con más de ocho salidas, de las cuales cuatro eran de emergencia, «todas ellas supervisadas constantemente por el personal de seguridad».

Como conclusión, la organización lamenta si el festival no cumplió con las expectativas de algunos asistentes, pero considera que un evento «que fomenta la cultura y el acceso a todo tipo de públicos, promovido por empresas privadas que invierten en el sector», debería ser mejor tratado.

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